En la homilía, el monseñor José Luis Azuaje Ayala, recordó que la Madre de Dios vela por todos los que sufren y los damnificados de este cambio climático que se viven en el Zulia y en Venezuela
En este día los devotos honran y veneran a María del Rosario de Chiquinquirá como reina del Zulia que fue coronada hace 80 años, y acuden a este reencuentro luego de su visita por las 69 comunidades parroquiales, en el marco de los 125 años de la Diócesis del Zulia hoy Arquidiócesis de Maracaibo.
La reflexión la hizo el arzobispo de Maracaibo, monseñor José Luis Azuaje Ayala, durante la misa solemne con motivo de la tradicional Bajada de La Chinita, efectuada en la tarde de este sábado en la plazoleta de San Juan de Dios y con la cual se inician las fiestas patronales. Un altar decorado con flores en tonos rosa, blanco y marfil, engalanó el espacio para recibir a la Reina Morena y a los fieles que acudieron masivamente para venerarla. Estuvo acompañado de miembros del clero zuliano, Servidores Marianos e Hijas de María, coros y grupos católicos y laicos consagrados.
Con el lema “Chiquinquirá misionera de bondad y misericordia” ella baja hoy y toca cada experiencia de vida. Es la bendita entre las mujeres, nos ha dado a Jesús El Salvador, se ha entregado a la obra de la redención. Ella vela por los que sufren, los más pobres, por los migrantes, por las mujeres maltratadas, los desempleados, los desnutridos, los explotados y los damnificados de este cambio climático que se vive en el Zulia y en Venezuela. Es la guía de este pueblo que trabaja para resurgir de los escombros dejados por la pandemia y situaciones políticas, económicas y sociales, que han causado precariedad e injusticias, manifestó el prelado.
Recordó que la Madre de Dios nos invita a vivir en fraternidad. María nos unió como hermanos, de ella debemos aprender que en su hogar cabemos todos y siempre habrá ternura, fraternidad y solidaridad en sus palabras y gestos, en el reconocimiento de la importancia de la otra persona sea quien sea. Ella animaba la comunión, fraternidad y oración entre los discípulos. Ante el sufrimiento, ella no perdió ni la fe ni la esperanza que se fundamenta en Cristo Resucitado.
El Papa Francisco nos decía que de la pandemia no podemos salir indiferentes. Hay que cambiar el rumbo. Pasar de la arrogancia a la humildad, reconocer al otro como hermano y compañero de camino, que aunque no es fácil, darle la vuelta a esta realidad no es imposible cuando apelamos a ideales superiores en la búsqueda del bien común.
Con el esfuerzo de todos necesitamos vivir fraternalmente, no es el recurso económico lo que hace desarrollar a las comunidades, sino la calidad humana de la gente, sus valores, principios y la fe en Jesucristo, que por amor se hizo pan de vida para que a nadie le falte lo necesario, dijo.
Los que hoy celebramos este reencuentro con María del Rosario de Chiquinquirá debemos tener reserva de santidad y virtudes en nuestra vida, que provienen del bautismo y se fortalecen con fe y oración. Lo que hoy experimentamos no es rutina, es la gracia salvífica de Dios para con el pueblo del Zulia.
Posteriormente, comenzó el descenso de La Reliquia al ritmo de gaitas de Los Chiquinquireños, un espectáculo de luces, fuegos artificiales y campanadas. Luego se dio a inicio a la primera de las procesiones en estas fiestas patronales, que se extenderán hasta el 4 de diciembre próximo. La Sagrada Tablita fue llevada por los Servidores marianos por calles del casco central.
El Pepazo/El Universal