Kintun Wingkulche
Mapuche, comunista
Cambia lo superficial
Cambia también lo profundo
Cambia el modo de pensar
Cambia todo en este mundo
Cambia el clima con los años, cambia también el rumbo el caminante, aunque esto le cause daño. Así dice la canción, famosa en la voz de Mercedes Sosa. Miro las noticias de todo el mundo y hay cosas que no cambian. El dolor y la angustia de los nadie, de los desposeídos, de los trabajadores que día tras día ganan menos, aunque sus horas laborales sean ampliadas.
Quisiera que cambiara este mundo, lleno de tristezas y violencias camufladas, de noticias corriendo por las redes sociales. Sin embargo, al parecer, la gran mayoría de las personas que caminamos por este planeta no se dan cuenta. Un mundo que cada vez con mayor intensidad, se divide en dos.
Puedo observar los países imperialistas, moviéndose estratégicamente para aumentar sus ganancias y supremacía en mayor parte de los territorios planetarios. Podemos observar a los países agrupados en el BRIC (Brasil, Rusia, Irán, China) enfrentados al imperialismo estadounidense.
Por otra parte, observo los dos bloques que luchan, inmersos en sus contradicciones de clase.
Los poderosos, las burguesías nacionales, dueños de los medios de producción nacionales y de todo lo que ello implica, aliados, aunque como socios minoritarios de los imperialistas. Esos, los que deciden en las cúpulas de poder en cada país, entregando los territorios de sus países, regalando las riquezas para obtener algunas migajas, por vender la patria. Recalco esta palabra porque no creo en patrias, para mí, la patria es una sola, es todo el planeta, no creo en fronteras realizadas en épocas pasadas producto de una primera repartija de los territorios.
En la otra esquina como si fuese un ring, están los trabajadores, sus familias, los cesantes, ese ejercito de reserva de la clase obrera, los pueblos indígenas y todos aquellos que somos los llamados también ciudadanos a pie. Los que no tenemos ninguna incidencia en los círculos de poder o de espacios donde se toman las decisiones. Protestando, articulando luchas para recuperar sus derechos conculcados.
Las cadenas de noticias no dejan de informar de las huelgas en Londres, en Grecia, en Francia, manifestaciones fuertemente reprimidas en la India. Guerra entre Rusia y Ucrania. En Irán protestas multitudinarias, por el asesinato de la joven Masha Amina. Varios de los detenidos en esas manifestaciones han sido ahorcados por el régimen. Enfrentamientos en Honduras por las zonas Económicas especiales, las cuales debieron ser derogadas por unanimidad, por el parlamento por considerarlas contrarias a la soberanía del país. Golpe de Estado en Perú,
enfrentamientos en Bolivia por el encarcelamiento del ultraderechista gobernador de Santa Cruz.
Mientras todo eso ocurre, China paso a paso, lleva adelante su política imperialista. Con su política de la nueva ruta de la seda se abre espacios a nivel mundial. Aprovechando su capacidad de económica, presta a los países, en especial a aquellos que son castigados por el sistema norteamericano por ser considerados regímenes autoritarios, por lo cual no pueden acceder a créditos. A China no le importa que no le puedan cancelar los préstamos, renegocia las deudas como con Sri Lanka, donde al no poder canelar las deudas el Gobierno de Sri Lanka lo entregó a empresas chinas en un contrato de arrendamiento de 99 años en 2017. Colombo, sede del gobierno de Sri Lanka, se vio obligada a ceder el control del puerto, después de no pagar los préstamos chinos utilizados para construirlo. Este puerto tiene doble propósito, comercial y militar. Asegurándole a China un importante enclave en una de las zonas de mayor tráfico portuario.
Estados Unidos no se queda atrás y mueve sus hilos en Perú, especialmente, para desplazar a los chinos, quienes tienen en construcción un megapuerto que enlazan con una ruta ferroviaria, que le asegura la comercialización de sus productos y traslado de materias primas. Estados Unidos desea las minas de litio y uranio del Perú. Había que sacar al Presidente legítimamente electo por votación popular, Pedro Castillo, quien se preparaba a firmar con China la explotación de las minas de litio y uranio.
Xin Piaping lo ha dicho, los gobiernos deben ser autoritarios para mantener la paz entre sus habitantes y así asegurar el desarrollo económico. Nosotros no creemos en derechos humanos. Estados Unidos tiene su postura al respecto y nosotros tenemos la nuestra. Con esa línea a los obreros y trabajadores en general que se encuentran en las zonas dominadas por China se les reprime y se les quitan los derechos laborales conquistados.
Ojo, no quiere decir que el imperialismo norteamericano sea bueno, no. No existe imperialismo bueno. Ellos llegan a un país para apropiare de sus materias primas y reducir sus expectativas de desarrollo solamente a una economía primaria, extractivista. A ningún imperialista le importa que pasará después cuando las materias primas se hayan acabado. Ese no es su problema.
Trayendo todo eso a Venezuela, nos encontramos con la desgracia de tener en nuestro territorio todos los minerales raros de los cuales los imperialistas quieren apropiarse.
Tenemos, además, un régimen complaciente por atraer inversiones extranjeras. No importándole el deterioro ambiental ni el sacrificio de la clase trabajadora. Clase que es despojada de sus salarios por debajo de lo mínimo para el sustento familiar. Lo peor de nuestro país, es que no tenemos una oposición que desee cambiar este estado de cosas. Por el contrario, los dirigentes de la vapuleada Cuarta República, hoy vemos como se
unen a Nicolás Maduro, manteniendo una fachada de oposición, sin embargo, en su propuesta política de desarrollo para Venezuela, siguen la línea del régimen. Acaban de terminar con el gobierno interino de Guaidó. Dejando un vacío legal. Se han entregado a los brazos del régimen. Su oposición se queda en quítate tú, para ponerme yo.
Triste, muy triste la situación. Yo soy optimista, creo firmemente en la clase obrera. Sé que más temprano que tarde reaccionarán y todo cambiará, porque todo cambia
Lo que cambió ayer
Tendrá que cambiar mañana
Así como cambio yo
En esta tierra lejana
Pero no cambia mi amor
Por más lejos que me encuentre
Ni el recuerdo ni el dolor
De mi pueblo y de mi gente
El Pepazo