La llegada de Irving desequilibró aún más a un equipo con problemas en defensa y rebote que ahora se asoma al abismo: 36-39 y fuera de los puestos de play-in
A primeros de febrero, antes de que la NBA empezara a temblar con el mercado más convulso de los últimos tiempos, los Mavericks circulaban plácidamente con un balance positivo y asentados en puestos de playoffs. Después incorporaron a Kyrie Irving y todo se vino abajo. Desde que el base ha jugado con Luka Doncic el balance es de 5-13 y ahora acumula cuatro derrotas seguidas. «Perder es muy frustrante, especialmente cuando tenemos un grupo tan talentoso», asegura el base australiano. El equipo marcha undécimo en la Conferencia Oeste con 36-39 y ha complicado de manera dramática sus opciones de alcanzar el play-in.
Perder es muy frustrante, especialmente cuando tenemos un grupo tan talentoso
Kyrie Irving, base de los Mavericks
La responsabilidad no es de Irving, que no ha montado (por ahora) ninguno de sus habituales incendios, pero su llegada ha descompensado aún más a una plantilla que no tenía equilibrio. Doncic necesitaba ayuda para que el equipo subiera al siguiente escalón, el de luchar por el anillo. Otra cosa es que el ayudante ideal fuera Irving, un extraordinario jugador, uno de los mejores de la NBA en el manejo del balón y en el uno contra uno, pero con necesidad de absorber muchas posesiones y claras carencias defensivas, dos aspectos que comparte con el esloveno.
Sin defensa y sin rebote
Pero lo que resultaba evidente era que sólo con Irving era complicado que el asunto funcionara. La gerencia de los Mavericks debió de ser el único lugar en el que no vieron la conveniencia de moverse en el mercado para hacerse con alguien que defendiera, que protegiera su propio aro y que ayudara en el rebote. El problema que ya existía al comienzo de la temporada no sólo no se ha subsanado sino que se ha agravado.
En los últimos 18 encuentros, desde que Doncic e Irving pudieron coincidir tras el regreso del esloveno por lesión, Dallas sólo ha ganado en dos ocasiones la batalla por el rebote y ha recibido 56,0 puntos de media en la pintura, lo que supone el 47,1% del total. Esa zona es un agujero negro.
Sin ayuda desde el banquillo
Desde el banquillo tampoco ha habido demasiada ayuda. En alguna de las primeras derrotas con su pareja estelar, Jason Kidd reconoció ser poco más que un espectador. Ha sido incapaz de frenar la caída. «Tenemos que encontrar una manera de detener la sangría», decía tras la segunda derrota consecutiva ante los desahuciados Hornets.
Tenemos que encontrar una manera de detener la sangría
Jason Kidd, entrenador de los Mavericks
Su equipo se enfrenta ahora a un escenario inimaginable a mediados de febrero, cuando los más optimistas veían a los Mavs incluso luchando por el anillo. Doncic, tras recibir su decimosexta técnica de la temporada, cumplirá un partido de sanción. Lo hará en Indiana ante los Pacers. Después llegarán otros tres encuentros fuera frente a los Sixers, los Heat y los Hawks y el curso regular finalizará con tres duelos en casa contra los Kings, los Bulls y los Spurs.
Una final del Oeste que ha acabado siendo perjudicial
Aquello fue perjudicial. Mostró una realidad engañosa. Todo lo que no se hizo el verano pasado en el mercado para fortalecer la estructura quizás se haga ahora, aunque de manera forzada y con urgencias ante el riesgo de derrumbe. La continuidad de Irving no está ni mucho menos asegurada por su carácter cambiante y porque desea el contrato máximo y Doncic ya ha mostrado públicamente su frustración y ha dado síntomas de hartazgo.
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El Pepazo/Marca