«El misterio de la existencia humana no radica sólo en seguir vivo, sino en encontrar algo por lo que vivir”
FIÓDOR DOSTOYEVSKI
Luis Semprún Jurado
“Camaritas…,” – comenzó Anacleto, luego de acomodarse en su silla y darle un largo jalón al cigarrillo en sus manos – “ciertamente estamos viviendo una época en la que la verdad es constantemente cuestionada. Antes decíamos «lo escuché en la radio», «lo vi en la televisión» o «lo leí en el periódico» y de inmediato se tomaba por cierto. Pero desde que Kapuściński dijo que cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante, la gente comenzó a desconfiar en lo que le presentaban, a creer en la existencia del palangrismo y a escudriñar los escritos de los y las «presstitutes». Luego vino la polarización de todo: para la opudrición cualquier cosa que digan los chavistas es mentira y viceversa. Y a pesar de la importancia que pudiera tener una información, la reacción del común denominador es «otra vez con su perorata», ya nos tiene cansados. En Venezuela los intentos de magnicidio empezaron a multiplicarse con la llegada de Hugo Rafael al poder, y ahora con Nico. A Hugo se dice que lo mataron con un cáncer inoculado a distancia, como hicieron con Arafat. Arafat «no murió de enfermedad ni vejez, sino a causa de un material venenoso, polonio 210», a pesar de toda la seguridad que le rodeaba. Bueno, la majunchería siempre dijo que lo de los intentos de magnicidio contra Hugo Rafael era falso, hasta que lo enterraron. Después de fallecido decían que era mentira y que estaba en Cuba secuestrado. ¡Qué imaginación! Desde antes de asumir el cargo Nico sufrió los primeros intentos, intentos que se han multiplicado y que han sido contrarrestados por los cuerpos de inteligencia del Estado. Pero cada vez que se dan a conocer, salen los expertos en los «11 principios gobelianos» con su «otra vez lo mismo», «ya estamos cansados del mismo cuento», «tengan imaginación en inventen algo nuevo». ¿Será que se tenga que dejar asesinar pa’que le crean? El atentado con los drones fue hasta televisado y aun así la majunchería lo llama «cuento de camino» y sólo saben criticar a quienes salieron a proteger a Nico. ¿Cuántos intentos de golpe han fracasado?, ¿cuántos intentos de invasiones se han desmantelados?, ¿cuántos confesos hay detenidos? Buenos a estos los llaman «presos políticos». Hay unos cuantos gringos y españoles en cana, con expedientes llenos de pruebas, pero «poecitos», están detenidos injustificadamente porque son santas palomas de la paz. Ahora estamos invadidos de paracos contratados por los comanditos de la Loca y su comadre, para desatar el plan de violencia «no a la navidad» y un ataque a la refinería de El Palito. Como han sido descubiertos y el primero fue neutralizado, ahora a Nico y a Padrino los llaman «Esopo» porque y que cuentan muchas fábulas que ni las piensan, de lo inverosímiles que son. El ataque a El Palito supuestamente será el 24, días antes o después, y supuestamente buscarían que haya varios muertos para que la tragedia sea contundente, según Simonovis. Develado el plan, pronto veremos en chirona a sus «protagonistas», los pendejos que siempre son carne de cañón, con sus «soy inocente», «yo no fui», «soy un preso político y estoy enfermo». Y como tenemos tranquilidad y alegría decembrina, gaitas y parrandas, la gente que nos observa desde el exterior se pregunta: ¿No y que en Caracas reinaba la violencia, el caos y la desesperación? Hay gobierno; al buen entendedor sobran las palabras. Sin embargo, como he dicho en anteriores reuniones, existe gente a la que es más fácil engañar que demostrarles que han sido engañados. Pero, «La verdad los hará libres», ¿no fue eso lo que dijo Jesús? Sin embargo, a medida que los ataques continúan, la incredulidad de la gente crece, y ponen a Nico en una encrucijada emocional y moral. Los cínicos esperan que se deje matar para probar que decía la verdad. ¿Was? ¿Wirklich?”
“La gente común sufre los actos más viles y la destrucción más salvaje. El apocalipsis comienza con el sonido de un celular. De repente el infierno se desata ante sus ojos. Sin previo aviso, reina la matanza y el caos”. Así es como la majunchería desearía que fuesen nuestros días decembrinos. La Loca es peor que “Ebenezer Scrooge” porque su enfermedad egocéntrica complica su vida y la de quienes la rodean. “¡She is a mean old scrooge!” Es una vieja avara y mezquina, insensible, egocéntrica y que no le gusta la Navidad, los niños ni nada que genere alegría. Por eso tiene a sus hijos lejos de ella, porque le estorban. ¿Cómo enseñarles a sus hijos que la “mentira” es algo deleznable si mentir es su actividad favorita? ¿O que matar es un delito, si ella se ha mojado en todos los charquitos de quienes conspiran con ese tipo de actividad? ¿Recuerdan? Panita del vampiro que quería eliminar a Locoldo para achacárselo al gobierno; pana de Lorent Saleh; de besitos con Pérez Venta; financiaba menores de edad para que participaran en las guarimbas; etc. Esos son apenas los tráileres.
Los tanques pensantes gringos le han recetado repetir que lo que dicen Nico, Padrino y Cabello son puras patraña, y que las pruebas que muestran son forjadas (¿cómo las actas de las elecciones que guindaron en su página web?), porque un Presidente que no goza de credibilidad es alguien fácil de tumbar; que su gente repita más de mil veces que los intentos de magnicidio son mentiras así como las conspiraciones porque según Göbbels, después de mil veces se vuelven verdad. Es un ataque psicológico porque Nico, Padrino y Cabellos “enfrentarían la frustración” de ver cómo sus advertencias son desestimadas y cómo la gente se cansa de escuchar la misma historia una y otra vez. Este sentimiento de aislamiento y desesperanza se profundiza cuando se plantea la idea de que sólo su muerte podría convencer a los demás de la gravedad de la situación. No sueñen que van a sacrificar sus vidas para les crean porque muchísima gente, duélale a quien le duela, saben que dicen la verdad y por eso siguen votando consuetudinariamente por Nico.
¿Saben cuáles son las implicaciones éticas y morales de esta situación? ¿Se discuten las responsabilidades de la sociedad y las autoridades para proteger a las personas en peligro y tomar en serio sus denuncias? En momentos como éstos, cuando el sionismo es sinónimo de “asesino de mujeres y niños” y no pasa nada, reflexionar sobre el valor de la vida humana y la tragedia de que a alguien le hagan sentir que debe sacrificar su vida para ser creído, es algo inconcebible. Bueno, solo disociados como Orlando Urdaneta, Franklin Virgüez, Simonovis, Ledezma y otros, pueden decir, desde lejos, que asesinarlos es muy fácil; sólo tienen que contratar a uno de los sicarios de Uribe o Porky para que con un simple rifle, al estilo de Vasili Záitsev, el francotirador soviético, los cace y zuás, se acabó el problema. Aún no han entendido que el chavismo no es un activismo político sino una forma de vida. ¿O es que no han escuchado a quienes dicen “Chávez soy yo, Chávez eres tú”? ¿Qué ha habido salta talanqueras? Esos NUNCA fueron chavistas, tipo Evans, Barreto, Ramírez, Ortega Díaz y otros.
Finalmente, el llamado es a la acción, para que la sociedad reevalúe cómo responde a las amenazas y denuncias de sus miembros, enfatizando la importancia de la empatía, la escucha activa y la protección de aquellos que están en peligro. Las historias de las víctimas sirven como un recordatorio de que la verdad y la vida deben ser valoradas y protegidas, sin necesidad de llegar a extremos trágicos. El engaño del “cambio necesario”, de la oposición terrorista, funcionó bien ya que de sus privilegiadas posiciones de poder sostuvieron el mantenimiento de los dogmas ideológicos con los que engañan a sus votantes. Pero no podemos olvidar que destruir a las FANB y a la milicia era una de las fases del plan de gobierno, “Tierra de Gracia”, de MCM y EGU. Gracias a Dios y al pueblo de Venezuela no ganaron y ese fue el último tren. Por cierto dicen que, ante tanta crítica por su huida, la Loca regresó por la misma vía que se fue. Dios no lo quiera. Pero de ser así, es hora de ponerle los ganchos pa’que aprenda.
El Pepazo