La contracrónica del Túnez – Francia
Una Francia irreconocible, con hasta nueve cambios con respecto al once que ganó a Dinamarca, se estrelló ante el infierno tunecino que le esperaba en el Education City. Porque la realidad es que Túnez jugó como en casa, con una hinchada enloquecida que soñó con meterse en los octavos con el gol de su mejor jugador, Khazri. Cierto es que Francia no se jugaba casi nada porque, pese al triunfo de Australia, sigue siendo primera. Pero ya se sabe que para ganar el Mundial debe dejarse el seleccionador de hacer experimentos. Francia sacó todo el arsenal para arreglarlo pero ya fue tarde. El gol de Dinamarca que calificaba a Túnez en el otro partido tampoco llegó. Pero daba igual, con el otro duelo del grupo ya terminado y el sueño del Mundial por tanto acabado, el VAR anuló un tanto de Griezmann en el descuento que se celebró en la grada como si fuera el billete a octavos. Habían ganado a Francia y lo demás como que daba igual. Ver para creer. Al final, todos tan contentos.
La afición de Túnez enloqueció con Khazri
Lo intentó Tünez, sobre todo en el primer tiempo, liderados por el 10 de su selección y capitán, Khazri, que lo intentó todo, probando a Mandanda o con jugadas bien trenzadas. Buscó sobre todo su costado derecho donde se encontraba el joven Camavinga. Levantó a la grada del Education City, con la hinchada tunecina mucho más numerosa que la francesa, primero con un posible penalti que le hizo Tchouaméni, pero sobre todo con un golazo que hizo enloquecer a una grada de color rojo salvo apenas 5.000 franceses. Khazri se coló entre la zaga francesa y batió a Mandanda. El capitán es uno de los diez futbolistas concentrados con Túnez nacido en Francia y que ha hecho toda su carrera en el fútbol galo, desde que comenzó en el Ajaccio. También llegó a jugar un partido con la selección sub 21 de Francia antes de decantarse de forma definitiva por jugar con su país de origen.
Feo detalle con los pitos a La Marsellesa
Suele ocurrir cada vez que Francia se mide alguna de sus ex colonias. Cuando sonó el himno galo se escucharon algunos pitos por parte de la afición de Túnez, muy caliente todo el partido y deseosa de ver a su país ganar a una Francia que salió a ver pasar el reloj. Nada que ver sin embargo con la famosas pitada, entre otras, en el mismo Stade de France de París en un partido contra Marruecos en 2007 y que originó un profundo debate político. Esta tarde fueron los menos. Por lo demás la grada vivió con la pasión que merece un partido de un Mundial.
La puesta en escena de Deschamps fue un fiasco
Solo Varane y Tchouaméni repitieron en el once con respecto al equipo que venció a Dinamarca. Nueve cambios por tanto hizo Deschamps y quedó claro que la apuesta dejó mucho que desear. Camavinga de lateral izquierdo no cuajó, en el medio Fofana tampoco y arriba ni Coman, Veretout y Guendouzi inquietaron en exceso a la defena de Túnez. Konaté sostuvo al equipo atrás y ya en la segunda parte el seleccionador empezó a mover el banquillo dando entrada a los Mbappé, Griezmman y Rabiot para arreglarlo.
Un regalo envenenado para el jefe Mandanda
A sus 37 años, es un fijo en las listas de Francia desde que debutara en 2008. De hecho, ha jugado todas las Eurocopas desde ese mismo año hasta ahora y todos los Mundiales salvo el de 2014 en Brasil y fue por culpa de una lesión de cervicales. Deschamps decidió premiar su paciencia con el partido ante Túnez, consciente de que era solo su duelo 38 con Les Bleus en todo este tiempo pero también el último. No era sin duda el mejor día, porque Francia casi que como que ni se presentó, pero no había otro.
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El Pepazo/Marca