Silvestre Arturo Ovalles
Yo soy enemigo de los carnets, de su uso indebido, innecesario, de la cultura del chapeo, de la autoridad tácita que implica el uso del cartoncito (o plastiquito) de identidad qué algunas instituciones proveen a sus funcionarios con el fin de lograr de «Las autoridades civiles y militares la mayor colaboración en el desempeño de sus funciones».
Tenemos una guerra aún, contra el fantasma de la IV República, donde un carnet de «la guanábana» era requisito para cupos universitarios, cargos en la administración pública y todo tipo de gestiones, solicitudes, apoyos y favores. Una cultura que quedó en el subconsciente colectivo y que se generalizó al punto que venden carteras con escudos a modo policía gringa para darle más poder a cualquier carnet.
El carnet al pecho cambia hasta la postura, el funcionario se yergue en su chapa todopoderosa y se siente más alto, superior; el famoso gramo de autoridad que acrecienta el ego y el respeto que trae de la colectividad a quien lo porta, por la misma percepción de superioridad; y si al portar el carnet le dicen «JEFE», se sentirá la efervescencia de un ego muy grande, tras una autoestima del tamaño del carnet en cuestión.
Sin embargo el carnet muchas veces es un instrumento liberador, como el carnet de la Patria, el cual, asociado al sistema automatizado, se ha convertido en una poderosa herramienta de gestión social cuyos alcances y potencialidades se pierden de vista; este es un carnet noble porque es colectivo, accesible e igual para todos, no lleva esa carga de autoridad o superioridad implícita porque tiene otros objetivos.
En años de militancia hemos acumulado un rollo de carnets, distintivos, baberos y brazaletes de acceso a eventos, congresos, reuniones, presentaciones, responsabilidades y actividades presidenciales. Luego de su uso se convierten en souvenires o en la traza de la trayectoria política, nada más. Resultaría por demás ridículo andar con todo eso colgando por la calle, tanto o más como aquellos «camaradas» qué alimentan sus discursos de todo aquello que han hecho «por la revolución»; mucho ego, poca mesura y humildad.
En el PSUV fuimos a un proceso de carnetizacion (ya van varios) porque es un paso organizativo importante, para saber quiénes somos, cuántos somos y dónde estamos, pero hasta el sol de hoy, no he visto que se le exija el carnet a nadie para ingresar a alguna reunión, evento, optar a un cargo, beca, cupo o algún apoyo o beneficio social; únicamente ha sido requisito para optar a algún cargo dentro de la estructura del Partido, como es lógico y razonable. Tampoco se ha exigido su porte en «lugar visible» porque de paso eso no es lo que te convierte en militante (ver libro rojo).
Recientemente en un evento de formación, una camarada nos pedía que carnetizaramos a las estructuras de base, y a los equipos politicos, cada quien con su carnet inherente al cargo, para lograr su «reconocimiento». De inmediato me puse en alerta y salí a la carga con mis argumentos: Las estructuras medias y de Base de nuestro PSUV fueron postuladas y electas por nuestra militancia en cada espacio correspondiente; eso es un reconocimiento.
Sí lo que buscan es algún tipo de legitimación, la fórmula inequívoca es el trabajo social, más que un carnet; y el acompañamiento del partido en el territorio, con objetividad y sin preferencias. El partido PSUV ya tiene carnet y la mayoría de l@s elect@s lo deben tener en físico, puesto que si aparecen en la data del Partido es porque en algún momento se carnetizaron, entonces ¿qué sentido tendría restarle importancia al carnet del Partido, colocando categorías? Como si hubiera militantes de primera, o de segunda y tercera.
No puedo pensar en una propuesta más contraria a los principios de nuestro partido que categorizar a nuestra militancia, cuando debe estar más que claro que nuestras responsabilidades en las distintas estructuras, están sujetas a evaluación y serán siempre transitorias; no así la militancia, que es de otra naturaleza y cuando es de convicción y principios, es vitalicia.
Lo que sí podemos hacer es verificar que todas nuestras estructuras tengan orgullosamente su carnet del PSUV, priorizando a los más jóvenes, a la vanguardia qué por razones de edad no tienen el carnet correspondiente. Somos un partido Unido, con un solo carnet, somos una familia de iguales, hijos de Chávez y hermanos de Nicolás.
Cierro esta reflexión con este cuento que leí hace años y que formó parte de mi respuesta a nuestra camarada ante su planteamiento y que me dediqué a buscar para nutrir estas líneas, como siempre EDUCANDO A LA VANGUARDIA.
Un ingeniero del Ministerio de Obras Públicas visita una finca de un cantón del norte del país y habla con su dueño, un señor ya entrado en años, poseedor de unas vacas lecheras…
Le dice al dueño que va a hacer algunas mediciones ya que por dicho sitio pasará próximamente la ampliación de la Carretera del Norte. El anciano le dice que perfectamente, pero que por favor no cruce por el terreno cercado.
El ingeniero, demostrando su autoridad como digno representante del gobierno en el poder, conocedor de la materia y bien apoyado, le dice:
–¿Sabe una cosa, SEÑOR?: Yo tengo la máxima autoridad del gobierno que represento y una gran Institución está detrás de mí. Y este ‘CARNÉT’ que usted ve aquí me califica para ir DONDE ME DE LA GANA, meterme en cualquier terreno que ME DE LA GANA, sea ésta de quien sea, SIN PREGUNTAS, y tampoco debo dar respuestas. ¿ME HA ENTENDIDO o es que no me he sabido explicar?
El viejo campesino siguió en su ardua faena de elaborar «queso» simplemente se encogió de hombros y siguió con sus quehaceres.
Pasado un rato, el ganadero escucha unos gritos y logra ver al empleado del gobierno corriendo por su vida, seguido muy de cerca por un toro cebú. El toro va ganándole terreno y el tipo, visiblemente aterrado pide ayuda a todo pulmón.
El ganadero de inmediato deja todo lo que estaba haciendo y corre hasta la cerca, gritándole a su vez:
¡¡¡¡….EL CARNET…EL CARNET… ENSEÑELE EL CARNET JEFECITO…’!! !!!!
Para recibir en tu celular esta y otras informaciones, únete a nuestras redes sociales, síguenos en Instagram, Twitter y Facebook como @DiarioElPepazo
El Pepazo