Leonardo Núñez Martínez
Quienes eran buenos bateadores en el «Claro de las Cabimas» en Cataneja necesitaban etiquetar y burlarse extravagantemente de los que mal lo hacían, es decir, aquellos «ponchones» consuetudinarios que no le bateaban a ningún pitcher así éste les lanzara «bombitas». El aquipo de San José daba pena cuando jugaba en Machiques y lo «apalastraban» los jonroneros y lanzadores de La Sabana y el Triángulo.
En esos tiempos, el Catire Orozco, Noíto Martínez y Choni Sabril, lograron encontrar este refrán que en Maracaibo se usaba desde finales de los años 30 del siglo pasado cuando los muchachos de Veritas, Belloso, Saladillo, El Empedrado y toda la ciudad no salían del asombro que les producía el tamaño de casi 20 metros del reservorio de gas plateado construido para la primera red de gas urbana y que todavía puede verse estando cerca de la avenida Santa Rita o la calle Falcón.
En adelante, con emoción si el bateador era contrario, con resignación si quien llegaba al «home» pertenecía al equipo local, los catanejeros y zulianos aficionados al beisbol premonizan un «ponche seguro» para el mal jugador que se planta junto al «plato» con un bate en la mano y por conocerlo comenzaron a decir como hoy que «no le pega ni a la bola del gas».
Distintos a Miguel Cabrera, José Altuve, Luis Arráez y Ronald Acuña, que le pegan a todo lo que les lancen, aquéllos que llegan con arrogancia, improvisación, incompetencia o desconocimiento a un cargo público; ésos que asumen un ministerio, secretaría, dirección o coordinación para enriquecerse, armar sectas o mafias; y aquéllos que al llegar a esos cargos no oyen, no rectifican y no se sacrifican en favor del interés común, al final de su gestión fracasarán, se «poncharán» como los malos bateadores que «no le pegan ni a la bola del gas».
¡ORGULLOSAMENTE MONTUNO!
Para recibir en tu celular esta y otras informaciones, únete a nuestras redes sociales, síguenos en Instagram, Twitter y Facebook como @DiarioElPepazo
El Pepazo