«La gente inteligente aprende de todo y de todos; la gente promedio aprende de sus experiencias, y la gente estúpida ya tiene todas las respuestas.”
SÓCRATES
Luis Semprún Jurado
“Bueno, queridos camaradas, ¿qué se puede decir sobre la situación que atravesamos en la Venezuela actual que ya no hayamos dicho?”, preguntó mi estimado Anacleto con cierto aire de ironía. Apagó el cigarrillo que humeaba en su mano y prosiguió. “Nos queda explorar lo complejo y contradictorio del concepto «democracia», desafiando la percepción de que es un «sistema político perfecto y universalmente beneficioso». Se sabe que la palabra democracia proviene del griego «demos», que significa pueblo y «kratos» que significa poder, por lo que podría ser definida como «poder del pueblo», una forma de gobernar del pueblo. Si hacemos un análisis histórico y contemporáneo del concepto y su aplicación a nivel mundial, debemos dejar bien claro que la democracia, tal y como se «vive» hoy, no es perfecta ni es beneficiosa. Sí, debemos examinar los casos emblemáticos, que son casi todos, donde la democracia ha fallado en cumplir sus promesas de igualdad, justicia y representación, así como los casos presentados como «la democracia ideal», el «disneysueño» de los estadounidenses. ¿Entienden ahora por qué la semana pasada hablé de entender que tenemos un mundo donde la verdad y la mentira coexisten en un delicado equilibrio? Debemos abordar el cómo, a lo largo de la historia, la democracia ha sido manipulada por las élites políticas y económicas para mantener el poder, a menudo a expensas de la verdadera voluntad popular. La guerra multidimensional que nos han declarado, en especial con el uso desmedido, despiadado y morboso de las redes «y que» sociales, es el mejor ejemplo de propaganda y desinformación utilizadas en campañas para influir en la opinión pública y distorsionar la realidad. Pero si se crean leyes protectoras contra tal comportamiento, el Estado pasa a ser considerado como una Dictadura, más aún cuando las penas por infringirlas son igual de duras que las existentes allá en los países que nos critican. ¿Cómo un «gobierno democrático» puede reconocerle legitimidad a un «autoproclamado» que no ha participado en un proceso eleccionario y en cambio llamar «dictador» a quien recibió el respaldo y los votos del pueblo? ¿Ejemplos? Solo en Hispanoamérica, a Evo lo acusaron sin pruebas, con un informe amañado de Almugre, de haber cometido fraude en unas elecciones que ganó de rabo alza’o en Bolivia; a Lula lo metieron preso para que ganara Bolsonaro; a Dilma le aplicaron la técnica de lawfare; a Castillo lo tienen preso, a Zelaya (Honduras) y a Jean-Bertrand Aristide (Haití) los secuestraron, por mencionar algunos. Allí se autoproclamaron, igual que el pelanalgas en Venezuela, gente que no sacó ni un voto popular, todos apoyados y financiados por el «rey de la democracia»: EEUU, que impunemente usa la fachada democrática para legitimar regímenes de esa índole. ¿Cuáles han sido y son las implicaciones legales y éticas de estas prácticas, así como su impacto en la estabilidad política y social? Legales, al final ninguna, con la excepción de Jeanine Añez, en Bolivia, que la juzgaron y sigue presa; y éticas, bueno, pierden en la primera elección en la que participan, pero ya el mal está hecho. El mejor ejemplo es la inmensa deuda con el FMI que adquirió Macri para entregarle ese dinero a su hermano y dejar a Argentina casi en bancarrota. Recuerden que ya una vez Chávez les pagó la deuda externa, cuando Kirchner. En Venezuela hemos visto y sentido que las «reglas democráticas» han sido demasiado elásticas cuando se tuvo a un pelele usurpador autoproclamado y su banda, paseando por las calles del país como Pedro por su casa sin ninguna consecuencia legal, sufrimos los ataques durante las guarimbas, ah pero esas eran «protestas pacíficas»; se liberaron a políticos, presos por delincuentes, con la firma de acuerdos que no nos cumplieron, y volaron; hemos tenido diputados que han pedido una invasión extranjera y medidas coercitivas a gobiernos extranjeros, sin que se les haya tocado un pelo de su cabellera; hemos visto intentos de magnicidios, pero son «supuestos»; han cantado fraude en cuanta elección han perdido pero no han presentado ni una sola prueba; el CNE no sirve, a menos que ganen; se han confabulados con gobiernos y transnacionales extranjeras para que les financiaran, pero son «honrados y honestos»; pero el dictador es Nicolás. Democracia no debiera ser sinónimo de Hipocresía, pero lo es. En democracia todos debemos ser iguales, tener los mismos derechos, y las mismas sanciones cuando se ameriten. Sin embargo, las derechas, internacional y criolla, andan preocupadas por la democracia en Venezuela, mientras miran con desdén como el sionismo ejecuta una limpieza étnica en Gaza, sí, un genocidio, en sus narices y nadie hace nada por detenerlo. Van ya más de cuarenta mil muertos de los cuales la mitad son niños. ¿Dónde está la justicia democrática, la solidaridad de los pueblos y el amor a su Dios? Bueno, que se puede esperar del país que tiró DOS bombas atómicas al país que ahora la jala más mecate: Japón. Bueno, en nombre de la democracia, la justicia y la paz asesinaron a Hussein y a más de un millón de iraquíes “por un error de información”; a Gadafi lo asesinaron por querer fundar un banco Panafricano para no depender más del BM ni del FMI; a Yugoslavia la despedazaron. Bueno, parece que la “Democracia”, el poder del pueblo, es una falacia porque ¿en qué se diferencia EEUU de España (monarquía), de Arabia Saudita (monarquía), de Inglaterra (monarquía) si son sus mejores aliados? Además EEUU ha intervenido y/o invadido 62 veces a otros países del orbe. ¿Pueden dar el nombre de sólo uno en que la intervención gringa no haya dejado muerte y desolación en nombre de la democracia, los derechos humanos, «la paz» y la libertad de expresión? Bueno, con razón la Sayona grita y patalea como mejor le parece ante la audiencia del amo y se cree con el derecho de irrespetar no sólo a Nicolás, sino a todo un pueblo que la aborrece; y para muestra un botón: volvió a perder. Camaradas… puedo seguir hasta el mes que viene, pero… debemos invitar a TODOS los venezolanos a que hagamos una reflexión crítica sobre la necesidad de reformar y fortalecer las instituciones democráticas para que puedan verdaderamente cumplir con sus ideales fundacionales. Hagamos lo que nos pide Nicolás: un debate abierto sobre posibles soluciones y reformas que podrían hacer de la democracia un sistema más justo en las que opinemos y participemos todos sin excepción. Tenemos tiempo para ello… hasta el 2031 porque de nuevo se logró una victoria sobre la farsa y el grito de fraude. ¿Nuevas elecciones? Yo te aviso, chirulí… Una vez que la Sala Electoral del TSJ termine el peritaje, se sabrá la verdad. ¡Ganó Nicolás!”.
Bueno, esta vez Anacleto no dejó oportunidad para las aclaratorias de rigor. Sin duda la necesidad de extenderse era clara y creo que él se expresó como conocedor de la materia en cuestión y como patriota que es. No creo diferir con él en su acepción de “democracia actual”=“hipocresía” pues el mundo lo demuestra con su actitud. Las élites, acostumbradas a que sus apellidos valgan más que los del pueblo, se quedarán con los crespos hechos. El pueblo venezolano en la calle, con cada demostración de lealtad en cada movilización, ha hablado: “Queremos paz y justicia” y eso es algo que el lenguaje lleno de odio, rencor, racismo, clasismo y violencia, de la majunchería, se resiste a entender.
El margen de la victoria debió haber sido mayor porque el gobierno ha entregado 5 millones de viviendas, a 4 personas por familia, son 20 millones de personas que ahora tienen un techo digno; si sólo la mitad tiene edad para votar son 10 millones; y si la mitad es agradecida, son 5 millones que sumados a los 5 de votos duros del chavismo hacen un total de 10 millones de votos. Pero errar es de humanos y eso ya pasó en el 2015. No les dieron los números esta vez y la diferencia quedó en algo más de 1 millón. El pueblo está en paz y eso es lo que desea. Ahora no quiere poner a sus hijos como carne de cañón; que la loca exponga a los suyos. La “salida” de Locoldo lo sacó del país como delincuente prófugo; el “hasta el final” de la loca la llevó al fracaso. ¿Cómo saldrá del foso? ¿Sigue Inmundo en el país o ya está en España? O sea.
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