A ello se suman unas palabras de Embiid, de 30 años y con numerosos antecedentes de problemas físicos, en las que hace referencia a su presencia en el segundo partido en noches consecutivas: «Si tuviera que adivinar, probablemente nunca los jugaré más durante el resto de mi carrera». Al parecer es una idea que apoya el mánager general Daryl Morey, que priorizará la salud de su estrella y también la de Paul George, a quien podría afectar esa medida: «Vamos a actuar con inteligencia».

Supuestamente, Embiid llegaba a esta pretemporada en uno de los mejores momentos de su carrera a nivel físico. Había perdido unos 12 kilos. «No jugar esos partidos es lo correcto y lo que me dará el apoyo para el resto de mi carrera», asegura el pívot, que sin jugar la segunda noche de los ‘back-to-back’ estaría cerca del mínimo de encuentros que establece la NBA para poder optar a los premios individuales.

La temporada pasada, Embiid sólo pudo disputar 39 partidos de Liga regular. En un duelo ante los Warriors, Jonathan Kuminga le cayó encima de la rodilla izquierda y a primeros de febrero tuvo que someterse a una operación para reparar el menisco. Acabó la fase regular con 34,7 puntos de media, el mejor registro de la competición, pero el galardón de mejor anotador del curso fue para Luka Doncic, pues el camerunés no había llegado a los encuentros necesarios para figurar en la estadística. Tampoco pudo defender el premio de MVP obtenido en 2023.

Altas expectativas tras un verano muy activo

La rodilla izquierda de Embiid es cuestión de estado en la franquicia. Un año más, el pívot vuelve a ser una pieza capital en el proyecto. Un año más, las lesiones vuelven a incordiarle. Con 30 años, las oportunidades de luchar por el anillo empiezan a agotarse. Pocos equipos van a tener tanta presión esta temporada como los Sixers.