Ing. Golfredo Dávila
Hicimos un paréntesis en la narrativa de los últimos artículos, para adentrarnos en el mundo del lenguaje y la comunicación, componentes esenciales para la vida y, como veremos, tienen honda repercusión en la tragedia venezolana, por cuanto es clave principal de la dictadura para manipular y someter al pueblo, a través de su hegemonía comunicacional y la supresión de la libertad de expresión. Ello obliga al diseño de una estrategia por parte del país democrático dirigida a romper esa cadena.
Por lo extenso y complejo del tema lo abordamos en tres partes, haciendo énfasis en su influencia en la realidad política. Este régimen no sólo destruyó materialmente el país, sino que al lado del terrorismo de Estado, ha usado un discurso dirigido a doblegar el espíritu, el alma, la cultura, la consciencia y la dignidad de la gente. Sacó ventaja al lograr polarizar y dividir a la sociedad; al convertir en política de Estado los antivalores, la deshonestidad, la mentira, el insulto, la discriminación y, al tener como eje transversal de su accionar la corrupción y una conducta contraria a la ética. Todo lo cual sirvió de caldo de cultivo para la ruptura del tejido social, el incremento del proceso de descomposición social, la violencia y el crimen; hasta llegar a la actual emergencia humanitaria, compuesta, entre otros graves problemas, por el hambre y la fractura de la familia como secuela de la huida de casi 8 millones de venezolanos esparcidos por el mundo.
Antes de abordar la influencia del lenguaje y la comunicación en la crisis, es preciso ir a los conceptos; el biólogo chileno Humberto Maturana, nos hace una síntesis epistemológica en su libro: Emociones y Lenguaje en Educación y Política, 2020, “…no podemos dejar de notar que los seres humanos somos humanos en el lenguaje, y al serlo, lo somos haciendo reflexiones sobre lo que nos sucede.” Lo que conocemos es porque hemos estado inmersos en un vivir en el lenguaje y en la experiencia de ser observadores en el lenguaje. Decía, si no estamos en el lenguaje no hay reflexión, no hay discurso, no decimos nada y “Cuando reflexionamos acerca del lenguaje, ya estamos en él.” El autor encuentra en el lenguaje el modo de vivir y de llegar a consensos para la convivencia, ya que los seres humanos están en una permanente coordinación de coordinaciones conductuales.
Antonio Pascuali en Comprender la comunicación, 1990, nos plantea que la comunicación está ligada a la esencia del “hombre conviviente” en comunidad. En Teorías de la comunicación Latinoamericanas, 2012, nos dice que el ser humano desarrolla la capacidad de comunicar en grado máximo, como instrumento de interacción, de descubrimiento de la presencia del “otro”, por tanto es bivalente, quien transmite recibe y quien recibe puede transmitir. Y en su trabajo; Comunicación Multicultural, 1998, señala que el acaparamiento y manipulación terminológica y conceptual, constituyen pequeños delitos perpetrados todos los días.
Víctor Martín Fiorino, profesor de LUZ, en Símbolo y Comunicación Política, 1996, hace una reflexión similar: “El crecimiento cuantitativo de la emisión y circulación de símbolos conduce a una sobreutilización equívoca de los mismos, provocando una saturación de su capacidad de significación que los vuelve vacíos. De modo paralelo se produce un marcado empobrecimiento desde el punto de vista cualitativo que diluye el significado de los términos tales como “libertad”, “democracia”, “patria”, “verdad”, entre otros. De tanto usurpar significados, las palabras se quedan sin ninguno”.
En 1996, Fiorino no podía prefigurar el absolutismo comunicacional del Estado, ni la exacerbación del bolivarianismo, usado para dar la impresión que el proyecto chavista era la continuidad de la gesta de Bolívar, cuando, de hecho, sólo lo usaron para darle connotación patriótica a sus abusos. Vaciaron el contenido de términos como revolución, socialismo, participación, soberanía; y con la ridícula manía de cambiarle el nombre a todo, queriendo inaugurar una nueva realidad y simbolizar que con ellos comienza una nueva historia, nos llevaron 100 años atrás.
En las siguientes entregas seguiremos citando a expertos, algunos de ellos referidos en mi libro La Ideología del Poder; contrastaremos el neolenguaje, la degradación y la intoxicación lingüística, con el empleo correcto de la lengua, la comunicación asertiva y eficaz; daremos ideas para una estrategia del discurso y cómo darle un uso adecuado a las redes sociales y a los pocos medios tradicionales, que subsisten en medio de la censura; para que lejos de atizar nuestros conflictos y desviaciones, que les sirven de eco a la estrategia de dominio de la dictadura, aupemos la unión, aumentemos el conocimiento, el ámbito de la libertad y la convivencia democrática y acumulemos fuerzas para conquistar el cambio político.
El Pepazo