Nelso Ramírez Estrada
Este 7 de agosto hay una gran expectativa por la proclamación del presidente electo de Colombia Gustavo Petro Urrego, no solamente en nuestro país sino en el ámbito internacional, donde se cuentan los días para la reapertura de la frontera, cerrada por diferencias entre los dos gobiernos y, sobre todo, por el terco presidente Iván Duque.
Debemos acordarnos de la historia, frontera fundamentalmente demarcada por medio de dos tratados: el Laudo Arbitral Español de la Reina María Cristina de 1891 y el Tratado de Límites y de Navegación Fluvial de 1941, estamos hablando de 2.219 kilómetros de frontera.
La más representativa es la del Táchira y Norte de Santander, por allí ha salido más del 70% de migrantes, quiénes la mayoría cuenta con el Permiso por Protección Temporal, lo único bueno del gobierno del presidente ya saliente, Duque, en materia de migración.
Ya conocemos también al paso fronterizo de Paraguachón–Maicao. Si tomamos este acercamiento con el nuevo gobierno colombiano, estaremos hablando de un mejoramiento económico, no solo para las ciudades o pueblos fronterizos, con la aparición de fuentes de trabajo, directos e indirectos, como la economía informal y el transporte, pronto podemos pasar con nuestros vehículos al Departamento de La Guajira, ubicado al extremo noreste de Colombia, el cual es un pilar para el comercio binacional con mucho flujo de divisas.
Seguiremos esperando la reanudación de las relaciones diplomáticas para avanzar en materia económica, que tanta falta nos hace, sobre todo, no hay que olvidar el turismo que deberá fluir y traer mucha prosperidad en lo que a binacional se refiere.
El Pepazo