El criollo gana espacio entre los peloteros venezolanos más difíciles de lanzarle. Todo pitcher de las Grandes Ligas sabe que es complicado liquidarlo por la vía del ponche
Theoscar Mogollón González
Para ser una figura de las Grandes Ligas no necesariamente hay que ser un bateador de poder que conecte una gran cantidad de jonrones por temporada, o que sea una máquina de producir carreras. A veces, con el simple hecho de saber conectar la bola es suficiente para llegar a la grandeza, y eso lo sabe muy bien Luis Arráez.
Desde su debut en 2019 ha mejorado mucho su técnica, algo que le ha permitido ganar dos títulos de bateo. De hecho, alzarse con un premio de esos no es sencillo, mucho menos en años consecutivos, y ni mencionar cuando se hace en la Liga Americana y luego en la Liga Nacional. Y es que enfrentar al oriundo de San Felipe es otro nivel.
Hace un par de días, el sábado 8 de junio para ser exactos, Luis Arráez llegó a 600 juegos en las Mayores. Se dice fácil, pero ciertamente no lo es. Para alcanzar esa cifra en el mejor beisbol del mundo deben cumplirse varios factores, y uno de esos es ser disciplinado en el plato y no dejarse ponchar por los lanzadores.
En ese sentido, La Regadera ha ganado espacio entre sus compatriotas venezolanos con la menor cantidad de ponches en ese número de compromisos. En total ha visto el tercer strike en 182 ocasiones a lo largo de sus 2257 turnos al bate.
A su vez, vale mencionar que los peloteros criollos con menos ponches en 600 juegos son Luis Sojo, con 130; Enzo Hernández, con 134; Ozzie Guillén, con 176; Alberto Callaspo, con 177; y César Tovar, con 180 ponches.
El Pepazo/Meridiano