Por ahora, la mejor marca del año -con viento regular- la tiene el británico Zharnel Hughes con 9.83 (1.3). Aquel 2004, Justin Gatlin encabezó el ranking mundial con los 9.85 (0.6) logrados en la final de los Juegos de Atenas.
La consecuencia más inmediata es que esta temporada tenemos hasta 19 atletas en una décima -entre 9-83 y 9.93- y 12 de ellos estarán en Budapest para reclamar la corona de la velocidad mundial. Un honor que desde la retirada de Usain Bolt -ocho oros olímpicos y 11 mundiales entre 2008 y 2016- en los Mundiales de Londres de 2017 ha ido pasando de una cabeza a otra en las grandes competiciones.
En Doha 2019, Christian Coleman confirmó su supuesta condición de heredero con un triunfo inapelable en la final de aquel Mundial. Coleman se impuso con un crono de 9.76 (0.6), 13 centésimas más rápido que el veterano Justin Gatlin, que defendía el oro de Londres 2017.
Aquel breve ‘reinado’ lo truncó una sanción por saltarse tres controles antidopaje, lo que impidió su presencia en los Juegos de Tokio, un campeonato que encumbró al italiano Marcell Jacobs de forma un tanto sorpresiva para resquemor de la velocidad estadounidense.
Jacobs acudiría un año después a Eugene a refrendar su título olímpico en el Mundial pero una lesión muscular le frenó en seco cuando se disponía a disputar las semifinales del hectómetro.
Kerley y el reto de repetir
Aquel nuevo giro del destino propició un festival estadounidense encabezado por Fred Kerley, plata un año atrás en Tokio, que se impuso por delante de sus compatriotas Marvin Bracy y Trayvon Bromell.
Veremos si Kerley es capaz de repetir título en la capital magiar aunque más que medallas, lo que la velocidad mundial espera es a un ‘mesías’ que sea capaz de romper la baraja con un crono por debajo de 9.70. De momento, habrá que conformarse con la emoción de la incertidumbre.
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El Pepazo/Marca