Tomó las armas para defender a Ucrania… y dos años después vuelve a reinar: el infinito Vasyl Lomachenko. La carrera del campeón del peso ligero está llena de episodios remarcables que le hacen uno de los deportistas más inolvidables
Las cicatrices que cada uno lleva en el cuerpo definen las historias que cargan a sus espaldas. Las de Vasyl Lomachenko (Belgorod-Dniéster, Ucrania, 1988) son profundas. Unas de éxito, tras ser uno de los mejores púgiles, por técnica y pegada, de todos los tiempos. Y otras de algo más allá, por valores y convicciones que cambian eso, las vidas. En poco más de dos años, la carrera de Lomachenko pasó por todo tipo de episodios. Unos trágicos, la guerra. Otros de éxito, al tumbar a George Kambosos en Perth por la corona de la IBF en el competidísimo peso ligero. Un camino infinito.
Lomachenko tiene sus raíces en Belgorod-Dniéster, una ciudad en el óblast de Odesa. El punto es clave porque la tercera ciudad de Ucrania es una zona de conflicto en medio de la guerra que el Kremlin inició. Allí se asienta la fuerza naval ucraniana y es un punto de exportación clave. Rusia intensifica allí sus bombardeos.
Cuando todo estalló y Lomachenko ya era una estrella del boxeo mundial tras una brutal carrera como amateur y un salto lleno de cinturones en los ‘pros’ decidió cambiar su vida. Vivía en Brooklyn y viajó de inmediato a su país. Cambió su enfoque vital. Se centró en la defensa de Ucrania y en la religión, y su carrera, ya legendaria y con un currículum inigualabla, tomó otro rumbo. «Me cambió la vida, pero no como deportista», relató.
Tardó 10 meses en regresar a pelear y tras batir a Jamaine Ortiz se citó con Devin Haney por el título unificado del peso ligero. Cayó con el entonces imbatido y la decisión fue de suma polémica. ¿Era su fin como boxeador? Podría ser un camino. Es de sobra conocido que el ucraniano no es un peso ligero, coge demasiados kilos para pelear con mejores rivales en lugar de arrasar en el pluma. Pero busca la gloria.
El boxeo lo sabe y los organismos todavía le dieron más opciones conscientes de su estatus. Dos años después de su marcha y regreso desde el frente, recibió un premio deportivo. Peleó en Australia, como visitante, contra el valiente Kambosos. Dio un recital, impactando 175 golpes, 105 de ellos de poder y solo recibiendo 40. Noqueó en el undécimo ‘round’ y levantó el cinturón de la IBF.
Algunas cicatrices se curaron. Mientras Rusia sigue atacando su ciudad, Lomachenko defiende a Ucrania en el boxeo. El mismo que tiene el récord no profesional más apabullante de la historia, con 396 victorias y una derrota. Con dos medallas de oro olímpicas. El mismo que fue campeón del peso pluma por la WBO, del súper pluma por la WBA, del ligero unificado… ‘Loma’ ganó. Infinito púgil.
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El Pepazo/Marca