Manuel Paredes
Una de las categorías impulsadas por la Revolución Francesa fue la libertad, las otras fueron igualdad y fraternidad. Era evidente que esta revolución destrono el absolutismo del Rey “El Estado soy yo”, situación que establecía un control total sobre las personas y bienes que le pertenecían como súbditos, los
cuales tenían la obligación de contribuir con los gastos de la corona.
Si bien, la esclavitud en muchos casos estaba abolida, persistía un control mediante el servilismo “los siervos de la Gleba” que estaban confinados a un lugar sin poder transitar por otra territorio que no fuera en el que vivían. dEn los burgos los comerciantes pugnaban por la eliminación de esta condición para poder contar con mayor cantidad de trabajadores.
La suntuosidad y derroche de gastos del Rey y sus acólitos frente a la miseria de la población encendio la llama de la insurreccion en la Francia monárquica. Deviniendo en un gran debate en lo que constituye la libertad y la igualdad. Esto lo traigo a colación cuando Milei utiliza el término “Libertad carajo” para impulsar la mayor desigualdad a favor del gran capital y atacando los derechos laborales impulsando el empleo precario mediante el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que modifica la Ley de Convenciones Colectivas de Trabajo eliminando el concepto de “ultraactividad” que establecía que un convenio de trabajo permanecía vigente hasta la firma de otro, con lo cual al vencimiento de un contrato, el trabajador no tiene ningún contrato que lo ampare.
También se derogó el principio de irrenunciabilidad que establece que ningún trabajador puede aceptar en forma individual condiciones laborales inferiores a las que dicta el convenio de su actividad. A la vez este decreto elimina el pago de horas extras. Estas medidas no son novedosas ya fueron aplicadas en el tiempo de Videla y también en el periodo de Menen con el impulso de la flexibilización laboral en el modelo del llamado Consenso Washington en los años 90 que buscaron además la apertura comercial y el incremento de la deuda externa, que trajo en su momento la quiebra de numerosas empresas y el aumento del desempleo.
Retrotrayendo el asunto de la libertad, la misma no puede considerarse como tal si no hay igualdad de oportunidades y de derechos para todos. Es evidente que en una sociedad de clases el Estado actua a favor de los grandes capitales, de allí que existan contradicciones permanentes entre los intereses de los ciudadanos y los que representa el Estado que expresa en muchos casos los intereses del capital.
En todos procesos de lucha, los ciudadanos han logrado la conquista de derechos laborales, sociales y civiles, los ejemplos mas recientes en la historia es la lucha contra el apartheid en Sudafrica en la cual la lucha por la libertad
iba asociada a la lucha por la igualdad social que negaba el apartheid, pero es evidente que si no generan condiciones materiales para una distribución de la riqueza que elmine la desigualdad no habrá avances en la humanidad.
Es en la transformación que se produce en su base material la que determina los cambios. De allí que el concepto de soberanía igualitaria llega a ser contradictoria, producto de que, al ser desplazada la monarquía como fue el
caso de la revolución francesa, la soberanía pasa en el nuevo estado capitalista o burgués a establecer jerarquías e instituciones que responden a los intereses de la clase social dominante, pese a la Declaración Universal de
los Derechos del Hombre, de manera que se soslaya el derecho natural.
Es evidente que esos avances en la historia es producto de las condiciones materiales existentes en la sociedad por ello Marx plantea que en la Gaceta Renana (1848), que el triunfo de la burguesía era entonces el triunfo de un nuevo sistema social, la victoria de la propiedad burguesa sobre la propiedad feudal, del sentimiento nacional sobre el provincialismo, de la competencia sobre el corporativismo, del reparto sobre el mayorazgo… de las luces sobre la superstición, de la familia sobre el nombre, de la industria sobre la pereza heroica, del derecho burgués sobre los privilegios medievales.
Hoy la lucha por la libertad implica la defensa de los derechos laborales, sociales que permitan la igualdad de acceso a los mismos, sin discriminación, Con una distribución de la riqueza equitativa. Ese es el reto de los trabajadores y de la sociedad en conjunto para el avance de la humanidad.
El Pepazo