Es interminable su legado. Se cumplen cinco años del fallecimiento del mito de la NBA, convertido ya en icono cultural
Cuando los Dodgers cortejaban a Shohei Ohtani, el fenómeno japonés del béisbol profesional, campeón de las Series Mundiales en 2024, MVP de la MLB y ‘Atleta del Año’ para Associated Press, la franquicia californiana encontró ciertas reticencias en el jugador nipón, reacio a traicionar a los Angels, vecinos de Los Ángeles. No era una cuestión de lealtad ni tampoco de dinero lo que impedía abrochar el fichaje. Ohtani, desinteresado, había accedido a cobrar en diferido los 700 millones de dólares por 10 años de contrato (récord entonces) a cambio de que la directiva de los Dodgers tuviera suficiente margen salarial para reforzar al equipo cada temporada.
No fue eso. Al japonés le convenció la magia de ver de su lado, en su futuro equipo, a una figura deportiva histórica. En un momento en el que la negociación con el lanzador-bateador pendía de un hilo, los Dodgers le pusieron a Ohtani un vídeo de Kobe Bryant junto a su familia celebrando una victoria en el Dodger Stadium mientras al mito de la NBA le caían confetis azules y blancos.
“Fue uno de los momentos de la reunión, uno de los grandes ‘highlights’. Recibí un mensaje fuerte y conmovedor» Y fichó. Cinco años después de su trágico fallecimiento en accidente de helicóptero, que ocurrió un día como hoy, un 26 de enero, en 2020, la leyenda de Kobe no para de crecer, como si su compromiso permanente con la mejora y la excelencia, una de sus señas de identidad en vida, le acompañara después de muerto.
Mentalidad única
El recuerdo del feroz competidor que fue Kobe después de 20 años en la NBA, donde ganó cinco campeonatos con los Lakers (su único equipo, caso único de permanencia durante tanto tiempo en una franquicia) y logró numerosos récords, ha dado paso a un estado superior, el del icono cultural y deportivo que inspira a millones de personas y a deportistas en todo el mundo. El estilo Bryant, la dedicación exclusiva a cultivar lo sublime de una forma obsesiva (24 horas, siete días a la semana) que adoptó como forma de vida, “intentar ser el mejor en todo lo que haces”, lo que se ha conocido como ‘Mamba Mentality’, sigue presente en nuestros días.
El espíritu de Kobe sobrevuela. Se puede encontrar en la fabricación de unas zapatillas Nike con algunas de las actuales estrellas de la NBA como Devin Booker, DeMar DeRozan o Haliburton; en la actividad empresarial que sigue Vanessa, su pareja; en la proliferación de murales, a cada cual mejor, en honor a su persona (como el culto a una deidad); en la instalación de varias estatuas junto a la cancha donde jugó (se pueden ver dos junto al Crypto.com Arena, pero están proyectadas cuatro), en la aparición de premios con su nombre, en la NBA -al MVP del All Star Game- y en la WNBA, competición de la que fue uno de sus grandes impulsores antes de la llegada del fenómeno Caitlin Clark, una jugadora que también le idolatra, faltaría más. Kobe vive en tatuajes, gestos, en lances del juego que ayudó a dimensionar tras la era Jordan (el baloncesto NBA), camisetas, galardones, estudios universitarios, en el cine (se llevó un Oscar por un documental), en el arte urbano…
Kobe da nombre a un jugador de los Clippers, Kobe Brown, y a un ‘cornerback’ de los Seahawks de la NFL, Coby Bryant (que lleva el 8). Aparece allá donde imaginen, en la espalda tatuada de Ja Morant, la estrella de los Grizzlies, y en un estudio reciente de la Universidad de Harvard. El asunto no fue la gesta de haber logrado una anotación de 81 puntos en un partido precisamente (el miércoles se cumplieron 19 años de la gesta), o sus dos oros olímpicos, con la selección española como víctima. Se pone en valor su liderazgo empresarial para multiplicar por 67 los beneficios de una bebida energética, BodyArmor, que competía con Gatorade siendo minúscula y terminó en manos de Coca-Cola después de una venta extraordinaria. Bryant invirtió seis millones de dólares en 2011 y logró más de 400 en la transacción tras arrastrar con su influjo y visión a otros deportistas, como James Harden, al que convenció para vestirse de pirata en un spot del que fue el propio director y guionista. Así era Kobe, un Leonardo Da Vinci 3.0, cuyo legado sigue motivando a los deportistas a ser algo más que atletas. Lideró con muchos ejemplos.
Siento que me observa cada vez que salgo a la pista, sé que no estoy solo, es mi héroe, la razón por la que juego al baloncesto
Jayson Tatum, estrella de los Celtics
Su influjo no conoce fronteras, deportes ni rivalidades. “Es nuestro GOAT. Es el Michael Jordan de mi época. Lo hizo todo. Fue el líder del baloncesto con el que crecí y me motiva cada día”, dice Jrue Holiday, base de los Celtics, el viejo enemigo de los Lakers, donde Kobe ya es considerado como el mejor de siempre por encima de Magic Johnson, aunque el debate existe. “Todavía puedo oír su voz cuando pienso en los entrenamientos que hice con él. Era mi héroe, mi ídolo, la razón por la que empecé a jugar al baloncesto. Sé que nos está viendo, estoy intentando continuar con ese legado, y sé que no estoy solo. Me observa cada vez que salgo a la pista”, dice Jayson Tatum, la estrella de los Celtics, que anunció hacer unos días un nuevo apodo: «The Green Mamba». No hace falta explicarlo. Ya lució un brazalete morado con el 24 en una visita a L.A. con los Celtics.
Es nuestro GOAT, es el Michael Jordan de mi época. Lo hizo todo. Fue el líder del baloncesto con el que crecí y me motiva cada día
Jrue Holiday, base de los Celtics
Referente deportivo
El presentador y comediante Jimmy Kimmel va más allá del deporte. Dice que la conexión de Bryant con el arte es inequívoca. Se refiere a los 630 murales repartidos por 43 países de todo el mundo. “Son obra de artistas que se inspiraron no porque fuera un gran jugador de baloncesto sino porque Kobe era un artista”. Uno de los más famosos, el que aparece en las calles del centro de L.A., en el llamado Distrito de la Moda, junto a su hija Giggi y unas alas de ángel estuvo a punto de ser demolido. Hubo una movilización popular con 90.000 firmas hasta que la empresa 2K Games compró el edificio para impedir que desapareciera. Un aficionado de Nueva York pagó 1,5 millones en una subasta por la taquilla que usó entre 2003 y 2016 y que fue cambiada por las obras de remodelación del Krypto.com Arena. Desde los cielos es el quinto jugador que más vende con sus zapatillas de básket después de Jordan, LeBron, Durant y Curry. La historia es interminable. Continuará. Ya lo vaticinó con su artículo en The Players Tribune en 2017. “Un león tiene que comer. Corre conmigo o huye de mí”. Y se pusieron a correr.
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El Pepazo/Marca