Leonardo Núñez Martínez
Así fueron cortadas «las viejas de antes». Con las mismas costumbres, valores, saberes, métodos y la veneración a Dios, como Braulia, María Méndez, Emelina, María, Ángela, Eudocia, Librada, Bernarda, Ana Luisa, Elsa, Consuelo, Castorila y Graciela mi madre.
Así eran «los viejos de antes». Guapos, guías, arriesgados, honestos, serios, sinceros y montunos hasta su muerte, como Carmelo, Augusto, Casimiro, Antonio Ramón, Efrén, Pedro, Olegario, Tulio, Noé, Salvador y Cástor mi padre.
De corte similar fueron «los parranderos de antes», Buenas pagas, contagiosos, aguanta palos, anecdóticos, pacíficos, risueños y de «tiro largo», como Colina, Dilmán, Alirio Castro, Casuca, Macoco, Machete, Idolfo, Calajo, Gilberto, Cristóbal y Nelson mi primo.
No quedaban atrás los poetas, escritores, premonizadores, cuentistas, músicos, cantores y fomentistas como Nectario, Juan Corona, Ruperto, Alí, Neptalí, Leopoldo, Elisaúl, Pichón, Limardo y Cándido mi tío.
Y qué decir de «las muchachas de antes». Honradas, gregarias, buenas hijas, laboriosas y leales, como Julia, Noris, Ángela Luisa, Sonia, Gladis y Laura mi maestra.
Como si «unas mismas tijeras» se hubiesen encargado de diseñar sus perfiles familiares, morales, espirituales y sociales, las y los catanejeros venimos desde hace siglos conformando una cultura local con signos propios, uniformes, heredados y aceptados.
Quedan por fuera los «malos hijos», extraños de ahora que siempre han existido y.que no vale la pena ejemplarizar.
Los corruptos de ayer y hoy son «cortados con las mismas tijeras». Ambiciosos, egoístas, insensibles, mediocres, embusteros y brutos. La lista de ejemplares es tan larga que tampoco por ellos «vale la pena emborronar cuartillas»
¡ORGULLOSAMENTE MONTUNO!
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El Pepazo
