José Cedeño
Corría el trimestre del año 1992 en Perú gobernaba Alberto Fujimori conocido como el chino aunque era de descendientes de japoneses, pero la costumbre de llamar chino a todos los que tienen los ojos rasgados en ese tiempo el chino presidente de Perú se dio un autogolpe, conocido después como el dictador.
En un hogar determinado un grupo de ancianos hoy pasados todos a un plano superior entre ellos mi padre, se reunía para dialogar sobre los acontecimientos del mundo y el tema de ese día era el golpe de estado dado por Fujimori en Perú, el dialogo por momentos encendía los ánimos pero era parte de la tertulia, alguien asomo que en Venezuela hacía falta más leyes para controlar los hechos corruptos del momento, llegando a la conclusión que no hacía falta más leyes sino aplicar las existentes y yo testigo mudo del momento llegue a la misma conclusión.
Y todavía hoy 32 años después sigo pensando todavía lo mismo salvo algunas excepciones, si se aplicara la ley como se debería evitaríamos tantos desmanes, nuestro país fuera diferente pero aquí en muchas ocasiones se viola la ley y no existe castigo para el trasgresor, hace algunos años se aprobó una Ley de la Comunicación Popular se anunció con bombos y platillos hasta allí llego nunca se logró hacerla cumplir, ni siquiera se hizo el tan cacareado reglamento.
Pasaron los días, meses y años ahora a alguien se ocurre reformar la Ley de Comunicación Popular sin ni siquiera haberla puesta en práctica en su totalidad allí hubiésemos tenido la experiencia de que funcionaba o no eso ha generado en todo el país una especie de todos contra todos pero hay un casi consenso nacional de no aplicar los artículos 32 y 33, que bueno hubiese sido haber puesto en práctica dicha ley en todos estos años y tener la absoluta certeza que no funcionaba.
Ahora nos queda la duda razonable de esta nueva y que reforma y mi inquietud es cuando se trae algo nuevo es porque lo viejo no funciono, yo me pregunto no sería mejor aplicar las regulaciones existentes en la ley que ponernos a inventar nuevas y trámites cada vez más engorrosos.
Las leyes no pueden inventarse en una oficina con aire aclimatado hay que bajar donde está el verdadero comunicador, conocer sus vicisitudes, sus carencias, sus vivencias, no haciéndole honor al refrán: Ustedes tienen razón, pero como yo digo es que es…
“Nuestra claridad no depende de la
“Nuestra claridad no depende de la
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