Jannik Sinner defendió su corona ante Zverev y ratificó que es el ‘Big One’ de la raqueta. El italiano gana en tres sets y conquista tres títulos del ‘Grand Slam’ en un año. Se queda a uno de Carlos Alcaraz, con el que está llamado a mantener la nueva rivalidad del tenis
Sinner cerró sus dos primeros juegos al saque sin ceder un solo punto. Eso le daba una tranquilidad enorme. Zverev, sin embargo, también se mostraba contundente en la puesta en escena de la pelota. A su favor, una media de primeros a 205,9 kilómetros por hora. Salvó dos pelotas de ‘break’ en el cuarto juego. Cualquier detalle podía costar el primer set. No cabía un alfiler en la Rod Laver Arena. Los aficionados, con el ‘Big Three’ fuera de combate, no tenían un favorito claro. Se notó en la indiferencia con la que recibieron a los dos finalistas.
Era el día de Australia y eso le daba un sabor a festivo a todo lo que pasara. Antes se paraban los partidos por los fuegos artificiales. Ya se acabó porque el gobierno de Melbourne cambió la ubicación del espectáculo.
La igualdad se mantuvo hasta el octavo asalto. Ese fue el momento señalado por el número 1 para empezar a marcar las diferencias entre un campeón de ‘Grand Slam’ respecto a un eterno aspirante. Sinner se fabricó la tercera opción de rotura después de restar como si nada un saque a 217 kilómetros por hora: 4-3 y 15-40. Su rival salvó esa situación y hasta una quinta pelota de ‘break’. Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Y se rompió a la sexta tentativa. Fue con un pasante de derecha.
Primer set para el transalpino. El marcador reflejaba lo que estaba pasando. Jannik es, desde el pasado verano, el mejor tenista del planeta. Encadena 21 victorias sin fallo y es un dato que no se regala. Es fruto de una regularidad que tenían Roger Federer, Rafael Nadal, Novak Djokovic y el actual Sinner.
En la capital de Victoria había hecho calor durante el día, pero por la noche hacía frío. No se superaban los 21 grados. Zverev, como siempre que está bajo presión, se mostraba errático con la derecha. Como buen jugador homogéneo, lo suyo es el revés. Algún nostálgico gritaba «vamos Rafa». Los nervios se apoderaron de la raqueta de Sascha, que cometió una doble falta que dejaba un tanteo de 1-1 y 15-40. El alemán se agarró a lo que le quedaba: la maestría con el revés.
Zverev pudo con Nadal en Roland Garros y con Djokovic en Australia. Pero no pudo con Sinner. El tenista de Hamburgo lo intentó todo. Cuando veía que no podía desde el fondo de la pista se fue para la red. En cada intento se encontraba un pasante de mayor calidad que el anterior. Si no concedes una sola bola de ‘break’ tienes muchas posibilidades de ganar y a esa fórmula se agarró el de San Cándido.
Lo más cerca que estuvo el alemán de inquietar a Jannik fue con un 5-4 y 0-30. Estaba a dos puntos del segundo set. Sascha, al menos, se aseguró la muerte súbita.
El punto de la final
En el ‘tie break’ suele ganar el mejor y ese fue el transalpino, que, además, tuvo la suerte de su lado. Con 4-4, la red le dio un punto clave tras escupir la pelota al lado de su víctima. Con dos sets a cero, el rey de Australia puso la directa. Suya es la gloria después de otro pasante de revés. El próximo grande espera en Roland Garros, la tierra dominada por los españoles. A la tercera tampoco fue la vencida para Zverev.
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El Pepazo/Marca