El baloncesto mundial asiste estos días con tristeza a la retirada de Derrick Rose. El base hizo historia en la NBA, convirtiéndose a los 22 años en el MVP más joven de la competición. Sin embargo, diversas lesiones de rodilla truncaron una carrera que reavivó la llama en Chicago como no se había hecho desde la marcha de Michael Jordan.
Conocido como ‘Pooh’, este jugador brilló en la Universidad de Memphis, llegando a jugar la final de la NCAA en su primer y único año como universitario. Rose lideró a aquel equipo con promedios de 15 puntos y 5 asistencias, méritos que le valieron para ser elegido por los Chicago Bulls como el número 1 del Draft de la NBA de 2008.
Rose y la ‘Ciudad del viento’ desarrollaron casi de inmediato una conexión que llenó, por primera vez el United Center en una década, para ver al joven prodigio. Nuestro protagonista era todo exuberancia física, creatividad y eficacia en la cancha, consiguiendo ser Novato del año en la NBA casi de manera unánime.
La carrera de Rose iba viendo en popa y una demostración de ello llegó en esa temporada de rookie, cuando debutó en los Play-Offs ante los Boston Celtics ganándoles y logrando 36 puntos y 11 asistencias. Esa marca sigue siendo la mejor de la historia para un debutante en la postemporada y la comparte nada más y nada menos que con Kareem Abdul-Jabbar.
El reconocimiento total
Rose fue creciendo en su estatus dentro de la NBA, hasta que en la temporada 2010/11 -la tercera de su carrera- se hizo con el MVP de la competición, interrumpiendo una racha del LeBron James más dominante. ‘El Rey’ había recibido el galardón a mejor jugador de la competición los dos años anteriores y lo haría también en los dos años posteriores al triunfo de Rose.
El base promedió 25 puntos y 7,7 asistencias para llevar a los Bulls a tener el mejor balance de la temporada con 62 victorias, por delante de los ‘super’ Miami Heat o los vigentes campeones Los Angeles Lakers. El jugador estaba cambiando el orden de las cosas, irrumpiendo como un ciclón en esos tiempos donde bestias como el mencionado LeBron, Kobe Bryant o Kevin Durant dejaban pocas migajas.
Toda la NBA sabía que Rose era el futuro de la competición y el pilar sobre el que se podría cimentar la estrategia de la competición durante una década. Chicago, en la temporada siguiente, se volvía a presentar en los Play-Offs con el mejor balance de la competición y con su estrella descansada -tras perderse muchos partidos por molestias menores-.
El principio del fin
Todo se torció cuando el jugador se destrozó el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda en el primer partido de la postemporada ante Philadelphia, iniciando un calvario del que nunca consiguió salir. Rose se perdería al completo la temporada 2012/13, para desesperación de unos fans que le esperaban sano mucho antes.
ENo quiso arriesgar y casi año y medio después de su lesión reapareció en un partido de NBA para delirio de sus fieles. Con apenas 10 partidos disputados en la temporada 2013/14, Rose se hizo polvo el menisco de la rodilla derecha, siendo declarado de baja el resto de la temporada.
El base nunca volvió a encontrar la confianza que le llevó a desbancar al mejor LeBron James desde sus lesiones de rodilla. Rose se ha perdido más del 60% de los partidos que ha habido en la NBA desde aquellos sucesos y eso que debe vez en cuando todavía ha podido abrir el tarro de las esencias de tanto en tanto. En los Minnesota Timberwolves, todavía está vigente su récord de 50 puntos en la primera noche de la temporada 2018/19.
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El Pepazo/Marca