Porque lo que iban a ser grandes duelos durante todo el mediodía, tarde y noche americano se truncó con problemas de varias de las estrellas. Le ocurrió a Stephen Curry, que vive una de esas lesiones de pronóstico reservado debido a la complejidad de la zona del codo. No estará ante los Memphis Grizzlies de Ja Morant, y sus Warriors parten en clara inferioridad. Dependerán de una noche brillante de Jordan Poole. También a Anthony Davis, que como ocurre en la Bahía de San Francisco con el base es fundamental para los Lakers. En su caso, estropea ese partidazo entre Luka Doncic y sus Dallas Mavericks en una de las noches mágicas en Los Ángeles.
Sí, estará LeBron, que es de forma clara uno de los mejores de la historia en 25 de diciembre, pero el partido queda descafeinado. También influye que los Mavs de Luka Doncic dejan mucho que desear y eso afecta el esloveno de forma lógica. Lo que era un partido soñado de zona alta del Oeste, es uno por recortar con el Play-In. Bajón.
Así las cosas, los focos irán al mejor partido de la temporada. El duelo entre Milwaukee Bucks y Boston Celtics, líderes del Este y equipos que más cosas han demostrado en la primera parte del curso. A ellos se agarra una NBA que quiera concentrar en la televisión a los estadounidenses. Por poner una referencia, otros 25 de diciembre marcaron audiencias récord como 13 millones en un Lakers – Heat de 2004 o en el mismo partido pero en 2010 con aquellos LeBron James contra Kobe Bryant.
El Pepazo/Marca