Hasta aquí llegó, y fue muy bonito. Los Cleveland Cavaliers, con cierto acento español entre Kenny Atkinson (pasaporte y buen conocedor de nuestro país) y José Calderón (asesor especial de la franquicia), perdieron su primer partido tras 15 victorias consecutivas. Son el segundo mejor inicio de la historia de la competición, solo por detrás del imposible 24-0 de los Golden State Warriors de 2015 y a la par de los Washington Capitals de 1948 y los Houston Rockets de 1993. Un registro brutal, que no garantiza el título pues solo esos Rockets terminaron siendo campeones (tras derrotar 4-3 a los Knicks con Olajuwon como MVP) y que, por cierto, encumbra más todavía a aquellos Warriors del 73-9 que comandaba Curry.

Fueron los campeones de la NBA los que bajaron de la nube a Cleveland. Los Celtics, cómo no. El equipo que más mete miedo tenía que encargarse personalmente de dar un golpe anímico a la franquicia del Este que más ha subido enteros para ser su rival. Porque ellos son los campeones y referencias a batir… y porque son los Boston Celtics, antes que todo eso. «Claro que lo sabíamos. Todos sabían que estaban imbatidos y que venían a nuestra casa. Además es un partido de Copa, ya habíamos perdido uno. Era un partido grande. Estábamos todos atentos», remarcó Derrick White.

Claro que lo sabíamos. Todos sabían que estaban imbatidos y que venían a nuestra casa

Derrick White

Por algo son los campeones…

Los Celtics se llevaron un partidazo por 120-117. Digno de Playoffs. Lo sustentaron en un acierto desmesurado, metiendo 22/41 en triples para un 53,7%. Tiran mucho y meten mucho, a unos niveles prácticamente inasumibles para el resto. De hecho, firman 287 triples en 15 partidos, nadie había convertido tantos en ninguna franja de 15 partidos de todos los tiempos.

Además, apareció un equipo competitivo y lanzado cuando la bola quemaba. Porque Cleveland dio la talla y a unos siete minutos se colocó a dos tras un triple de Craig Porter.Boston recurrió a sus estrellas y sus tiros. Jaylen Brown tomó el testigo de un gran Jayson Tatum durante todo el choque, Payton Pritchard metió un gran triple y Derrick White otro tras un tapón de Al Horford. Cleveland nunca se rindió, aunque terminó cediendo tras una enorme bandeja de Brown.

Les damos crédito por la victoria. Podríamos haber estado mejor en los dos lados de la cancha

Kenny Atkinson

Boston cortó la racha. Al mando de Tatum, con 32 puntos (11/22 TC y 6/10T3), y poder frenar a un excelso Donovan Mitchell (35 puntos y tres triples, 8 rebotes). «Les damos crédito por la victoria. Podríamos haber estado mejor en los dos lados de la cancha», reconoció Kenny Atkinson. Él ya es historia de la NBA.

Los Lakers ya no son la broma fácil

Si la victoria de los Celtics confirma que la NBA respeta esos rangos, unos que tienen ascendencia por lo histórico y lo relevante son Los Ángeles Lakers y con su décima victoria (solo cuatro derrotas) lanzan otro aviso. Ya no son la broma fácil en la liga, JJ Redick ha construido un equipo que es capaz de competir a cualquiera y no tuvo problema en batir a los Utah Jazz en casa (124-118).

Los Lakers tienen mucho donde creer. En LeBron James (26 puntos y 12 asistencias) y Anthony Davis (26 puntos y 14 rebotes) y en un rookie que reventó el partido. Dalton Knecht no tiene, ni de lejos, los focos de Bronny James, pero parece que su suelo es altísimo en la NBA. Metió 18 puntos seguidos en el tercer cuarto, terminó con 37 puntos y nueve (9/12) triples. Una brutalidad. «Mostraré que tengo a ese perro dentro», dijo al llegar a la franquicia. Dicho y hecho. Hace que los Lakers estén top-3 del Oeste.

Mostraré que tengo a ese perro dentro

Dalton Knecht

San Antonio es más que Wemby

Sufrieron más de la cuenta tras entrar +13 al último periodo. Pero su debutante Stephon Castle certificó el triunfo tras taponar a Shai Gilgeous-Alexander cuando podía colocar a los Thunder a dos posesiones y más de 20 segundos por jugar. No valieron los 32 del canadiense, sí el buen 14+11 de Chris Paul o los 20 con los que acompañó Harrison Barnes.

El Pepazo/Marca