Primero fue en NYRA, ahora con Hablan los Caballos…y lo que está por venir. “Estoy tan enamorado de lo logrado en mi vida que aún si pudiera hacerlo no quitaría ni agregaría nada”.
Luis Carlucho Martín
Cuando Darwin Vizcaya, originario de Maracay, Venezuela, lavó su primer plato en la pizzería Kesté de Nueva York, ya tenía una meta fijada: triunfar, como lo ha hecho, en diversas facetas en el medio que es su pasión y el sustento del hogar: el hipismo de Estados Unidos.
Aquel 16 de mayo de 2015, cuando, junto a su familia, deja su país para perseguir sus sueños, estaba muy claro que la suya no sería una historia común, sino la de un triunfador que alcanza metas y materializa lo que quizás otros ven un poco complicado.
No lo detuvo la barrera del lenguaje, ni lo competido del medio laboral. Tampoco lo frenó aquel accidente cuando cumplía funciones de delivery. Por el contrario, ha aprendido de las adversidades. Recuerda, entroniza y vive la letra de una inspiradora canción de Ismael Miranda –Guasasa– y pone en práctica que cualquiera resbala y cae, pero la diferencia está entre quienes se quedan tendidos y los que se levantan y avanzan, a pesar de lo fuerte del golpe. Así lo ha hecho…se levantó. Cambió aquella bicicleta por sus alforjas llenas de metas y saberes adquiridos desde muy joven –quizás por influencia familiar–. A ello sumó su arrojo, su innato talento y un micrófono, con el que un año más tarde enfrentó una evaluación laboral en el circuito NYRA en español. La prueba duraría dos semanas, lapso que mutó en la confirmación de su clase, no solo en el campo de la narración sino en los pronósticos, debido a la cantidad y calidad de aciertos con los que se consolidó en tan difícil medio desde enero de 2017.
Seguidamente, como signado por el destino –porque así se forjan el camino los triunfadores–, otro escollo atenta contra sus agigantados pasos: la pandemia… Pero tampoco fue impedimento. En 2020 nace su exitosa compañía Hablan los Caballos, asociada con todo lo relacionado con el turf. A pesar de aquel bajo presupuesto, desde sus inicios marcó diferencia y debutó como propietario ganador con Sara Mía, bajo el entrenamiento Juan Carlos Ávila y la conducción de Marcos Meneses, quienes junto a Vizcaya conformaron ese trío de venezolanos que saben cómo vencer las adversidades, paso a paso. Hablan los Caballos, ya con tres años de evolución ininterrumpida, registra en su cuenta otros ejemplares ganadores como Mi Chamita, Catire Vizcaya y Fideligthcayut, entre otros … El resto, por lo versátil y positivo, es historia en la vida de este apasionado bailador de salsa y amante de la buena mesa, así como hacedor de amigos a quienes respeta y considera, al igual que a su núcleo familiar, de gran importancia en la construcción y consolidación de sus proyectos y sueños.
Ser el pionero es especial
Muy por encima de cada reto presentado y cada obstáculo salvado, para Darwin Vizcaya, es de vital importancia ir delante de un grupo de latinos identificados con la industria hípica y su desarrollo.
Sucede que el venezolano está registrado en los libros de la hípica estadounidense como el primer latinoamericano en dejar su huella profesional como narrador de la Breeders Cup en español en 2021. Un año más tarde inauguró las transmisiones para el público latino desde el neural hipódromo de Keeneland, incluyendo el Blue Grass Stake –que da puntos para el Kentucky Derby– ese mismo año, pero en abril. Y un mes más tarde abrió puertas, al crear contenido, aparte de las transmisiones en español, en el marco del Kentucky Derby.
Esas y otras muestras de éxitos dan fortaleza en cada paso que de manera gigante y sólida marca de forma indetenible Darwin Vizcaya, quien, amparado en su fe y la fuerza que para él representa el trabajo honesto y denodado, al sacar cuentas de sus logros, confiesa estar tan enamorado de esa trayectoria, que si pudiera enmendar algo de lo concretado hasta ahora “no quitaría ni agregaría nada, porque soy feliz con lo vivido”.
PD: Aunque, por su humildad, a él no le gusta decirlo, tampoco lo detuvo el solapado pero feroz racismo. Chocolate, por su color de piel, vio puertas cerrarse, pero se empeñó en abrirlas a fuerza de tesón y efectividad. Mil bendiciones hasta él y su bonita familia. Sigan los éxitos…
El Pepazo