Thaischi Molina
El novio que nunca tuve, lo guardó en mis sueños, se deja ver siempre con el alma limpia y sensible,
veo que de vez en cuando se aparece y desaparece, por no dejarme en un letargo.
El novio que nunca tuve, tomo mis manos y puso un anillo en mi dedo,
sellando su amor con tan delicada promesa que volvería.
Mi corazón produjo cimientos sólidos y mi alma culmino en el desborde,
sus caudales estallaron de felicidad y amor.
El novio que nunca tuve habla bonito, me hace sentir como una niña en sus brazos, prometiéndome una y mil veces que me ama sin reserva alguna, porque es él, mi único delirio.
Cierro mis ojos y comienzo a soñar y vuelvo hacer feliz.
No quiero despertar, porque el novio que nunca tuve se va al rayar el alba.
Me construye un castillo tan alto que solo él puede llegar con tan solo alzar el vuelo.
Es el hombre esperado, el amor mágico salido de los cuentos de hadas.
Me rescato de mis angustias,
me presento un mundo sin prejuicios, un mundo mas humano,
pero también me dejo ver lo perturbador que puede ser el encierro de la mujer que construyo muros a su alrededor y que se convirtió en la burbuja de las inseguridades y debilidades.
El novio que nunca tuve borro todo mi pasado, me dio su mano y volamos como almas inseparables que se prometieron la eternidad.
El novio que nunca tuve, baila conmigo pasito a pasito, al compás de la luna.
Su piel brilla en la oscuridad de la noche y su presencia en mi corazón, recrea un espacio que hospeda a un sueño eternamente encantado.
Entre el canto de las hadas, nos toma por sorpresa, las estrellas traviesas que escondieron los te amo en sus destellos. Nos embriagamos de amor, de risas, de miradas que acarician el alma y hasta descubrimos lugares nunca vistos por ojos humanos,
allí en ese lugar favorito, se encuentran agarrados de la mano nuestros corazones.
El novio que nunca tuve escucha mi voz y la sigue hasta el fin de los tiempos.
Me regala sus besos tibios y destiladores de miel,
sus abrazos son como brazas que arden y no hay agua que pueda apagarlos.
Me protege y me libra de las fuertes tempestades.
El es mi vida, mi príncipe, el novio que algún día vendrá.
El novio que nunca tuve fue mío, en mi mundo mágico, en mis primaveras, otoños, veranos e inviernos.
El, tuvo la ternura de mirar a través de mis ojos, pues dentro de mi, estaba mi vida entera y la suya.
Su respirar dio aliento a mis esperanzas, me hizo revivir y llevarme a lo desconocido. Entre sus manos había un cofre lleno de fresca fragancia, que se impregno en mi piel y pude encapsularlo en mis recuerdos para siempre.
Aun puedo escucharlo, aun puedo recordarlo, aun puedo decir, que un día lo conoceré.
Un día, el me dejo esperando en un lugar llamado Sueños.
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El Pepazo