Luis Carlucho Martín
Los cada vez más amenazantes cambios climáticos, con sus inobjetables secuelas, atentan contra la predicción de la intensidad, efectos colaterales y fecha exacta del tan famoso y tormentoso Cordonazo de San Francisco, que paradójica y hasta contradictoriamente la Iglesia Católica le atribuye al santo más identificado con la paz y la serenidad.
Por calendario es el 4 de octubre. Pero en realidad, se adelanta o se atrasa según la carga que traigan las nubes, de acuerdo con las alteraciones causadas por el hombre con su nociva ambición de dominio. Por eso nadie puede tomar reales previsiones más allá de andar con su paraguas.
Es el día, según la meteorología, que más agua deja caer Papá Dios desde su aposento, para despedir, teóricamente, la temporada de lluvias. Es un fenómeno de países tropicales y particularmente de Venezuela. Y son muchas las historias que se tejen en torno al santo, a los truenos, los relámpagos y la espeluznante llovedera.
Cuenta la leyenda que San Francisco se quita el cordón con el que ata su sotana a la cintura y comienza a golpear las nubes, por eso la cantidad de agua, los truenos y los efectos de tormenta eléctrica…y de paso, el líder de la orden católica con más seguidores dentro del catolicismo, sacude su túnica para tratar de secarla y colocársela de nuevo; por ello la furia de ese aguacero de inicios de octubre.
Francisco, hijo ejemplar de una familia acomodada económicamente, a los 20 años de edad recibió un llamado divino y dio un vuelco a su vida para dedicarse a los pobres, a actos bondadosos en favor de los animales y de la paz; por eso no entendemos cómo desde los más altos púlpitos del poder eclesiástico le han asignado a este santo bonachón tremendo lío relacionado con desastres tropicales, posibles víctimas, inundaciones y con el miedo que causan tanto el cielo encapotado como los truenos y relámpagos en más de un inocente que aún piensa que Chucho está bravo y manda mensajes a quienes se han portado mal.
Su día también es el de los animales domésticos y el de los ecologistas; porque Francisco, además de agitar ese montón de nubes, con su cordón azota al mismísimo demonio quien es repelido, vencido y retornado a su oscurana, gracias a la valiente acción del compadre Pancho, un resteado en nombre de la paz. Bien vale el aguacero…
Como sea que en Caracas el Cordonazo casi coincide con el Día Municipal de La Salsa, posiblemente ese día Santa Rosa cante “La esperé, en el banco del parque que unió nuestro amor, más el cielo ya se transformaba en sombras cargadas de un llanto burlón, solo lluvia me trajo la tarde, solo lluvia tristeza y dolor. Lluvia tú que caes del cielo, regando mi suelo de dulce humedad, borra de mí el desconsuelo de saber que hoy no la puedo amar”…
Quizás Celia Cruz con la Sonora Matancera nos recuerden que “El cielo se ha puesto negro Facundo”, o Rubén Blades repique con lluvia de tu Cielo o pudiera Eddie Santiago cerrar la temporada acuosa con “tus besos fríos bajo la lluvia”…
PD: Advertencia…si por descuidados nos llega a agarrar uno de esos estruendosos chaparrones que vienen generando inundaciones y caos, por favor no nos resguardarnos bajo los árboles. Atraen los rayos y de paso se caen. En los últimos días Caracas ha sido escenario de la furia de la naturaleza. Esos árboles caídos han podido causar mayores daños. A cuidarnos, pues…
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