Un cartel decora la pared del Gleason’s, y ese mismo texto se ubica en la parte trasera de sus camisetas, el de una famosa frase del poeta Virgilio en la Eneida: «Ahora, quien tenga coraje y un espíritu fuerte y sereno en su pecho, que se acerque, se ponga los guantes y levante las manos». Epopeya latina para las grandes hazañas de sus moradores. El actual propietario de este gimnasio ubicado en Dumbo, la zona de Brooklyn desde donde se ve el icónico puente de Manhattan, es Bruce Silvergrade, veterano preparador, gran conocedor del boxeo mundial y de buenas relaciones con promotores de cualquier lugar. Él nos describe el actual sombrío panorama del boxeo neoyorquino, que no del estadounidense en general.
“Creo que la razón por la que el boxeo en Nueva York está en declive es por un tema económico. Es extremadamente caro hacer una gala en nuestra ciudad, los recintos son muy costosos, así como los seguros, y a los boxeadores no les gusta combatir aquí con grandes bolsas ya que tenemos altos impuestos municipales, estatales y federales que ahogan a cualquiera”.
La razón por la que el boxeo en Nueva York está en declive es por un tema económico
Bruce Silvergrade, propietario del Gleason’s Gym
En 2024 se habrán celebrado en el estado de Nueva York solo veintidós galas, mientras que en el resto de los Estados Unidos cerca de seiscientas. Pero no es nada definitivo, son etapas. “He vivido momentos difíciles del boxeo hace tiempo, creo que esto va por ciclos”. Lógicamente, en paralelo, la vida en Nueva York es para muchos prohibitiva, con la vivienda y la comida a precios desorbitados. “Desafortunadamente, Nueva York ya no es una ciudad de pugilismo. Hay poco boxeo aquí, así que no hay un gran incentivo para los luchadores jóvenes”. Pero hay causas coyunturales que afectan a la juventud. “Veo una gran diferencia entre el boxeo de hoy y el de hace unos años. Principalmente porque los jóvenes no quieren entrenar duro, ni quieren comprender lo básico. Están acostumbrados al móvil, al ordenador, donde todo se hace instantáneamente y eso es lo que esperan cuando vienen; en un día o dos comenzar a entrenar y aprender todo rápido. No están preparados y no quieren prepararse”.
Pérdida de interés
El boxeo en Nueva York ha descendido vertiginosamente desde la década de los 30 del pasado siglo, cuando se organizaban cerca de 900 galas al año, bajando a unas 100 en los años sesenta y entre 40 y 50 a finales del siglo XX. En 2023 solo se promovieron 16 en todo el estado. “Pero no solo hablo del noble arte, voy más allá. Creo que el problema hoy en día de los jóvenes es la era de los aparatos electrónicos. Los chicos están aislados, no salen, no juegan en un patio, no practican deporte, no se comunican con otros chavales. Como pasan tanto tiempo con sus teléfonos móviles, creo que ello se refleja en su actitud, apenas tienen ganas de sufrir con el ejercicio”, nos comenta Silvergrade.
Desafortunadamente, Nueva York ya no es una ciudad de pugilismo. Hay poco boxeo aquí, así que no hay un gran incentivo para los luchadores jóvenes
Bruce Silvergrade, propiestario de Gleason’s Gym
En el deporte en general y en el pugilismo, aún más, la irrupción de grandes figuras revitaliza cualquier escenario. Si surgieran boxeadores de la talla de Sugar Ray Robinson, Jake Lamotta, Benny Leonard o Mike Tyson, neoyorquinos insignes, seguro que la revolución era inmediata, pero es raro que vuelvan a surgir esos monstruos, no solo en Nueva York si no en cualquier parte del mundo. Eran otros tiempos con asombrosas estrellas y una mayor afición en esta impresionante ciudad.
El Pepazo/Marca