Pese al mágico Jokic, igualan la final. Jamal Murray tuvo un triple para mandar el partido a la prórroga pero el balón no entró gracias a una gran defensa de Jimmy Butler
El finalista más improbable de la historia. El equipo imposible. Construido entre no drafteados, estrellas discutidas, pero con una cultura de franquicia legendaria. Los Miami Heat lo volvieron a hacer. Tomaron Denver, robaron el factor cancha al tumbar a los Nuggets (108-111) de un Nikola Jokic espectacular (41 puntos, 11 rebotes). Pero solo. El ‘Joker’ no hizo su jugarreta, solo no puede ganar al medirse a una lección de conjunto. Es el mejor jugador de la serie, pero al baloncesto, de momento, juegan cinco.
Pasó ante Boston. Nueva York. Milwaukee. Los Miami Heat vivirán al límite de la muerte. Y si en el primer partido de la final no entraron triples, en el segundo fueron 17. Con un cuarto final para la historia. Entre defensa, la potencia del reivindicativo Adebayo (21+9), Butler decisivo cuando era el momento (21+9) y un Vincent líder desde el tiro (23).
Miami ganó. Porque Miami cambió radicalmente la salida al segundo choque. Miami se quitó el miedo, Max Strus aplicó el manual del tirador. Si fallas, tira. Si sigues fallando, sigue tirando. El ’31’ anotó cuatro de inicio en el primer cuarto castigando a unos Nuggets despistados atrás. Jokic tuvo que coger la batuta de los ataques, entre parones de Malone (15-24, 8′).
Braun y Brown al comando
Ese sofocón inicial tuvo contestación en unos Nuggets pacientes. Jokic siguió percutiendo (11 puntos en el primer cuarto) y la segunda unidad, con Braun y Brown a la cabeza, local igualó la contienda (23-26, 12′). Lanzó a Denver, que se enchufó a un ritmo tirador imposible en el inicio del segundo parcial. ‘Run and gun’, velocidad, defensa y 14-2 de parcial en menos de cuatro minutos. Braun, Brown, Murray -sumando un mate inmenso y un uno para uno ante Adebayo- y Green sacaron el rifle. Denver aterrizaba (44-32, 16′).
Mismos síntomas de los Heat del primer partido. Sin capacidad física hacia dentro, sin chocar en la pintura. Regalando a Denver aire y capacidad para romper. Pero son inquebrantables y ajustando defensa -dos contra uno de Butler y Adebayo sobre Jokic- y, por fin, un Butler duro frente al aro metió a los de Florida en el partido (57-51, 24′). Había ‘Game 2’. Miami siempre está.
El tercer cuarto del ‘Joker’
Más cuando Miami salió con la misma receta que en el inicio del primer partido. Tiro y con acierto. Dos triples de Vincent igualaron la contienda (64-64, 27′), pero Denver mantuvo el tipo. Jokic siguió en la lucha, inventándose tiros libres y canastas imposibles, dejando en menos el acelerón de los Heat. Tanto defensivo, con Love inmenso en las ayudas y sacrificio, como en mejor ataque (73-70, 33′).
Incluso tras un triple de Lowry tuvieron bola para empatar, pero apareció Jokic. Se cansó de permitir, y desplegó dos minutos de absoluto dominio. Defensa, robo e influencia a canasta. Una. Otra. Otra. Hasta 18 puntos en el tercer cuarto que daba vida a los Nuggets en su momento más complicado de la final (83-75, 36′). Eso sí, no estaba todo dicho.
Los Heat cambian la historia
Estaba ‘Joker’, en toda su expresión. Pero Miami estaba muy metida, demostrándolo con ocho puntos de salida en el último cuarto de Duncan Robinson. El controvertido tirador mantenía el pulso (85-83, 38′), se sumaba Vincent desde el triple y otra más de Duncan para un 10-0 que colocaba a Miami por primera vez al mando desde el 27-29 (85-88, 39′). El acelerón de los Heat, más que notable añadiendo la inteligencia de Vincent. Denver tenía que reaccionar.
Ahí reside la magia de Miami. Viven una y otra vez. Denver se conectó en los dos minutos finales, entre las barbaridades de Jokic y dos triples de Murray. Pero Butler aceleró. Golpeó desde la media distancia, nutrió a Adebayo y decidió tomar a Murray en la posesión final. El canadiense gestionó su posesión, tuvo un buen tiro para igualar… y fue al hierro. Ganaba Miami, caía Denver. 1-1 en la final.
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El Pepazo/Marca