Los siguientes consejos te ayudarán a prevenirlas o aliviarlas.
Al ocurrir esto en el músculo, la sangre no consigue llegar a las células musculares y empiezan a acumularse toxinas que hacen que los nervios del músculo manden señales de dolor a nuestro cerebro.
Las causas de aparición de las contracturas musculares son muy variadas pero entre las más usuales encontramos: el haber realizado deporte de forma inapropiada o tras una lesión grave.
También existen varios tipos de contracturas musculares, pero las más repetidas son las de la zona cervical y en la espalda.
Esta lesión no es de gran gravedad pero condiciona la vida cotidiana del que lo padece al sentir dolor.
En algún momento, se padeció de una contractura muscular ya que pueden generarse por diversas causas, la mayoría de ellas muy frecuentes: el estrés, las malas posturas, un movimiento brusco o cargar peso son algunas de ellas.
Se trata de un estado de rigidez o contracción que padece el músculo y que puede resultar muy doloroso. Esto pueden tener un largo periodo de recuperación que nos trastorna el ritmo de vida.
Un primer consejo general es no estar mucho tiempo en la misma postura y hacer estiramientos y pequeños masajes de vez en cuando. También has de acordarte de calentar bien antes de cualquier ejercicio físico.
Sin embargo, si quieres asegurarte más o no has podido evitarlas, los siguientes consejos te ayudarán a prevenirlas o aliviarlas.
Remedios naturales
El aceite de hipérico se trata de un buen preparado que conviene que tengamos siempre a mano.
Se tarda varios días en estar a punto, así que no esperes a que te haga falta y tenlo ya en tu botiquín.
Se prepara con 50 g de las flores y con hojas pequeñas troceadas. Se introduce en un envase de 250 cm3 de cristal, y se termina de llenar con aceite de almendras.
Se deja reposar en un armario protegido del calor y la luz, durante 20 días. Pasado este tiempo se cuela, y está listo para usar. No aplicar antes de la exposición al sol.
Cataplasma de arcilla roja
Prepárala en un plato hondo o cuenco, con arcilla roja en polvo, y añade poco a poco agua (fría o caliente en función del tipo de contractura).
Has de ir añadiendo agua hasta conseguir una pasta espesa, homogénea y sin grumos. Aplícala en la zona afectada y deja actuar durante 30 a 60 minutos. Se aplica 1 o 2 veces al día, durante 2 a 5 días. Pero debes evitarla si hay heridas o daños en la piel.
El magnesio relaja también la actividad del tejido muscular. Se recomiendan de 200 a 400 mg de magnesio, repartidos en 1 o 2 tomas al día. No la tomes durante mucho tiempo ni en caso de insuficiencia renal.
Plantas medicinales
El Harpagofito tiene virtudes analgésicas, es decir que suaviza el dolor, y antiinflamatorias.
Una combinación ideal que el músculo vaya recuperándose. Ha que tomar de 400 a 800 mg de extracto seco al día, repartido en 1 o 2 tomas. Hay que desechar este tratamiento si se sufre de úlcera gastroduodenal. Tampoco es aconsejable durante el embarazo y la lactancia.
La valeriana, por su parte, es una de las plantas más utilizadas para los casos de estrés.
Su actividad relajante y antiespasmódica nos puede ir bien sobre la musculatura y de esta manera ayudar a tratar las contracturas. Se usan de 300 a 900 mg de extracto seco de la raíz, repartido en 1 a 3 tomas diarias. No la tomes en el embarazo.
Preparar una loción casera
Mezcla 40 g de romero, 25 g de menta y 25 g de melisa. Introduce las plantas en un envase de cristal de 500 c.c., y añade 250 c.c. de orujo o aguardiente.
Tapa y deja macerar la preparación durante 20 o 30 días en un lugar seco y protegido de la luz. Pasado ese tiempo, filtra en otro envase y aplica 1 o 2 veces al día en las zonas afectadas, con un ligero masaje. Evita hacerlo en pieles sensibles, irritadas o dañadas.
Baños aromáticos
Los baño de sales son relajantes y que te ayudara a reducir las molestias de la contractura.
Se prepara en agua caliente a la que se le añade 250 gr. de sales de epsom. Previamente, para reforzar sus efectos generales, añade a las sales 5 gotas de aceite esencial de mejorana, otras tantas de esencia de romero y otras 5 gotas de lavanda. Una nota importante, previamente tenemos que echar los aceites esenciales en las sales de Epsom, antes de verterlos en el agua de baño.
Baño de sal gorda, que trata de otro remedio clásico con virtudes relajantes de toda la musculatura.
Se llena la bañera con agua caliente. Se añade la sal gorda a la que también se pueden incluir algun aceite esencial, como la verbena o la lavanda, para darle un toque aromático. Hay que permancer al menos diez minutos sumergidos para que el efecto relajante surta.
Y, finalmente, el Baño de vinagre tiene propiedades también relajantes similares al de sal gorda. Simplemente se sustituye la sal y los aceites esenciales por un par de vasos de vinagre.
El Pepazo/Primicia/El Periodiquito