Los Angeles Lakers (2-5) ganaron su segundo partido de la temporada a costa de unos New Orleans Pelicans (4-3) en los que volvió a quedarse sin jugar Willy Hernangómez, el MVP del último Eurobasket.
El equipo angelino se impuso en la prórroga 120-117 en el Crypto.com Arena tras un final del último cuarto de infarto.
Matt Ryan forzó la prórroga 111-111 con un triple sobre la bocina después de que Dyson Daniels fallase dos tiros libres a falta de 1,6 segundos para el final que hubiesen dado el triunfo a los Pelicans, que se habían adelantado 108-111 a falta de 7,8 segundos para el final con un mate de Larry Nance Jr.
LeBron James se quedó a dos asistencias del triple-doble tras sumar 20 puntos, 10 rebotes, 8 asistencias y 2 tapones.
Lonnie Walker IV (28), Anthony Davis (20+16), Troy Brown Jr. (15+10) y Russell Westbrook (13+7+9) fueron los grandes destacados del triunfo de los Lakers, que desperdiciaron 16 puntos de ventaja en el tercer cuarto, junto a ‘King’ James y el héroe inesperado Matt Ryan, que en 18 minutos firmó 11 puntos (3 de 9 triples), 2 rebotes y 1 asistencia.
Zion Williamson (27+5+7), CJ McCollum (22+9+8), Jonas Valanciunas (9+19), Larry Nance Jr. (11+8) y Jose Alvarado (15) fueron los mejores de unos Pelicans que vieron como se les escapó el partido entre los dedos y en los que volvió a no jugar ni un segundo Willy Hernangómez.
¿Quién es Matt Ryan, el héroe inesperado? Trabajó en un cementerio y fue repartidor de comida
Matthew Richard ‘Matt’ Ryan es un alero de 2,01 m. y 25 años que promedia 4,6 puntos en 11,2 minutos en los cinco partidos que ha jugado en la NBA (1 con los Celtics la pasada temporada y 4 con los Lakers el presente curso).
Ryan jugó en tres universidades (Notre Dame, Vanderbilt y Chattanooga) en la NCAA, no fue drafteado por la NBA, firmó por los Grand Rapids Gold de la G League y defendió la camiseta de Estados Unidos en las ventana FIBA.
Matt Ryan estuvo probando por los Lakers en verano, y convenció con su rendimiento a LeBron James, que pidió a la franquicia angelina que apostase por él.
«Cada mañana, Matt Ryan aparecía puntualmente a las 7.00 horas en el cementerio de Yonkers, en Nueva York, para comenzar su jornada de trabajo. En ocasiones, llevaba ocho capas de ropa puestas para combatir los seis grados bajo cero que había. Su labor era cortar el césped, limpiar los palos y las hojas del suelo, colocar tierra fresca cerca de las tumbas… Desde luego, no era el trabajo de su vida. Tampoco parecía una gran aspiración para alguien licendiado en Económicas y con un MBA. Pero sí era uno que le permitía compatibilizarlo con cuatro horas de entrenamiento en solitario diarias. Su sueño era jugar en la NBA», explica Nacho Duque.
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