«La mitad de las selecciones están peor que nosotros». Pese a la forma agónica de lograr la clasificación y la tristeza que ha producido, plantilla y cuerpo técnico siguen con la confianza intacta
El nudo en el estómago va deshaciéndose. Sin olvidar la mala imagen y las dudas creadas, los jugadores españoles siguen viendo la botella medio llena. El vestuario sigue respirando confianza en sus posibilidades y miran lo hecho por otras selecciones como Alemania o Bélgica, ya de camino de regreso a casa y sin ser capaces de superar la fase de grupos, antes de ver todo oscuro y sin posibilidad de regreso a lo que parecía un paraíso catarí. «Seguimos vivos». Y es que por mucho que pese lo sucedido en la noche del jueves, esa es la realidad. No se ha cumplido el objetivo, pero sí que se ha dado el primer paso para lograrlo.
Con los octavos de final ya definidos a falta de los dos últimos enfrentamientos, la mitad de las selecciones ya se han despedido del Mundial, circunstancia que no sucede con el equipo de Luis Enrique. España consiguió de forma casi agónica la clasificación para los partidos decisivos, dejando un rastro de nerviosismo, mal juego y debilidad que nadie suponía tras la exhibición hecha ante Costa Rica.
El palo recibido ante Japón es de los que pasan factura, de los que dejan huella, pero el grupo sigue creyendo. El vestuario sintió la derrota ante el equipo asiático. Lo que tenía que haber sido alegría y risas por la clasificación dejó paso a la preocupación y la ausencia de fiesta por el primer paso dado. El propio seleccionador reconoció que no había lugar a ello, que la manera de conseguir el pase no había sido la esperada.
No han dejado de creer
La lógica decepción no significa que jugadores, técnicos y dirigentes hayan dejado de creer. La primera reflexión hecha todavía en el estadio que dio forma al Mundial de atletismo de 2019 no dejó lugar a duda alguna: «La mitad de las selecciones están peor que nosotros, están de regreso a casa». Es una realidad que nadie puede rebatir.
Ahora saben que el trabajo de estos días debe ir orientado hacia la recuperación del fútbol. La confianza de los futbolistas sigue y tras la derrota ante Japón toca demostrar que la mezcla perfecta de experiencia y juventud, más ganas y calidad, era y es, la base del posible éxito en el Mundial.
El convencimiento que tienen es que no se ha perdido nada y que el grupo estaba preparado para superar momentos así. El colapso del que habló Luis Enrique debe quedar en el olvido. El técnico ha insistido desde el inicio de la carrera mundialista que este momento de duda iba a aparecer. Mucho del trabajo hecho antes de cerrar la lista de convocados y ya en el trabajo diario en Doha ha ido enfocado a tener la fortaleza para superarlo.
El grupo ni se ha venido abajo, ni nada parecido. En la Eurocopa, el equipo arrancó con dudas y poco a poco fue creciendo. Luis Enrique lo sabe y ahora pone el foco en los veteranos, en los Busquets, Jordi Alba, Koke, Morata… jugadores que deben transmitir confianza al resto para que ese talento joven que existe, aparezca.
Para muchos el Mundial empieza ahora. Es el momento de competir cara a cara y de que aparezca el talento de los futbolistas bajo presión. El técnico no va a cambiar y va a ir con los futbolistas hasta el último segundo. Sigue confiando en ellos y ellos en Luis Enrique.
El técnico, al término del partido, no ocultó su malestar por lo visto y se mostró enfadado y buscando explicaciones a lo sucedido, a esa relajación de los primeros minutos de la segunda parte. Los futbolistas lo admitieron con un contundente: «mensaje recibido».
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El Pepazo/Marca