Ingiere alimentos y realiza esos ejercicios, según los expertos. La andropausia se caracteriza por un déficit de la hormona testosterona. Suele tratarse con medicación, pero también es imprescindible cumplir con ciertos hábitos saludables, entre los que se incluye la alimentación y el ejercicio físico.
El déficit de testosterona es un cuadro médico conocido como hipogonadismo masculino o andropausia y, entre sus causas principales, se encuentran la edad (a partir de los 50 años) o patologías como la diabetes o la obesidad. Los síntomas que se producen son muy variables pero incluyen ánimo decaído, cansancio o falta de energía. También pueden aparecer signos asociados a la esfera sexual, como la falta de apetito sexual o libido así como disminución en la calidad de las erecciones o disfunción eréctil. En casos donde el descenso es muy acusado, existe una disminución de la masa muscular y ósea, así como falta de vello púbico.
Normalmente, la falta de testosterona se trata mediante la administración de la hormona en forma de medicación. Existen dos formas, bien con inyectables o bien con geles. Sobre estos últimos, deben aplicarse todos los días. Las inyecciones, en cambio, se administran cada 21 días o cada tres meses. De acuerdo con la Sociedad Española de Urología (SEU), estos medicamentos solo han de pautarse si es necesario y, además, el tratamiento debe estar controlado por el urólogo de manera periódica.
Más allá de fármacos, los expertos advierten que prevenir la deficiencia de testosterona o aumentarla cuando esta sea baja pasa por cumplir con unos hábitos de vida saludables, como evitar el consumo de alcohol y tabaco o realizar alguna actividad deportiva de forma regular. Otro aspecto clave a tener en cuenta es el de la alimentación.
Así, ante la pérdida de masa muscular acelerada que provoca la andropausia, se debe consumir proteína para compensarla. “Al haber una subida en los niveles de colesterol, la proteína debe ser con grasa insaturada. Esta se encuentra en la carne blanca (pollo, pavo, conejo), los pescados blancos y azules, algunos mariscos, el huevo, los lácteos desnatados y las legumbres (3 o 4 raciones a la semana)”, apunta Domingo Carrera, médico especialista en nutrición del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas.
Por otra parte, continúa el experto, “hay que reducir el consumo de grasas saturadas y azúcares procedentes, entre otras cosas, de la carne de ternera, cordero, embutidos, comida rápida, bollería industrial y postres”. Asimismo, es conveniente incrementar la ingesta de frutas y verduras, con especial atención al tomate, “ya que su alto contenido en licopeno (antioxidante), lo convierte en protector de la próstata”, señala el nutricionista.
El estrés también puede influir en la bajada de testosterona. Por ello, Carrera aconseja reducir o eliminar el consumo de alcohol, café y té; y, por otro lado, beber infusiones relajantes y agua.
Ejercicio físico para aumentar la testosterona
El ejercicio físico también puede ayudar a subir los niveles de testosterona. Como explica en su blog el urólogo Francois Peinado, del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo, “después del ejercicio, los niveles de testosterona suben durante un breve período de tiempo (desde unos minutos hasta una hora). Estos son más altos por la mañana y van disminuyendo a lo largo del día para ser más bajos a última hora de la tarde”.
En este punto, el especialista hace referencia a distintos investigadores que aconsejan que la realización del ejercicio de fuerza por la tarde tiene un mayor efecto en la testosterona, “aunque con el entrenamiento, el cuerpo se adapta y la respuesta a la actividad física disminuye”.
“Los expertos aconsejan que para aumentar los niveles de testosterona es preferible utilizar la mayor cantidad de músculos posibles que solo un ejercicio específico. También es mejor levantar pesos pesados frente a múltiples repeticiones de pesos ligeros y tener períodos cortos de descanso durante el entrenamiento físico”, añade Peinado.
El Pepazo/Marca/Cuídate