Manuel Paredes
Recientemente me tocó ser orador en una actividad del FAVL en el Zulia con el fin de exponer la situación de los presos políticos en el país. Este asunto es de gran importancia, por lo que darle la prioridad en estos momentos es fundamental. Su número asciende a 316, de los cuales 171 son militares y 145 civiles, aunque hay organizaciones que los ubican en 245.
A pesar de esto, la dirigencia política nacional en general no ha hecho una campaña a fondo para colocar este tema sobre el tapete, priorizando en muchos de ellos solo el llamado a las primarias, aspecto que tiene su relevancia, pero que entendemos debe ser parte de un conjunto de luchas que deben ser diversas en sus formas y contenido. Aspecto que en 1958 fue presentado como programa de lucha política por la Junta Patriótica, es decir, la libertad de los presos políticos, el regreso de los exiliados y el
restablecimiento de la democracia que implicaba la legalización de los partidos y la libertad de prensa. Aspectos que condujeron a la huelga nacional y la de los estudiantes el 21 de noviembre de 1957, sucesos que llevaron al pronunciamiento militar que derroco la dictadura en Enero de 1958.
Entender la unidad en un torno a un programa mínimo, es una tarea insoslayable, toda vez que el mismo recoge las necesidades más ingentes y priorizadas de la lucha por alcanzar un cambio político hacia la conquista de espacios democráticos en el país. Se considera que es mínimo, porque es lo que realmente tiene capacidad de unir ante la diversidad de tendencias y criterios, son los puntos en los que se alcanza unidad de acción.
Es además necesario que entusiasme a la población, hoy más urgente que nunca, dado que las mediciones de opinión pública indican una alta desconfianza hacia la dirigencia opositora a pesar que el director de Delphos, Félix Seijas Rodríguez, indicó que en su última medición el 72,5% de la población desea un cambio que le permita mejorar su situación actual y tener un futuro mejor.
Asimismo, de acuerdo con esta encuestadora, de un universo de 1.200 consultados a escala nacional el chavismo representa 25%, la oposición 36,4% y un 37% no se identifica con ninguna de esas opciones, aspecto que llama la atención porque considera a ambos sectores como los que no les garantiza una esperanza de lograr una verdadera transformación en función de las mayoría.
Además, de acuerdo con la encuesta Delphos, la molestia y la esperanza son los sentimientos predominantes en la población ante la situación actual del país; de hecho, 33,8% está esperanzado y 23,7% se declara molesto Por tanto, la alianza opositora debe hacer esfuerzos para volcarse a la vez a la lucha de calle acompañando la pelea por salarios justos, de acuerdo con el artículo 91 de la Constitución, por pensiones dignas, por el pago de los aguinaldos o bonos de fin de año no fraccionados, por el respeto a las tablas salariales, de presupuesto justo para las universidades, por exigir servicios púbicos de calidad, en fin acompañar el pliego de lucha que sostienen los sindicatos, gremios, pensionados y vecinos en general. Por otra parte, en la misma medición se estima que más de la mitad (51,9%) està dispuesta a votar en unas elecciones primarias para escoger al candidato opositor que se mediría con Maduro dentro de dos años, lo que evidencia que solo a la mitad de la población les interesa este tema.
Hay otro aspecto que refleja este estudio como lo es la poca movilización de la sociedad para exigir sus derechos, la encuesta refleja que solo el 24,2% de las personas están dispuestas a protestar, esto se evidencia en las luchas que desarrollan los pensionados, los sindicatos y los gremios en los últimos tiempos, que sin embargo, en algunos casos han dado marcha atrás en algunos aspectos como fue el pago del bono de vacaciones en educadores y en el sector universitario.
Por ello, la necesidad de establecer criterios de inclusión y mecanismos que permitan que los objetivos trazados puedan ser asumidos por la población que desea cambiar al régimen, a fin de lograr incorporar a amplios sectores de la sociedad en un plan de acción que conlleve a la discusión en asambleas de vecinas, en el desarrollo de acciones de calle para las exigencias planteadas.
En fin poner a circular un programa mínimo que tomando en cuenta la lucha política como lo es el cambio de régimen, plantee la exigencia de la libertad de los presos políticos, retorno de los exiliados, realización de elecciones libres competitivas, legalización y respeto a los partidos políticos que les han sido secuestrados sus tarjetas y símbolos, combinándolas con las luchas sociales que afectan a la mayoría de la población.
Además se debe consolidar en las distintas plataformas existentes una amplia unidad, que incorpore de verdad a todos los sectores, políticos, sociales, gremiales, religiosos en una sola acción, presentando un programa mínimo en lo político y un programa de reconstrucción que reivindique la producción nacional, de soberanía nacional frente a los imperialismos chino, ruso y norteamericano, a la vez el programa debe contemplar el mejorar las condiciones de salario y de los derechos laborales para elevar la productividad, diversificando la economía, estableciendo una nueva ética y una nueva democracia que de verdad consulte la opinión de los ciudadanos.
De no realizarse este propósito, es difícil que en Venezuela se logre presionar al régimen para lograr los cambios necesarios,
El Pepazo