Jheilyn Cermeño
Aunque usted no lo crea en el Libro de los Récords Guinness hay una historia particular sobre un hombre y su peculiar forma de alimentarse, documentada como «La dieta más extraña», su protagonista Michel Lotito.
Lotito, tenía la capacidad de comer todo tipo de cosas, es decir, cristales, metal, madera, autos e incluso aviones sin sufrir daños en su salud.
Este hombre nació el 15 de junio de 1950 en Grenoble, Francia y desde los 9 años empezó a comer objetos extraños, como trozos de un vaso de vidrio.
Su madre, preocupada y asustada por su condición, lo llevo al médico y le diagnosticaron con un trastorno alimenticio conocido como pica.
Condición psicológica caracterizada por un apetito por sustancias no nutritivas.
Asimismo, se informó que tenía un revestimiento grueso en el estómago y los intestinos que le permitía consumir metal afilado sin sufrir daños en su organismo.
Además, tenía jugos digestivos que le permitían digerir estos materiales, pero los alimentos blandos, como los plátanos le provocaban enfermedades.
Un hombre con un superpoder
A los 16 años ya era una celebridad en su ciudad y sus shows eran tan impactantes que gente del público subía a la tarima para clavarle dardos en la espalda e incluso quemarle las yemas de sus dedos con cerillos.
Cuando actuaba comía cerca de un kilo de material y su método de digestión consistía en tomar aceite mineral y agua.
Los órganos de Michel nunca sufrieron un daño y se estima que entre 1966 y 1997 comió cerca de nueve toneladas de metal.
Cuando comía bicicletas u otros vehículos evitaba las partes ‘no comestibles’ como los pedales, la cadena y la manivela. El hombre hacía estas dietas solo dos veces o máximo tres veces por año, según el Diario The Leader Post.
Gran hazaña
Lotito realizaba presentaciones comiendo “pequeñas cosas metálicas”, pero él quería ir por un objetivo mucho más grande.
Por lo que, decidió planear su más grande hazaña, y se comió una avioneta Cessna 150 entera.
Para ello se tomó su tiempo, comenzó a masticar el avión biplaza en 1978 y continuó hasta terminarlo en 1980.
Por lo anterior se le otorgó el premio Guinness a «la dieta más extraña del mundo», según información del Libro Guinness de los Récords.
Este hombre murió el 25 de junio de 2007 por causas naturales, y fue enterrado en el cementerio de Saint Roche en Francia.
Gracias a su llamativa alimentación ganaba alrededor de mil dólares por espectáculo.
Durante su vida se comió un ataúd, dos camas, una computadora, un par de esquíes, siete televisores, seis candelabros, 18 bicicletas y 15 carritos de supermercado.
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El Pepazo/2001/Agencias/El Clarín