Esta figura religiosa es, probablemente, el símbolo más antiguo de identidad nacional, ya que representa el sincretismo de las civilizaciones prehispánicas con la cultura española.
«Si bien su culto y representación surgieron en las primeras etapas de evangelización de la Nueva España, su uso continuo y su aprobación por parte de los habitantes del país una vez consumada la independencia la dotaron de otros significados que ahora van más allá del terreno de la fe», señala el Gobierno de México en su sitio web oficial Memórica. México, haz memoria.
Por ello, la Virgen de Guadalupe siempre ha sido motivo de estudios y mitos, muchos de ellos parte esencial de la idiosincrasia mexicana. Uno de esos enigmas son sus ojos, ya que la supuesta impresión original de la imagen de la Virgen alberga un secreto visual: misteriosas figuras perceptibles en sus ojos.
La historia católica asegura que la primera imagen de la Guadalupana apareció en un tejido de fibras de maguey que cargaba el indígena mexicano Juan Diego, a quien presuntamente se le apareció la Virgen de Guadalupe para pedirle que le construyera un templo en el Cerro del Tepeyac, lugar donde actualmente se encuentra la Basílica de Guadalupe, al norte de la capital mexicana.
Mediante la tecnología digital, la Universidad de Dayton, recinto académico privado y de orientación religiosa ubicado en Ohio, Estados Unidos, presentó los resultados de un estudio para revelar el contenido de los ojos de la Virgen.
El ingeniero José Aste Tönsmann, peruano que trabajó desde el Centro de Estudios Guadalupanos de México, presentó sus resultados tras más de 20 años de indagatorias en torno a la efigie.
«Si bien sus dimensiones son microscópicas, el iris y las pupilas de los ojos de la imagen tienen impresa al menos la imagen sumamente detallada de 13 personajes. Las mismas personas están presentes tanto en el ojo izquierdo como en el derecho, con diferentes proporciones, al igual que sucede en los ojos de un ser humano que refleja los objetos que tiene en frente», apuntó la Universidad de Dayton.
Este reflejo ocular describe el momento en que el indígena Juan Diego mostró al obispo fray Juan de Zumárraga el manto con la imagen milagrosa, un hecho ocurrido el 12 de diciembre de 1531, apenas 10 años después de la consumación de la caída militar de la Gran Tenochtitlán a manos de los españoles.
Aste Tönsmann logró esclarecer esta incógnita mediante un proceso digital utilizado por satélites y sondas espaciales para transmitir información visual. De acuerdo con la fe católica, el lienzo con fibras de maguey que alberga la primera imagen de la Virgen de Guadalupe no fue pintado por manos humanas.
La Universidad de Dayton destaca que la imagen está impresa desde hace casi 500 años. Aste Tönsmann agrandó los iris de los ojos de la Virgen de Guadalupe a una escala 2.500 veces superior al original para poder discernir a los personajes presentes en la imagen, mediante procedimientos matemáticos y ópticos.
El ingeniero distinguió, al menos, un indio sentado que mira a lo alto, un hombre anciano de barba canosa y calvicie avanzada, un joven que podría ser el intérprete Juan González, un indígena de barba y bigote que abre un manto ante los ojos del obispo (quien sería Juan Diego), una mujer de rostro oscuro, una asistente del obispo de origen africano y un hombre de rasgos españoles que se acaricia la barba con la mano.
El investigador también afirma que, en el centro de las pupilas, hay otra escena: una familia indígena integrada por una mujer, un hombre y varios niños, además de que en el ojo derecho de la Virgen se distinguen personas detrás de la mujer, todas paradas.
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El Pepazo/Sputnik