Algunos fármacos de uso frecuente pueden deshidratarnos en verano. Saber cuáles son, nos ayudará a tomar medidas, sobre todo entre la población más vulnerable como son los niños y los mayores.
Joanna Guillén Valera
Una ola de calor puede provocar de por sí efectos en nuestro organismo, como el agotamiento y la deshidratación. Además, hay colectivos (ancianos, lactantes, niños y pacientes con patologías crónicas y dependiente) que son más vulnerables ante ese fenómeno. Y a ello hay que sumar la vigilancia a los medicamentos que pueden afectar sobre todo a la hidratación, pero también a la presión arterial o los estados de vigilia.
Según explicaLourdes Martín, del Centro de Información del Medicamento (CIM) del Colegio de Farmacéuticos de Sevilla, ante la llegada de una ola de calor, los medicamentos que debemos tener en cuenta especialmente son aquellos que pueden influir en el estado de hidratación del paciente.
En función del mecanismo de acción, hay que tener especial cuidado con aquellos que provocan alteraciones en la hidratación y/o trastornos electrolíticos; los que pueden afectar la función renal; los fármacos que presentan un perfil farmacocinético que puede verse afectado por la deshidratación; y aquellos que pueden alterar la termorregulación central o periférica. Asimismo, es importante prestar atención a los medicamentos que pueden inducir una hipertermia.
Respecto de los tratamientos farmacológicos, desde el Colegio de Farmacéuticos de Sevilla señalan que hay que prestar atención a los siguientes medicamentos:
- Diuréticos: Su mecanismo de acción provoca un aumento tanto de la producción como de la eliminación de orina, lo que puede desencadenar deshidratación y otras alteraciones delectrolíticas. Algunos diuréticos peligrosos son: la furosemida, los tiazídicos y los diuréticos distales.
- Laxantes: Pueden producir diarrea, especialmente aquellos que contienen sales de magnesio.
- Antiácidos: Debido a que en algunos existe presencia de sales de magnesio también pueden provocar diarrea osmótica.
- Antibióticos: Aumentan el riesgo de diarrea.
- Antiarrítmicos
También es importante prestar atención a los medicamentos que pueden alterar la función renal:
- Antihipertensivos: IECA y ARA II, Empeora los efectos producidos por el calor debido a la alteración de la función renal además de aumentar el riesgo de hiperpotasemia.
- Antiinflamatorios (AINES)
Según el COF de Sevilla, también hay que atender a los fármacos que presentan un perfil farmacocinético que se puede ver alterado ante una situación de deshidratación:
• Digoxina
• Algunos antidiabéticos orales
• Antiepilépticos: Sobre todo el Topiramato
Medicamentos que pueden impedir la pérdida calórica y/o pueden inducir a una hipertermia:
• Antidepresivos
• Neurolépticos
• Antihistamínicos de primera generación
Otros medicamentos a tener en cuenta:
• Beta-bloqueantes (Porque limitan el aumento del gasto cardiaco)
• Benzodiacepinas (Alteración de la vigilia y de las facultades de defensa contra el calor)
Podemos considerar que los pacientes que toman este tipo de medicamentos, presentan un mayor riesgo de que su estado de salud se vea agravado por los efectos de una ola de calor (junto con ancianos, lactantes, niños, dependientes y crónicos).
Como explica Andrés Navarro, jefe del Servicio de Farmacia del Hospital General Universitario de Elche y vocal de Hospitales del COF de Alicante, por grupo de pacientes hay que tener encuenta que algunos tratamientos para la hipertensión (captopril, enalapril o losartan), «pueden producir o agravar un síndrome de agotamiento-deshidratación o de golpe de calor, ya que provocan alteraciones en la hidratación y/o trastornos electrolíticos y pueden afectar la función renal».
Asimismo, existen medicamentos que pueden impedir la pérdida calórica, como aquellos con propiedades anticolinérgicas (algunos antidepresivos, antihistamínicos, antiparkinsonianos, entre otros). A esta pérdida calórica también contribuyen fármacos como los vasoconstrictores y algunos antimigrañosos.
Por otra parte, hay medicamentos que pueden producir una hipertermia, es decir, un aumento de la temperatura corporal y otros grupos pueden agravar los efectos del calor al bajar la presión arterial y alterar el estado de vigilia, como el diazepam o bromazepam. A ellos, se suman otros como los antiácidos, con «posible efecto laxante por la sales de magnesio», comenta María Jesús Hernández, titular de la Farmacia Blanquerías (Valencia). Y los propios laxantes, que presentan el riesgo de «deshidratación por diarrea osmótica», añade Hernández.
¿Cómo actuar?
Si algún paciente toma esos medicamentos, debe «consultar a su farmacéutico que le asesorará sobre qué precauciones tomar y si lo considera necesario remitirlo a su médico», añade Navarro. Martín incide en que «podemos considerar que los pacientes que toman este tipo de medicamentos, presentan un mayor riesgo de que su estado de salud se vea agravado por los efectos de una ola de calor (junto con ancianos, lactantes, niños, dependientes y crónicos)».
Desde el COF de Sevilla se hacen una serie de recomendaciones: «Como medidas preventiva más importante e inmediata se considera establecer una vigilancia del estado general del paciente, estableciendo si son capaces por sí solos de adoptar medidas preventivas. Si no fuera así, sería recomendable informar a familiares y cuidadores».
También es importante dar a conocer los signos y síntomas de enfermedades causadas por el calor así como el agravamiento que la toma de estos fármacos puede provocar; y recomendar la ingesta de suficiente agua fresca (un vaso pequeño cada 15-20 minutos, en razón de la sudoración) incluso sin sed.
Asimismo, conviene recordar que se debe usar ropa ligera y transpirable, evitando la ropa apretada (por ejemplo, de algodón); tomar descansos frecuentes y cortos en lugares frescos y con sombra (que permitan que el cuerpo se refresque); hacer comidas frecuentes, frescas y ligeras, y evitar cafeína y bebidas alcohólicas (estas bebidas hacen que el cuerpo pierda agua y aumente el riesgo de desarrollar enfermedades causadas por el calor). En recomendaciones específicas, por ejemplo, Hernández señala que para evitar el riesgo de los laxantes es necesario «consumir más fibra y verduras y evitar los que llevan sales de magnesio en su composición».
Conservación de medicamentos
El calor puede afectar directamente al medicamento, especialmente si este se encuentra muy expuesto a altas temperaturas, haciendo que pierda su efecto o pueda provocar efectos adversos. Por ello no hay que olvidar que durante todo el año, y muy especialmente en momentos en los que la temperatura ambiente sea muy elevada, deben ser conservados en lugares frescos y secos, no expuestos directamente a la luz solar.
Dentro de los lugares menos secos en los domicilios están la cocina y el baño, con lo que no son los más adecuados para la conservación de medicamentos; sin embargo, muchas veces son los más habituales. Hay medicamentos que pueden ser guardados en la nevera a unos determinados grados y esto se indica en el prospecto, por lo que es muy importante leerlo para conocer su adecuada conservación.
Los medicamentos a conservar entre +2 ºC y +8 ºC «se guardan generalmente en frigoríficos o en cámaras de frío. En caso de temperaturas externas elevadas, está recomendado utilizarlos tan pronto como se hayan sacado del frigorífico», comenta Martón.
Respecto a los que se deben conservar a una temperatura inferior a 25ºC o a 30°C, comenta, «si se supera puntualmente (algunos días o algunas semanas) estas temperaturas no tiene consecuencia sobre la estabilidad o la calidad de estos medicamentos».
También hay que tener en cuenta algunos casos especiales, como las formas farmacéuticas específicas (supositorios, óvulos, cremas…). «Son muy sensibles no por el principio activo, sino por la propia forma farmacéutica», comenta Hernández. En estos casos, añade Martín, estableceremos un juicio de calidad de estos medicamentos después de la exposición al calor porque el aspecto del producto al abrirlo (aspecto normal y regular, supositorio no derretido, etc…) es el que indicará si el medicamento ha sufrido algún efecto derivado de su exposición a altas temperaturas o no», señala Martín.
Y como norma general, «todo medicamento cuya apariencia exterior se vea modificada no debe ser consumido». A la hora de transportar los medicamentos, durante las vacaciones, por ejemplo, «debe evitarse guardarlos en la guantera o maletero del coche porque esos lugares alcanzan temperaturas muy altas”, concluye Navarro.
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