La estrella de los Lakers se prepara para cumplir el sueño de jugar junto a Bronny
Más allá del debate de si Bronny se merece, por su talento, una oportunidad en los Lakers o si el hijo de la estrella será útil en los de púrpura y oro, que eso será el tiempo el que lo dicte, el componente ‘romántico’ de ver a padre e hijo compartiendo cancha, vestuario, derrotas y victorias será uno de los focos más importantes de la temporada. Pero antes hay que asfaltar el camino, sobre todo ahora que se acerca el momento de la pretemporada, la primera en la NBA de Bronny.
Parece claro que, sobre todo al principio, cada palabra y cada gesto serán escrutados con minuciosidad por todo el mundo. Más allá de a canasta de Bronny será casi más importante lo que se digan padre e hijo en cancha, o cómo lo digan. Y por eso LeBron pretende dejar clara algunas cosas.
La leyenda ya ha establecido algunas condiciones a su hijo en un reciente podcast llamado The Shop. LeBron prepara el terreno para la convivencia más saludable posible dentro del ambiente del vestuario y de la cancha y establece que la relación padre-hijo tiene que tener unas reglas cuando se trata de trabajo:
«No puede llamarme Papá en el lugar de trabajo. Una vez terminemos el entrenamiento y salgamos por la puerta del pabellón, puedo ser Papá de nuevo en el coche, si volvemos camino a casa. Pero en la pista, tendrá que llamarme de otra manera, como ‘2-3’, ‘Bron’ o incluso ‘GOAT’ si lo prefiere», dijo LeBron entre la seriedad y la broma.
Y acabó de nuevo de nuevo lo que debe hacer Bronny: «No podemos estar corriendo por la pista y que él esté gritando: ‘¡’Papá’, pon el balón arriba! ¡Papá, estoy abierto! ¡Papá, vamos!’ No, no puedes hacer eso, no funcionaría».
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El Pepazo/Marca