Jokic no firmó uno de sus partidos para la historia, con 27 puntos, 10 rebotes y 14 asistencias. Pero jugó el partido cómo quiso. Marcó el ritmo, lanzó a su equipo y centró tantas miradas que permitió a Jamal Murray poner el punto más a los Nuggets. Miami, sin gran acierto (13/39 en el triple), se quedó sin fuelle pronto. Ni siquiera el corazón de Jimmy Butler apareció (13+7+7). Las sensaciones no pueden ser más dispares.
Era el deber de Denver. «No será hoy. No será en nuestra casa», repetía Michael Malone en las tripas del antiguo Pepsi Center. Con esa motivación y una Denver tintada de dorado salieron apretando. Las finales, desde el inicio. Se aprovecharon de la fijación defensiva en Jokic, que no tiró en los primeros 11 minutos de juego. Pero ‘Joker’ también hace otras cosas: reparte, marca al rival. Y así nutrió a un Aaron Gordon inmenso de salida, con 12 puntos en el primer cuarto. Miami no despertaba y sólo Butler les mantenía (27-20, 10′).
No será hoy. No será en nuestra casa
Michael Malone
Lo mejor de los Heat era, sin duda, el resultado. Y es una de las claves de los de Florida, que saben competir, pelear y agarrarse. Con mejor movimiento de balón cerraron una amenaza de ruptura definitiva de Porter Jr. (35-24, 15′), con Bam Adebayo (16 puntos al descanso) creciendo debajo del aro. Pero Denver no se permitía sorpresas, entre el acierto de Brown exterior y los primeros pinitos de Jokic bajo el aro Sacando faltas o arrollando a sus defensores (50-37, 16′).
El acelerón de Denver
Jokic estaba. Y eso son malas noticias. De influir en la visión y lectura, a la ejecución. Sus minutos finales al descanso dieron el empujón junto a un sensacional Murray. Un gran pase a Gordon, otro a Murray que finalizaba desde el triple y un gancho maravilloso para irse al ‘bocadillo’. Sólo el triple de Vincent amenazó con la sangría (59-42, 24′), ante unos Heat necesitados de más puntos además de Butler y Adebayo, pues Strus y Martin firmaban un terrorífico 0/12. Denver despegó, entre el inspirado ‘Joker’ (10+3+10 al descanso) y un Murray brillante (18 al descanso).
Un plan perfecto, que aguantó cualquier embestida. La de Miami de salida en el inicio de la segunda mitad (7-0 de parcial tras triple de Vincent), con un excelso Murray firmando dos 2+1 consecutivos y asistiendo al triple de Jokic (71-55, 30′). Salvo Adebayo, los Heat se quedaban sin argumentos, especialmente defensivos, ante un rival con tantos recursos. Una demostración perfecta de ser candidato a todo.
Pero no desencadenó una paliza. Sin puntos, Miami colocó corazón ante el ritmo de Denver. Los Nugetts repitieron amenaza para romperlo, con triples de Caldwell-Pope y la aportación de Brown (81-60, 35′). A los Heat sólo les quedaba su valor, saliendo por enésima vez a la luz con dos triples de Lowry y el de Vincent (84-74, 38′). Un parcial que les metió en faena, pero Jokic, con un inmenso pase a Green, faltas de tiro y una bandeja, se encargó de dinamitar (90-74, 39′).
También puso el broche. Su reverso a Adebayo sentenció el primero de la final (104-93). Indefendible, imparable y líder. Miami tiene corazón, pero no a Nikola Jokic. El serbio es la solución, resumen, fondo y forma. Su primer día en las finales de la NBA fue una exhibición. La jugarreta del Joker ha comenzado.
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El Pepazo/Marca