Alexis Ramón se recupera. Está ansioso por bailar, cantar, y como decía Gimeno, etc. etc, etc. Aunque preocupado por la situación nada halagadora de sus Águilis lis lis lis que andan dando tumbos. Calma, brother, todo volverá a la normalidad.
Alexis Blanco
Desde la canción de Bob Marley recapitulo: Después de la caída, me siento como un muñeco gran Guignol ansioso por cantar y bailar y actuar y escribir y celebrar la vida. En la frente todavía retumba ese paso a paso de la aguja y el hilo de sutura construyendo una suerte de pequeño diamante, una joya muy mía que terminará siendo una metáfora de la buena suerte. Estoy vivo y quizás un poco triste porque mis Águilis lis lis lis han estado dando tumbos durante la pasada semana (¡Detente, Cafenol!) y ello, como a todos los que vivimos en la tierra del relámpago, nos encona y preocupa más allá de la incertidumbre por las hallacas y demás tendencias culturales de diciembre. Para la mayoría sería muy auspicioso y relevante que las cosas estuvieran saliendo bien para el club de pelota que nos apasiona desde hace más de medio siglo. Pero también hay que albergar la fe y la esperanza en que siempre han de sobrevenir milagros capciosos y decentes. Por enésima vez recordaré mi infancia cargada de poesía y teatro y soledad y muchas caimaneras de béisbol. Quisiera que de pronto volviera el azar a sentarse en la cueva de estos jugadores aguiluchos y comenzaran de nuevo a palmearse con satisfacción cada juego concluido, ergo, ganado. Ignoro si esto será comprendido (cada vez escribo con mayor énfasis en el viaje del texto y sus placeres inminentes antes que en los resultados mismos; como si una versión personal del poema Ítaca, de Kavafis, estuviera siempre presente mientas lo hago), pero se me viene a la cabeza y quizás se escurren entre mi excelencia de los 20 puntos de sutura, estas palabras que Hugo Ball, uno de los padres del Cabaret Voltaire, declaró casi que en modo de escritura automática: «Las personas que viven temeraria y precipitadamente pierden con facilidad el control de sus propias impresiones y son presa de emociones y motivaciones inconscientes. Cultivar un arte cualquiera (pintura, teatro, danza, escritura, música, pensamiento) les hará bien, siempre y cuando no persigan ningún propósito, sino que sigan el curso de una imaginación libre y sin trabas. El proceso independiente de la fantasía nunca deja de arrojar luz sobre esas cosas que han cruzado el umbral de la conciencia sin análisis previo. En una época como la nuestra, en que la gente es asaltada a diario por las cosas más monstruosas sin ser capaz de mantenerse al corriente de sus impresiones, la producción estética se convierte en una ruta prescrita de antemano. Pero todo arte viviente será irracional, primitivo y complejo, hablará un lenguaje secreto y dejará a su paso documentos no de edificación, sino de paradoja…”.
Decía pues que también mi águila taura está de capa caída y en consecuencia mi necesidad de regresar a la cueva culturista y culturosa me resulta distante. Se que debo reemprender la ruta y con la frente aun rajada y rallada deberé regresar al Baralt para ensayar y estrenar Zona de Riesgo, junto con Leo Isea y un equipo de gente de teatro muy bonita y profesional. Estrenaremos en diciembre, el Día Regional del Teatro y para esa fecha creo que Jiolexy Santos, la mamá de Dylan, también estará de estreno con una obra de Denny Fernández quien a su vez estará de estreno con una obra en la que interpretará el papel de su vida, el poeta Hesnor Rivera. A todos nos deseo el mayor de los éxitos y que el regocijo del aplauso nos eleve a cada uno de nosotros hacia ese Olimpo donde deseo ver como campeonas a mis Águilis lis lis lis…Luego, esta exquisita certeza de mi propia locura instiga mi leyenda y así, con el gran Eugenio Barba como mi manager poético me atrevo a orar de esta certera manera: “Esta prestigiosa reliquia cultural puede convertirse en un foco de resistencia y disidencia para individuos y pequeños grupos que se resisten al espíritu del tiempo. Los teatros continuarán existiendo y resistirán, siempre y cuando puedan inventar y definir su propia razón de ser, un significado personal y un modo de reaccionar a la indiferencia y a la opresión que los rodea[…]Es un sistema de producción mucho más difícil y retador de la simple realización y consumo de espectáculos. El tercer teatro es una cultura en el sentido antropológico: crea una fuerte identidad de grupo en su vida material, social y creativa; instaura una nueva relación con los espectadores en un sistema de comunicación directa, a veces por fuera de los mismos teatros. Un ejemplo sería el teatro callejero, teatro en las cárceles, hospitales, manicomios o el que se realiza en el marco de los trueques. Este tipo de teatro plantea un lenguaje escénico construido sobre el entrenamiento físico e implementando técnicas de montaje de acciones. Tiene una relación directa con los maestros del pasado y reconoce en la pedagogía la posibilidad de transmisión de un saber, formando un vínculo estrecho con las universidades y lugares de reflexión teórica[…]Lo que une a los actores del mundo es el sats, el impulso que está antes de realizar una acción, el estar presentes en la escena con una forma vital intensificada. Lo que los diferencia es el grado de pereza, la inconstancia y la incapacidad de ir a los extremos…”. Como ansioso por aprender a jugar buen béisbol, El Flaco Spinetta, poeta del rock argentino, también interviene mi cadáver exquisito y así Spinetta escribe su Manifiesto: “Denuncio a otros grupos musicales por repetitivos y parasitarios, por atentar contra la música amplia y desprejuiciada, estableciendo mitos con imágenes calcadas de otras músicas que son tan importantes como las que ellos no se atreven a crear ni sentir”. Jejeje.
Deliro y en tales circunstancias lo mejor sería que vayan a revisar los menesteres desatendidos. Yo me quedaré aquí. Calentando dedos para seguir escribiendo locuras sanas e insanas. Por ejemplo, y siguiendo con la pelota, hace poco metía la cuchara en la ensalada de béisbol de mi amigo García Leal: “Tony tiene razón. El corazón tiene mucho que ver con el arte de jugar bien al béisbol, aunque sea en función de transnacionales del deporte. Veamos esto: Roki Sasaki y Shohei Othani, para solo citar par de japoneses de talento superior, tienen que irse a buscar sus cobres en La Meca de la MLB…Por otro lado, nadie sabe a ciencia cierta qué será del destino de un jugador recién firmado, hasta que suceda su propio destino. Revisen casos: el padre de Acuña fue formado con rango A1 y no fue él sino su hijo quien coronó la papa; luego tengo este ejemplo matasiete: lo Tigres de Aragua firmaron a un súper prospecto llamado Virgilio Mata y, de vainita, por no dejar, firmaron a precio de gallina flaca a un flaquito que hasta tuvo que costearse su boleto para ir a probar suerte en el Norte. Un par de años después, ese chamo subió para quedarse: pegó un triple en su primer turno y desde ahí comenzó una leyenda como siore de una increíble metáfora de la excelencia para jugar pelota llamada Big Red Machine…Como todos los aquí concurrentes somos autistas de este vicio del diamante, ya todos saben el nombre de ese flacuchento, conocido por el mundo como The King…
Jejeje…Pude haberme ganado la vida escribiendo sobre béisbol, con maestros como Milton Richman o Juan Vené. Emulando al primero e imitando el título de uno de sus más prominentes artículos, “Mantente dulce como siempre”, le escribiría algo parecido a este hijo de Acuña: tu gran enemigo duerme con vos mismo. En fin, no paren mucha bola. Soy un alien. Y me nutro del alto grado de condescendencia que generan sus comentarios, tán parecidos al recién elegido presidente de Argentina: fanáticos e intolerantes con el pensamiento adverso. No les digo más: God bless us…!”
También compartía, con mi noble antiguo amigo baterista, don Carlos Nieto: “Este comentario registra un doble sesgo. Aquí, en Maracaibo, donde la petulancia siembra sus jardines más patéticos, la palabra “Payaso”, adquiere terribles connotaciones despectivas. Popov e incluso Poppy disentirían sobre semejante aberración lingüística. En cambio, siguiendo con el ejemplo sobre el lenguaje coloquial de esta ciudad, la palabra “Verdugo” cobra dimensiones superlativas. Cuando un maracucho dice acerca de alguien que es eso, el verdugo, no es quien corta cabezas cumpliendo mandatos ajenos, sino alguien que es superior en alguna actividad y disciplina. También podría agregar que, en descargo de los clowns, encontramos que El Circo del Sol, junto con su homólogo de Moscú, son fino ejemplo de lo exitosas que pueden llegar a ser empresas culturales superiores cuando son bien administradas…
Por favor, léase este comentario como una simple reflexión semántica antes que política. ¡Salud!…”.
Luego estoy hurgando en estas redes y alguien me tira este mensaje de Klaus Kinski (un enorme actor y no, como sin duda pensaron, ese cuarto bate zurdo o ese lanzador abridor que hará la diferencia con las Águilis lis lis lis y sobre toda esa multimillonaria caterva de competidores): “Yo no sé qué quiere decir ser actor, ni meterse dentro del personaje, ni todas esas tonterías. Se trata de una fuerza que está ahí, que es ajena a mí y que me posee. Es la misma fuerza que se puede manifestar en el cielo, en los árboles o en el océano. Un árbol no explicará de dónde surge su fuerza; no puede hacerlo, pero la tiene. Yo siempre he sabido que tenía esa fuerza; no quiero hablar de porqués ni de cómos. Está ahí.”
Déjenme esa hasta ahí. Mezclar realidad y ficción, béisbol con teatro y literatura, podría devenir de la V invertida (¡uuuiiijjjhhh…!!!) que ahora anima mi frente descocada…
Disculpen la pasión extrema…En esta foto salgo con un colega especialista en béisbol, mi hermano Kelvy Darío Pirela..Junto con él les brindamos:
Salud…!!!
Para recibir en tu celular esta y otras informaciones, únete a nuestras redes sociales, síguenos en Instagram, Twitter y Facebook como @DiarioElPepazo
El Pepazo