Leonardo Núñez Martinez
Adquirir en posesión o propiedad una parcela, fundo o matera pasaba por asegurarse que en su patio y en las «majadas»,existiese «una buena sombra». Igualmente, en el patio de una casa en el pueblo y hasta en su frente o costado era valorado significativamente si contaba con «una buena sombra» de uno o varios árboles que la refrescaran del inclemente sol tropical.
Al valorar un predio agricola, «una buena sombra» no entraba en la lista de bienes estimables en dinero pero subjetivamente influía en la consciencia del montuno al igual que el estado de los animales, de las instalaciones, el pasto o la dimensión del terreno.
Llegar a cualquiera de esos predios y encontrarse con un «solazo» afectaba el ánimo de compradores, visitantes o trabajadores. En cambio, si había «una buena sombra» el ambiente era confortable y su visual era atractiva, dada la asociación que producen las hojas, frutos, tallos, pájaros y calidad del aire.
Por eso, sigue teniendo enorme importancia la plantación de mangos, mamones, nísperos, guayabas, almendrones, robles, laras, cabimas, caimitos, caricolíes, árbol de pan, cujíes, curarires, acacias y tantas especies vegetales que dan «una buena sombra», embellecen y enriquecen el ambiente.
Ni los techos y paredes que detienen la directa luz solar han superado la necesidad de tener «matas» dónde debajo de ellas sentarse a conversar, realizar alguna labor artesanal o guindar una hamaca. Para nuestros padres y abuelos, el microclima que se conformaba en «una buena sombra* propiciaba un «estar» de reunión, trabajo, refugio, entretenimiento y descanso.
La existencia del Sistema de Naciones Unidas constituye «una buena sombra» a pesar del saboteo imperialista a sus decisiones, espíritu y normativas dirigidas a regular el comportamiento de los países en el ámbito internacional.
Votar prácticamente sólos por mantener el bloqueo a Cuba y salir aplastados por una mayoría de países que exige detener el genocidio en Gaza son demostraciónes «antiparabólicas» e irrespetuosas al sentimiento de la Asamblea General de miembros de la ONU.
Sin embargo, de no existir esa «sombra» los imperialistas gringos y sus secuaces andarían más realengos, absolutos o sin control alguno.
Para hacerlo más efectivo, ese refugio, como escenario para denunciar, dialogar y mejorar la convivencia universal que se llama Organización de las Naciones Unidas necesita redefinirse, transformarse, mejorarse, mudar su sede, independizarse de los controles imperiales, así como los árboles requieren abonarse, podarse, curarse, regarse y hasta mudarse de lugar si es necesario, para que den «una buena sombra».
¡ORGULLOSAMENTE MONTUNO!
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El Pepazo