Mnauel Paredes
Recientemente me ha tocado encontrarme personalmente con varios amigos y vecinosque han decidido regresar al país. Su retorno no es producto de que el país esté mejor, en algunos casos es producto de las duras condiciones de xenofobia a los que se ven sometidos en el exterior y otros por las condiciones de sobreexplotacion en las que les toca laborar, que en algunos casos llegan al nivel de esclavitud moderna, al trabajar por techo y comida.
Conozco de varias personas que no tuvieron la oportunidad de laborar como profesionales por no haber apostillado sus títulos, en otros casos por no poder ejercer su profesión porque tienen que revalidar su titulo y no lo pudieron hacer por falta de dinero. Tocándole trabajar como domesticas, como labradores del campo, como colectores de transporte público, como caleteros en mercados en condiciones infrahumanas muchas veces porque no se les permitia un descanso ni horario para comer, aparte de laborar mas de 8 horas diarias.
En otros casos trabajando en fabricas, se les encierra y no se les permite la salida a la hora que les corresponde para obligarlos a trabajar en forma obligada horas extras, muchas veces sin ser canceladas, no se les da agua , la tienen que llevar, lo que me recuerda la lucha en 1936 en Venezuela por parte de los trabajadores petroleros paa
exigir que les dieran agua fría en los campos de perforación.
De igual manera, por su condición de migrantes en muchos casos no se les da la paga abusando de su poder, según me lo manifestó mi amigo Renato que recientemente regreso de Lima, donde todavía dos empresas le deben su trabajo como soldador de primera. A pesar que en Perú se establecen las 48 horas, esto por lo general no se respeta por parte de las empresas y en el caso de las pequeña y medianas empresas ni siquiera existen los permisos por enfermedad, muchas veces son despedidos por no asistir al encontrarse enfermos.
En el caso colombiano, los vecinos que regresaron después de conseguir empleo como jornaleros en el campo, manifestaron que muchos laboran por el techo y comida, teniendo que hacer otras labores para obtener dinero, para ahorrar y enviar a Venezuela.
Algunos han tenido que salir huyendo al enterarse que esas fincas pertenecen a capos de la droga y allí su vida corren peligro porque tienen el control de todo el territorio, sin que el Estado intervenga.
El otro aspecto a que se ven sometidos los venezolanos es que son los causantes de la delincuencia en estos países, asi lo han manifestado las autoridades peruanas y la alcaldesa de Bogotá, a pesar de que estadísticamente los delitos de los venezolanos no llegan al 1%, además que por la xenofobia se les niega en muchos casos ayuda en su condición de refugiados a pesar que las Naciones Unidas, la Unión Europea, Estados Unidos, Japón, entre otros han donado numerosos aportes para atender a los venezolanos a gobiernos y a ONGs.
Incluso, me contaba Renato que tuvo que ir a la embajada de Japón en Perú a denunciar una ONG dirigida por un venezolano en Lima al cual le dieron 100 mil euros para atender la legalidad en esa nación de los connacionales y nunca se lo entregaron, tuvo el gobierno peruano que condonar la deuda de los nacionales al vencérsele el Permiso de Permanencia Temporal ante la incapacidad manifiesta de los venezolanos por su
condición de miseria en que se encuentra.
Otra condición en la que se encuentran los venezolanos es que tienen la cedula venezolana y el pasaporte vencidos, por lo cual no pueden realizar ningnn tramite bancario ni legal en esos países, no pueden sellar la salida de estos países, razón por la cual se le impide salir o entrar en estas naciones por lo que tienen que arriegar sus vidas al pasar por las llamadas trochas.
Otros han buscado alternativa al comprar boletos de retorno con Conviasa la línea aérea venezolana, pero por estar negado el permiso a líneas nacionales a operar en esto países no han podido hacerlo, en el caso chileno tuvo que hacerlo con otra línea, pero en Peru mi amigo Renato a pesar de haber comprado el boleto en 400 $ no pudo hacerlo, recién ahora se sabe de la puesta en marcha de vuelos desde Peru a Venezuela, perdiendo mi
amigo Renato esos dólares.
El otro relato, es como los venezolanos se constituyen en un negocio pròspero para los llamados coyotes que les posibilitan el paso por las trochas cobrándoles por ese servicio, para poderles garantizar hasta cierto punto su vida, en ese transcurrir de emigración y de retorno al país.
Esta situación hubiese sido inimaginables hace años atrás, al convertirnos en unos parias que deambulan por todo el continente en busca de un mejor vivir y tener que retornar con la frustración de no haber logrado ese objetivo, todo ello debido a un régimen que nos arrojo al desastre por haber destruido el aparato productivo, desarrollar la mas alta hiperinflación del mundo y destruir el futuro de nuestros jóvenes por la falta de
oportunidades para surgir.
Hoy más que nunca es necesario lograr el cambio en este país, para poder tener la posibilidad de un retorno masivo de venezolanos con posibilidades de poder contar con un país que les garantice el bienestar y las oportunidades de un mejor vivir.
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El Pepazo