Alimentos como el queso, el pan integral o el pomelo pueden “sabotear” la eficacia de algunos fármacos, produciendo además efectos secundarios más o menos importantes. Estas son algunas de las interacciones alimentos-medicamentos más frecuentes y cómo puedes evitarlas.
Carla Nieto
El consumo de ciertos alimentos puede alterar la forma en la que el organismo responde y asimila los principios activos de determinados fármacos. Es lo que se conoce como interacciones entre alimentos y medicamentos (IAM), una situación que, en cierta medida es una “gran desconocida” a pesar de que existen más de 300 tipos descritos de interacciones de este tipo.
“La realidad es que las IAM no se detectan con tanta facilidad como las interacciones entre unos medicamentos y otros, aunque su frecuencia es mucho mayor, ya que existe la costumbre, muy arraigada, de tomar los medicamentos con las comidas”, explican los autores de la guía, una actualización sobre el tema que acaban de publicar el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), a través de su Vocalía Nacional de Alimentación, y la Editorial Médica Panamericana.
Efectos de doble dirección
Uno de los autores de esta guía, Aquilino García, vocal nacional de Alimentación del CGCOF, explica a CuídatePlus que “las interacciones entre fármacos y alimentos pueden provocar, en el mejor de los casos, beneficio terapéutico y, en el peor, toxicidad por parte del medicamento e ineficacia terapéutica. En ambas situaciones, se puede producir un deterioro en la salud del paciente según el nivel de toxicidad o la repercusión clínica que tenga la falta de acción del fármaco”.
Los medicamentos, por su parte, también pueden alterar la asimilación de los alimentos por parte del organismo, tal y como nos explica Guillermo Bargues, vocal de Nutrición Comunitaria del Colegio Oficial de Dietistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa): “Los fármacos pueden influir en la ingesta de los alimentos de distintas maneras: la digestión de sus nutrientes, la absorción, la distribución, el metabolismo, la función, el catabolismo y la excreción”.
Para controlar estas interacciones y minimizar sus efectos, desde el CODiNuCoVa se hace hincapié en la importancia de seguir siempre las pautas de administración específicas en cada caso cuando se trata del consumo de fármacos, “ya que muchas de las interacciones fármaco-nutriente se pueden evitar o reducir simplemente siguiendo las recomendaciones de consumo y las indicaciones del profesional sanitario correspondiente”.
Los especialistas de ambos colegios profesionales analizan cuáles son algunas de las interacciones alimentos-medicamentos más frecuentes y por qué se producen:
Antibióticos
No los consumas con…
Productos lácteos (leche, yogur) y alimentos ricos en calcio. Aquilino García matiza esta recomendación general, apuntando que no es extensible a todos los grupos de antiinfecciosos, “sino que sólo es necesario seguir esta pauta en el caso de las tetraciclinas y las quinolonas, ya que la ingesta de estos antibióticos junto a estos alimentos puede producir una disminución de la biodisponibilidad del fármaco”. La pauta a seguir es no ingerir lácteos hasta dos horas después de la administración de estos antibióticos.
Sin embargo, en otro tipo de antiinfecciosos, la relación con este grupo de alimentos se da justo en el sentido inverso. “Es el caso de los aminoglucósidos, en los que la ingesta de una dieta rica en calcio y de suplementos de este mineral puede reducir significativamente la nefrotoxicidad del fármaco”, afirma Aquilino García.
Lo que debes saber
El vocal de Alimentación del CGCOF explica que la interacción entre el calcio y el antibiótico es consecuencia de la formación de quelatos (un compuesto no absorbible) que produce una disminución de las concentraciones plasmáticas del fármaco de hasta un 80%, lo que altera su actividad antibacteriana.
Metformina
No la consumas con…
Tal y como se refleja en el documento del CGCOF, los pacientes con diabetes tipo 2 tratados con este fármaco deben seguir una dieta poco grasa y baja en calorías, “ya que, de lo contrario, se reduce la tasa de absorción de al metformina (hasta en un 50%) y, también, pueden aumentar los efectos adversos gastrointestinales asociados a este medicamento”.
Lo que debes saber
La metformina es actualmente el fármaco de primera elección para el tratamiento de la diabetes tipo 2 en adultos cuando las modificaciones en los estilos de vida (dieta y ejercicio) no son suficientes para el control de la glucemia.
Estatinas y otros fármacos para reducir el colesterol LDL
No los consumas con…
Alimentos ricos en fibra, con alto contenido en grasa, cítricos como el pomelo y su zumo, y el té verde. “Asimismo, es muy importante evitar el alcohol con la toma de los fármacos para reducir los niveles de colesterol LDL”, afirma Aquilino García.
Lo que debes saber
Este experto explica que las principales interacciones entre los alimentos y las estatinas están relacionadas con el metabolismo. Concretamente, en el caso de los cítricos, inhiben una enzima necesaria para metabolizar adecuadamente el fármaco en el tracto intestinal, lo que puede tener consecuencias como un exceso del medicamento en sangre y, con ello, un mayor riesgo de que se presenten efectos secundarios. “Por eso, se recomienda reducir/espaciar el consumo de cítricos y evitar especialmente el del pomelo (incluido su zumo) si se toma esta medicación”.
Levotiroxina y digoxina
No los consumas con…
Se trata de dos fármacos para el tratamiento del hipotiroidismo que hay que evitar consumir junto a alimentos con alto contenido en fibra, y también con la soja y derivados, frutos secos como las nueces, café y zumos de frutas, entre otros. “La fibra alimentaria reduce la absorción del fármaco (concretamente, en el caso de la digoxina, en torno al 5-10%), pudiendo disminuir significativamente la biodisponibilidad de las hormonas tiroideas y, por tanto, alterando su efectividad”, apunta Aquilino García. La recomendación en este sentido es separar la administración del fármaco de la ingesta de fibra al menos dos horas.
Lo que debes saber
Estudios realizados al respecto demuestran que tomar la levotiroxina junto a un desayuno muy rico en grasa puede reducir la absorción del fármaco en un 40%, y, también, que seguir una dieta rica en pan con mucha fibra puede interferir en su absorción. En línea con esto, en el documento del CGCOF se recomienda administrar este fármaco siempre en ayunas.
Antiácidos
No los consumas con…
La “pista” respecto a los alimentos a evitar es fácil en este caso: teniendo en cuenta que el objetivo de estos medicamentos es neutralizar los ácidos producidos por el estómago cuando comemos, obviamente, para optimizar su acción, hay que evitar consumirlos junto a los alimentos con efecto irritante a nivel estomacal.
“La recomendación en este sentido es espaciar su toma entre dos y tres horas de la ingesta de alimentos ricos en vitamina C: cítricos, tomate y kiwi, entre otros”, señala Aquilino García.
Lo que debes saber
Otros alimentos a evitar debido a su potencial acción irritativa en el estómago son los picantes, el ajo, el chocolate, las bebidas con cafeína, el té, los refrescos y los zumos de fruta.
Antihipertensivos
No los consumas con…
“El zumo de pomelo, el regaliz y los alimentos ricos en potasio siempre deben consumirse de forma separada de antihipertensivos como los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (IECA)”, explican los autores del documento del CGCOF.
Aquilino García, por su parte, destaca la interacción de los antihipertensivos con el pomelo y su zumo, “ya que provoca un aumento de las concentraciones del fármaco en la sangre, aumentando por tanto su toxicidad”.
Lo que debes saber
Directamente relacionado con esto, se encuentra un efecto que pueden producir un tipo de fármacos prescritos para el tratamiento de la depresión, los IMAO (inhibidores de la monoaminooxidasa) y que tal y como advierten desde el CGCOF, si se consumen junto a alimentos ricos en tiramina (quesos curados, bebidas fermentadas, tofu), pueden provocar un aumento grave de la presión arterial, dando lugar a crisis hipertensivas conocidas como “reacción al queso”.
Analgésicos
No los consumas con…
Aquilino García comenta que la pauta depende del tipo de analgésico: “En el caso del paracetamol, hay que evitar su toma conjunta especialmente con los alimentos ricos en hidratos de carbono y pectinas (manzana y pera, por ejemplo), para así asegurar que su efecto sea más rápido. En cuanto al ácido acetilsalicílico, aumenta su biodisponibilidad y se consigue un efecto más rápido y eficaz si se toma conjuntamente con café, y, por el contrario, hay que evitar su ingesta junto a alimentos ricos en ácidos grasos omega 3, como los frutos secos y las semillas, porque pueden aumentar el posible efecto antiagregante plaquetario de este principio activo”.
Cuando se trata de los antiinflamatorios no esteroideos (AINES), los alimentos a evitar, según García, son aquellos ricos en fibra, la soja y sus derivados, los arándanos rojos, el mango, la mandarina y las carnes asadas a la brasa.
Lo que debes saber
Una de las recomendaciones habituales respecto a los analgésicos es no mezclarlos con bebidas gaseosas (agua, refrescos), ya que puede aumentar la concentración del medicamento. En relación con esto, Aquilino García advierte que “el ácido carbónico que producen las burbujas puede enmascarar los sabores de algunos alimentos y, a nivel de interacciones, modificar el pH gastrointestinal y afectar a la estabilidad del fármaco o del nutriente que deba absorberse en el estómago”.
Antidepresivos
No los consumas con…
Como ya se ha apuntado antes, si se sigue un tratamiento antidepresivo con un IMAO, hay que evitar los alimentos ricos en tiramina, ya que esta enzima (la IMAO) descompone la tiramina (un aminoácido que regula la tensión arterial) en el cuerpo, favoreciendo la aparición de una crisis hipertensiva y otros efectos negativos.
“Los IMAO y, concretamente algunos de ellos (isocarboxazida, fenelzina, selegilina y tranilcipromina), interaccionan con muchos alimentos con alto contenido en tiramina: quesos curados, carnes curadas, ahumados y alimentos en conserva. También con legumbres como los guisantes o las habas, los fermentados, algunas salsas y el alcohol”, comenta Luis Cabañas, presidente del CODiNuCoVa.
Lo que debes saber
Cabañas añade que “estos IMAO están siendo cada vez más reemplazados por otros antidepresivos más seguros y con menos indicaciones de interacción, por lo que actualmente su uso es poco habitual”.
Los alimentos más ‘conflictivos’
Pomelo
En el centro de todas las miradas. Puede que sea el alimento que aparece asociado a más interacciones, tanto entero como, de forma especial, cuando se trata su zumo. Guillermo Bargues explica la razón de este “protagonismo”: “El zumo de pomelo inhibe una enzima implicada en el metabolismo de bastantes fármacos, por lo que favorece la interacción, sobre todo con medicamentos inmunosupresores, algunas estatinas y las benzodiacepinas”.
Café y bebidas con cafeína: cuidado con ellas
“Diversos estudios muestran que el consumo del café y de la cafeína puede alterar significativamente la absorción de diversos fármacos, disminuyendo tanto la absorción como el efecto”, señala Guillermo Bargues. “Es el caso concreto de los suplementos de hierro, vitamina D o calcio y la tiroxina (habitualmente utilizada en problemas tiroideos)”.
Alcohol: el “enemigo total”
El documento del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos aborda también las interacciones de los medicamentos con otros componentes de la dieta, como el alcohol, que está demostrado que es una de las sustancias que interactúa con más fármacos, de ahí que la recomendación general sea evitar su consumo siempre que se esté siguiendo un tratamiento farmacológico (aunque cada medicamento tiene sus especificaciones al respecto).
Además, como destaca Guillermo Bargues, hay que tener en cuenta que “mezclar el alcohol con medicamentos puede provocar náuseas y vómitos, dolores de cabeza, somnolencia, disminución de la presión arterial, riesgo de sobredosis, desmayos o pérdida de coordinación, entre otros efectos”.
La “otra cara” de los alimentos fortificados
Las evidencias apuntan a que la ingesta de los alimentos fortificados (con calcio, vitamina D u otros nutrientes añadidos) pueden favorecer las interacciones con fármacos.
“En efecto, sobre todo aquellos productos fortificados con calcio y vitamina D, interaccionan con varios medicamentos. Uno de ellos es la levotiroxina, ya que pueden reducir su eficacia, por lo que habría que tomar el fármaco cuatro horas después de ingerir estos alimentos. También interaccionan con algunos diuréticos tiazídicos (que se usan para reducir la presión arterial), ciertos antibióticos (tetraciclinas) y los suplementos de hierro”, comenta Cristina del Río, miembro de la Comisión de Restauración Colectiva del CODiNuCoVa, quien recomienda consultar con un profesional sanitario antes de incluir estos alimentos en la dieta para analizar cada caso de forma personalizada.
Infusiones y productos herbales: sí, también interactúan
Desde la Vocalía de Alimentación del CGCOF se recuerda que algunas infusiones y complementos alimenticios también pueden presentar interacciones con medicamentos, dependiendo de su composición, y en la misma línea, para Cristina del Río, es algo que hay que tener siempre presente a la hora de ingerir plantas medicinales, tanto en infusión como en suplemento.
“Por ejemplo, los suplementos de cúrcuma, harpagofito, boldo, cardo mariano y las plantas medicinales para la circulación sanguínea tienen interacciones con el Sintrón (un medicamento anticoagulante). Asimismo, el hipérico o hierba de San Juan presenta muchísimas interacciones con determinados medicamentos como los antipsicóticos, las benzodiacepinas, los anticonceptivos y algunos antidepresivos, pudiendo aumentar o disminuir su eficacia. También hay que tener mucha precaución con el ginkgo biloba y el ginseng, especialmente antes de someterse a una operación quirúrgica, ya que podría aumentar el riesgo de sangrado. Estos son sólo algunos ejemplos pero, como regla general, siempre hay que consultar al profesional antes de consumir estos productos”, afirma Del Río.
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