Un triple de Jrue Holiday tras ‘step-back’ mantiene al equipo de Wisconsin con 6-0. Antetokounmpo y Holiday contundentes.
Cuando se juega iluminado nadie puede pararte. Y si se suman actuaciones que legitiman esa condición más todavía. Es la filosofía de unos Milwaukee Bucks que firmaron ante los Pistons su pleno (110-108) en el inicio de NBA. No hay ningún equipo como el suyo, ni tan serio ni tan decidido. Dando igual contextos difíciles o finales en los que se pide algo más. Es un estado de felicidad permanente que los de Mike Budenholzer no aplacan.
Los Bucks son muchas cosas, pero ante todo un equipo que se conoce y sabe dónde fallaba. Sin eso no se entiende que su segundo mejor jugador (eso dicen las últimas temporadas y las selecciones para el All-Star) no pise el parqué en la 2022-23 y el equipo siga sumando triunfos. Con las otras dos estrellas dando el callo todos los partidos. Giannis Antetokounmpo, del que todos conocemos vida y obra, y un Jrue Holiday rejuvenecido.
Ante los Pistons no fue un día de aplastamiento y show de 48 minutos. El partido llegó apretado a los momentos decisivos, y emergió algo que otros cursos podría cargarles de problemas. Empató Stewart a 105 dentro del último minuto, y Jrue Holiday cogió el toro por los cuernos viendo lo bien plantado en zona que estaban los de la ‘ciudad del motor
«Los grandes jugadores hacen grandes jugadas», dijo, de forma acertada, Dwane Casey, técnico de los Pistons. Algo más alterado estaba Bobby Portis, que lo resumió más si cabe. «Es un mago», sentenció. En Milwaukee se ha decretado el estado de felicidad. A ver quién les para..
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