Por: Luis Semprún Jurado
“Cuando la verdad es inconveniente, el enemigo recurre a la mentira dicha mil veces.”
ANONIMO
“¿Y entonces, camarita? «Los amos del mundo» siguen haciendo de las suyas. Si se da cuenta, mantienen a los pueblos divididos con distracciones con aquello de «negro o blanco», «izquierda o derecha», «afrodescendiente o caucásico», «emigrante, refugiado o nativo», «católico, protestante, judío o musulmán», etcétera, etcétera, mientras promueven altercados entre ellos, inundan al mundo de drogas, generan y financian guerras, resucitan el endemoniado «nazismo», e inventan guerras religiosas, para que se debiliten entre sí. Es así como logran dominar a todos los que se creen lo suficientemente «libres» como para desafiarlos. Les roban algo más que recursos naturales y económicos, les roban su futuro; los inoculan con odio, desesperanza y resentimiento para que traten de despedazar a sus vecinos sin dudar. Camarita, los envían a una muerte segura sin ningún tipo de remordimiento, porque si algo tienen seguro es que ese es el precio que pagarán, que para morir sólo se tiene que estar vivo. Al final, las pequeñas y débiles naciones se convierten en «tierra arrasada», tierra de nadie, ruinas y devastación, y entonces, como por arte de magia, aparecen los «amigos» salvadores que vienen a «ayudar» con la reconstrucción que les permitirá cancelar la inmensa deuda adquirida por la compra a crédito de armas, armas que muchas veces se desvían en el camino a mercados clandestinos. Sí, camarita, adivino su inquietud y su pregunta: «¿En qué cambió la guerra la realidad de Afganistán, Libia, Palestina, Siria, Iraq, Vietnam, Yemen, Somalia, etc. etc., y ahora Ucrania?» Porque la guerra seguirá siendo la guerra, y sólo trae muerte y desolación. Y como le dije la semana pasada, sólo hay una respuesta para todas las guerras: la cuestión de la legitimidad del acto de matar sin importar género ni edad. Claro, Iraq, Libia, Palestina y Yemen son sus guerras porque unas las ganaron y las otras las están y que ganando. La de Ucrania es de Rusia únicamente, claro, porque la van perdiendo, por eso necesitan el veneno de la mediática palangrista internacional para inventar una víctima. Camarita, ni de vainita se enfrentan directamente ni con Rusia, Corea del Norte, Irán, ni China, que son de su tamaño. Por ahí leí que los gringos son cobardes y que Hollywood les ha lavado la cobardía un buen tiempo pintándolos como héroes, como «arriesgados combatientes por la LIBERTAD, LA DEMOCRACIA Y LOS DERECHOS HUMANOS». Jajaja, camarita, que me cuenten una de súper héroes modernos, porque los viejos de Marvel son «sin excepción», estadounidenses que siempre salvan al planeta. La realidad debe ser muy rebuscada, como la del Diario de Ana Frank o la de «Cómo vender un Holocausto». ¡Que nadie se ofenda! O sea”
Según Bertrand Russel, el problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas. Y de esas dudas es que se aprovechan “los amos del mundo” para manipularlos. Es un secreto a voces quienes son y que hacen, porque su “Club” se ha dedicado a acabar con nuestras libertades personales “y que” para “garantizar nuestros derechos humanos mediante un solo y único gobierno puesto por ellos en la Organización de Naciones Unidas. Sí, Bilderberg y Co. son el poder que manipula los gobiernos como marionetas para que hagan lo que ellos quieren. Decía Albert Brecht que “con las guerras aumentan las propiedades de los hacendados, aumenta la miseria de los miserables, aumentan los discursos del general y crece el silencio de los hombres”. Los del Club así lo entienden. De allí que se dediquen a acumular, no dinero, no, porque poseen inmensas fortunas, sino poder, poder para ser titiriteros y poner a los demás a matarse entre sí por una ilusión de superioridad. Y últimamente han mudado su sede principal a Shangai. ¡O sea!
De acuerdo a Harold Pinter: “Nunca sucedió. Nunca sucedió nada. Incluso mientras sucedía, no estaba sucediendo. No importaba. No tenía ningún interés”. Esa idea parece ser lo que inoculan a los pueblos. Un ejemplo típico es el exterminio palestino. Los países miembros de la Unión europea se escandalizan por la operación especial rusa de desnazificación de Ucrania, pero miran para otro lado cuando se trata del genocidio que se comete contra Palestina. El gobierno Israelí es protegido por el veto de los EEUU en la ONU y ésta no lo obliga a cumplir las innumerables sanciones que le ha impuesto. ¿Impunidad? Israel ataca a Siria, al Líbano, a Irán, y nadie dice nada. Ah, pero cuidado si una piedrita es arrojada contra su territorio. ¡Nostradamus no se equivoca!, su caída será inminente. Traigo a este contexto algo que dijo Alberto Fernández (sic): “Que la conmoción, el horror y el repudio que este hecho nos genera se convierta en un compromiso permanente para erradicar el odio y la violencia de la vida en democracia”. Israel tiene mucho odio y resentimiento acumulados. ¿Cierto?
Lo de Ucrania fue planificado y provocado por el Club y ejecutado al pie de la letra por el gobierno gringo y su brazo armado, la OTAN, que lograron convencer a idiotas y a ilusionistas que la diplomacia era inútil, que “¿para qué diálogos?”, que la guerra era inevitable. Quienes les creyeron cometieron un craso error: no darse cuenta que el otrora ladrón y corrupto fue el elegido para “y que” llevar las riendas de una nación; que la OTAN incumplió lo pactado con Rusia de no extenderse hacia oriente, ni que Ucrania no entraría a la OTAN; no intuyeron que era el peón que permitiría incendiar la zona, resultado trágico de la crisis en Ucrania, como arma de doble filo: si ganaban, cercaban a Rusia; si perdían, sancionaban a Rusia por “invasora”. No esperaban que todo les saliera al revés ni que sus medidas retornarían como bumerán para afectarlos pues Rusia está ganando territorio que nunca más abandonará, su gas y su petróleo, además de subir de precio, se han convertido en sus mejores armas que han puesto a los lacayos de la UE de rodillas. Y como cuando Napoleón, se acerca el invierno.
El periodista Marc Vandepitte sostiene que “la verdad es la primera víctima de la guerra… Antes de la guerra se describía a Ucrania como «el país más corrupto» de Europa; hoy en día el país es el epítome de los ideales liberales. Antes del conflicto había problemas con los neonazis. Posteriormente se presentó a estos grupos como héroes. Y así sucesivamente”. Según Serguei Shoigú, ministro de Defensa de Rusia, «Ucrania fue elegida como instrumento de guerra híbrida contra Rusia». Pero, ¿qué hay del futuro de Europa que se ve ensombrecido por esta guerra? Así se firme un alto al fuego entre ambos bandos, la recesión europea no la para nadie, por lo copioso de los recursos utilizados para “ayudar” a Ucrania a “pedido” de su “mejor amigo”, EEUU. Ninguna guerra es diferente de otra, la causa efecto será la excusa, las consecuencias siempre serán las mismas, las mismas que siempre olvidamos: muerte y destrucción pana unos, y efectos colaterales para otros. Estados Unidos necesitaba un enemigo y se decidió por Putin y Rusia. Bien, despertó al oso y ahora no puede con él.
El que siembra vientos cosecha tempestades. No puedes imponer sanciones a una nación libre y soberana, financiar y enviar armas a su enemigo en guerra para que maten a sus soldados y luego esperar que esa nación te ayude a soportar los embates del clima, cumpliendo un “contrato” de suministro de gas y petróleo. O sea, te sanciono y apoyo a tu enemigo y tú me tienes que ayudar. Causa risa que el portavoz de la Comisión Europea afirme (sic): “Es una prueba del cinismo de Rusia que prefiere quemar el gas en lugar de cumplir los contratos”, mientras la UE sigue enviando armas y financiamiento para que maten soldados rusos. Rusia decidió cerrar el grifo de gas hasta que se levanten las sanciones. Ya no son pocos los países que aceptaron las condiciones rusas y están pagando en rublos, pero tampoco son pocos los que se están quedando sin gas, entre ellos los del viejo continente. Los precios de la energía habían aumentado en toda Europa tras una caída en el suministro y ahora con el cierre definitivo del grifo de gas, se hará impagables.
Los pueblos han empezado a protestar por ser ellos los que sufren las consecuencias de decisiones que nada tienen que ver con la seguridad de sus países. Exigen que se deje de suministrar armas a Ucrania porque no es su guerra, así como que levanten las sanciones ilegales impuestas a Rusia a solicitud del gobierno gringo. La rusofobia les ha costado el bienestar de sus pueblos y el cargo a varios gobernantes y están a punto otros. El RU, Hungría, Italia, Finlandia y otros, como Checoslovaquia, van por ese camino. Por eso Orbán se desmarca de Bruselas y Hungría comprará más gas ruso. Por su parte, Rusia jamás ha negado su intención de obligar a la UE a levantar las ilegales y unilaterales sanciones por la operación especial de desnazificación de Ucrania. Para ello su mejor arma es el crudo invierno que toca las puertas europeas. Así que Moscú no piensa reabrir el grifo cerrado del gas. Dimitri Peskov, portavoz del Kremlin, culpó de ello a las sanciones «introducidas contra nuestro país por países occidentales, incluidos Alemania y el Reino Unido». «No existen otras razones que pudieran causar problemas con el bombeo», reveló. ¡O corren o se encaraman!
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