Cynthia Serebrinsky
De tal envergadura se consideró su físico curvilíneo, que hasta los rígidos franceses incorporaron a su vocabulario la palabra lollobrigienne, para designar a las damas de formas extraordinariamente femeninas. Y es que Gina Lollobrigida fue, desde mediados de los cuarenta, un sex-symbol más allá de sus fronteras. La donna più bella del mondo -así como la llamaron durante años en honor a la película que rodó en 1955– quedó tercera en el certamen de Miss Italia, de 1947. Lucía Bosé -madre del cantante- se alzó con el título. Pero de aquel paraíso hace mucho ya, y hoy la Lollo, como la llaman en el mundo entero, en su cumpleaños número 95, llora. Se siente humillada.
La legendaria actriz vive una situación muy difícil en cuanto al manejo de sus bienes. La estrella de El jorobado de Notre-Dame ha tenido una relación especial con Andrea Piazzola, de 34 años, durante varios años. Los dos son autoproclamados “amigos”, y ella lo nombró recientemente como su asistente y administrador de su fortuna de 40 millones de euros. De hecho, él mismo se mudó a su casa con su pareja y su hija, lo que enfureció a la familia de la italiana.
Reservado en la mayoría de ocasiones, Piazzolla trata de mantenerse lejos de los reflectores. Hace dos años fue papá de una niña a la que ha llamado Gina junior, en honor a la musa. En contadas ocasiones, aunque no lo hace desde hace tiempo, ha visitado los canales de televisión para defenderse y ofrecer su versión. En una de sus últimas apariciones públicas, Piazzolla señaló: “No quiero que Gina parezca una persona que no ha sido generosa con su familia. Milko es muy buena persona y no creo que nunca le haya interesado el dinero”.
El único hijo de la actriz, Milko Skofic, y su nieto, Dmitri, creen que Piazzolla apuntó a su dinero. En 2013 y 2018, Piazzola fue acusado de intentar vender arte y varios artículos de la casa de la Lollo en una subasta sin su conocimiento, por un valor aproximado de 300.000 euros. La familia de la estrella no dejó las cosas a su suerte y acusó a Piazzolla de engañar a una persona mayor con una ganancia económica.
El caso llegó a los tribunales, donde el hijo y el nieto de la consagrada diva pidieron la cesión de los derechos para administrar su propiedad, pero los jueces dictaminaron que Gina Lollobrigida, cuando cumplía sus 93 años, estaba segura y en plena capacidad de tomar decisiones independientes. Pero el caso alcanzó a la Corte Suprema, donde los jueces dictaminaron que no podía administrar su dinero.
La estrella italiana contrató a un famoso abogado italiano, considerado una bandera roja para la mafia italiana, con el fin de recuperar el control de su fortuna.
Y esta no es la primera vez que la vida íntima de Gina Lollobrigida atraviesa un escándalo. En octubre de 2006, a los 79 años, anunció a la prensa su compromiso con un empresario español de 45 años, Javier Rigau y Rafols. Se habían conocido en una fiesta en Monte Carlo en 1984, y desde entonces se habían convertido en compañeros. Finalmente en ese mismo año, la italiana y Rigau firmaron un acuerdo prenupcial y se casaron en España.
Pero en 2013 Lollobrigida inició acciones legales contra Javier Rigau y Rafols alegando que su ex novio había protagonizado una ceremonia secreta en la que se “casaba” con una impostora que se hacía pasar por ella en un registro civil de Barcelona. La protagonista de Salomón y Sheba dijo que tenía la intención de reclamar su patrimonio después de su muerte y acusó a Rigau de fraude, diciendo que anteriormente había obtenido el derecho legal de actuar en su nombre con un poder notarial y llevó a cabo el complot para conseguir un poder adicional.
“Hace un tiempo me convenció para que le diera mi poder notarial. Lo necesitaba para unos asuntos legales. Pero en cambio me temo que se aprovechó de que yo no entiendo español… Quién sabe qué me hizo firmar”, declaró en aquel entonces.
Lollobrigida no ha rodado una película desde 1997. “Estudié pintura y escultura en la escuela y me convertí en actriz por error… He tenido muchos amantes y todavía tengo romances. Toda mi vida, he tenido demasiados admiradores “, dijo a la prensa la actriz pocos años después de retirarse de la escena, reconociendo al mismo tiempo su eterna debilidad por los hombres más jóvenes.
El último diciembre, Gina declaró con lágrimas en los ojos en el programa Domenica In de la cadena RAI, que no se trata de un engaño por parte de Piazzola y que ella tiene derecho a vivir, pero también a morir “en paz”. “Andrea fue una bendición para mí. Es como mi hijo. Me siento tan cansada. No he hecho nada malo, pero (mi familia) está furiosa conmigo y no me deja en paz... A mi edad yo debería tener un poco de paz, pero no la tengo. Tengo derecho a vivir y morir en paz. Déjenme morir en paz. La vida es mía y quiero poder decidir lo que quiero”.
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El Pepazo/Infobae