Manuel Paredes
“El lago de Maracaibo, tiene una historia bonita, escrita con los cañones de la escuadra de Padilla” (Ali Primera, El Lago, el Puerto y la gente).
EL próximo 24 de Julio se celebran los 200 años de la Batalla del Lago de Maracaibo, que enfrentó a las escuadras del Almirante colombiano José Padilla y las del Comandante Español Laborde, quien, tras un intenso combate con la valentía de los patriotas criollos, tuvo que capitular y emprender la retirada. En esta fecha se celebran el día de la Armada venezolana y la colombiana. Hay que recordar que en esa fecha Venezuela y Colombia eran una misma nación.
Esta fecha ha servido para resaltar diversos acontecimientos que hoy constituyen noticias en el ámbito regional, como los son las actividades del Bicentenario de la batalla naval, que sirvió para sellar la independencia de nuestro país. Esta nueva conmemoración se da en medio del desastre ecológico que padece el lago, producto de los 15 mil barriles derramados, de la falta de plantas de tratamiento de aguas servidas que se vierten de todas las ciudades que se encuentran alrededor y de la falta de presupuesto del Instituto para la Conservación del Lago de Maracaibo (ICLAM).
Esta situación ha desencadenado en la aparición del “verdín”, una microalga que libera toxinas que se apoderan de 13 mil Kilómetros cuadrados del Lago, convirtiendo a este estuario en una espesa nata verde. Lo que pone en peligro la salud de quienes se atrevan a consumir algo de pescado o productos del lago. Además de afectar a los pescadores que se ven impedidos de realizar las actividades pesqueras.
Otra actividad en el contexto de esta celebración bicentenaria, es la realización de la 79 Asamblea de FEDECAMARAS, en Maracaibo, una zona que otrora, su puerto, fue de gran importancia para las grandes transacciones comerciales en los siglos XIX y XX. Cuestión motora del desarrollo del capitalismo comercial portuario. Hoy, inscrito en las políticas neoliberales del régimen, a propósito del impulso de las llamadas zonas económicas especiales, este organismo empresarial, hace un llamado al régimen a ampliarlas, lo cual irá en detrimento del ambiente, de los salarios dignos y la violación de los contratos colectivos. Todo lo cual se desprende de las leyes para tales efectos.
Por otra parte, es importante destacar cómo el puerto fue para Maracaibo una determinación importante para el desarrollo. A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, se instalaron varias firmas comerciales con base en las importaciones que se realizaban por el puerto de Maracaibo. Fueron alemanes los comerciantes que controlaron el comercio de Maracaibo durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del siglo XX, hegemonía que concluyó con la derrota alemana en la II Guerra Mundial.
Para 1881 no había sino 44 alemanes en Maracaibo, quienes tenían el control mayoritario del comercio importador-exportador de la capital zuliana. Las firmas alemanas más poderosas eran Blohm & Co., instalada en esta ciudad en 1854 y Minlos, Breuer & Co., fundada en 1860.
El 16 de enero de 1876, un empleado de la primera casa nombrada, funda una pequeña casa comercial: "Christern & Co.". Este alemán se llamaba Carl Wilhelm Friedrich Christern y había nacido en Lübeck el 12 de febrero de 1851.
Los Whilhelm a raíz de la primera y segunda guerra mundial y para evitar estar en la lista negra de Estados Unidos, al igual que otros apellidos alemanes deciden cambiarlos por Rincón, aunque también se dieron matrimonios entre ambas familias. Una medida tomada en este sentido fue excluir a todos los alemanes de la firma inglesa en Maracaibo de HL Boulton, durante esta etapa.
Ya para comienzos del siglo XX se producía un profundo cambio en el capitalismo mundial y se entraba en la etapa superior denominada por Lenin Imperialismo, en la cual se producía el reparto de los mercados y de las áreas de influencia. En este orden de ideas, en 1903, la empresa de vapores Hamburg Amerika Linie era una de las dos grandes sociedades navieras de Alemania que conjuntamente con la “Lloyd”, habían llevado a cabo un gigantesco proceso de concentración de capital, característico de los países de capitalismo avanzado. El 1 de enero de ese mismo año se fundó en Estados Unidos la Compañía Internacional de Comercio Marítimo que concentró a nueve compañías navieras norteamericanas e inglesas con un capital de 120 millones de dólares
(480 millones de marcos), trust que establecerá acuerdos económicos con los monopolios alemanes señalados.
V. I. Lenin analiza este proceso de reparto económico del mundo en los siguientes términos:
“Ya en 1903, entre los colosos alemanes y ese trust anglo-norteamericano se firmó un contrato sobre el reparto del mundo en relación con el reparto de los beneficios. Las sociedades alemanas renunciaron a la competencia en los transportes entre Inglaterra y Norteamérica. Se fijaron taxativamente los puertos "reservados" a cada uno, se creó un comité de control común, etc. El contrato fue concluido para veinte años, con la prudente reserva de que perdería su vigor en caso de guerra”.
Un elemento indicativo de la influencia del capital alemán en Venezuela se observa en el desarrollo del capitalismo en el Zulia que abarcaba una influencia hacia Táchira, Mérida, Trujillo y el Norte de Santander en Colombia, expresado en la creación junto con otros sectores en 1882 del Banco de Maracaibo, que llego a imprimir billetes antes de la creación del Banco Central de Venezuela. De igual manera logró que Maracaibo fuera pionera en la instalación del servicio eléctrico en Venezuela, la primera ciudad en tenerla y la segunda después de Buenos Aires.
Hoy Maracaibo, al igual que el resto del país se encuentra en un atraso de su economía. Que ha pasado de una economía rentista a una economía minero petrolera, con la destrucción de su aparato productivo, con una elevada desigualdad en la distribución de la riqueza y una profunda miseria de sus habitantes.
Es evidente que se requiere de un cambio de la política económica, que, superando el neoliberalismo, que desarrolla este régimen, apuntale un programa de reconstrucción nacional, cuya meta principal en materia económica sea la realización de una revolución industrial con sentido nacional. Lo que debe partir la colocación de límites a las importaciones, mientras aumenta la capacidad de consumo de la población con el incremento de sus salarios, para acabar con la profunda desigualdad de la distribución de la riqueza del país que existe actualmente y generemos un país de prosperidad y bienestar para las mayorías.
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