El estadio de softbol está en jaque, tanto así que los usuarios disponen de la instalación solo por pocas horas al día, el resto está en manos del hampa. La instalación ha sido desvalijada y los atracos son el plato del día y a toda hora. Los atletas y dirigentes y la propia comunidad no hayan qué hacer Exigen la acción de las autoridades.
Luis Bravo
Las instalaciones del complejo deportivo Cuatricentenario, que incluye el estadio de softbol, cayeron definitivamente en manos de la delincuencia y ahora sus usuarios literalmente dependen de que el hampa les deje usarlas a determinadas horas del día.
«Quien se atreva a caminar o trotar por las caminerías en la mañanita, durante el día o al atardecer seguramente será atracado. Igual riesgo corren quienes vienen a jugar softbol en esos horarios. El resto de las 24 horas esto es tierra de delincuentes», es la cruda descripción que hace Franklin García, presidente de la Asociación de Softbol del estado Zulia, sobre la situación del complejo fundado en 1989.
El directivo perdió la cuenta de las veces que ha alzado su voz para denunciar el abandono de las instalaciones tras cada arremetida de la delincuencia, que poco a poco, a lo largo de una década aproximadamente, ha arrasado con todo lo de valor hasta, prácticamente, apoderarse del recinto deportivo.
El estadio, cantera de brillantes figuras que nutrieron a las selecciones nacionales de softbol, especialmente masculino como Ramón Jones, Rafael Flores, Joel Vílchez, Franklin González, John Zambrano, entre muchos otros, es hoy un triste escenario en ruinas.
«Comenzaron saqueando las oficinas, luego los cables de electricidad, cajeras, sanitarios, baños, lavamanos, ventanas y sus marcos de aluminio. Tumbaron la cerca y se llevaron todas la puertas y rejas de protección. Todo. Ya no queda nada. El estadio está totalmente inservible. No se llevan la arena del terreno porque no tiene valor. Ya esto no parece una instalación deportiva sino una guarida de delincuentes», agrega García.
Al recorrer el interior de baños, dugouts, cabinas y oficinas se siente con toda su fuerza el peso de esta denuncia. El olor a heces y orinas putrefactos regados por todos lados domina el ambiente y los destrozos que deja la delincuencia a su paso delatan una especie de ensañamiento por destruir todo. Es difícil permanecer allí más de 10 minutos.
García confiesa que ha estado a punto de «tirar la toalla» y dejar el softbol al sentirse impotente ante tanta desidia. Revela que es un trabajo por el cual no recibe remuneración y su padecimiento de diábetes ha reducido su poder de acción.
Pero al mismo tiempo recobra el ánimo y vuelve a profundizar la lucha contra la delicuencia. «Ya hice varias cartas que entregaré directamete al gobernador Manuel Rosales si me lo permiten, porque el resto de las autoridades deportivas no ha hecho nada por estas instalaciones», asevera.
Dannys Giraldo, presidente de la Fundación para la Administración, Cuido y Mantenimiento de las Instalaciones Deportivas del estado Zulia, Funidez, anunció el año pasado que se estaba diseñando un proyecto para el rescate estructural de esta y otras instalaciones deportivas del estado, que sería ejecutado en 2023.
El Pepazo