Nuggets-Heat: Jokic contra la historia del baloncesto

Todos los caminos conducen aquí. Denver Nuggets y Miami Heat se miden en las finales de la NBA, la batalla por el título de campeón. El objetivo de todo proyecto deportivo. El Larry O’Brien que pertenecía a los Golden State Warriors se pone en liza para una batalla que cita a dos formas de entender el baloncesto. El ataque y perfección contra el aro desde el estado de Colorado que lidera Nikola Jokic, el gran jugador de los Playoffs, ante el milagro, la reivindicación constante y la superación desde el sur de Florida que enarbola Jimmy Butler. Dos estrellas, a por su primer anillo.

Son las finales que nadie quería… excepto ellos. «El partido ideal siempre será Lakers… contra Lakers», contaba David Stern cuando gobernaba la NBA. Dos mercados sin el volumen de negocio de otros, culturas deportivas diferentes, pero con equipos que cumplieron a la perfección su papel en los Playoffs. Los Nuggets acabando por la vía rápida con la eclosión de Suns y Lakers. Los Heat, ante uno de los grandes milagros. Son un cabeza de serie ocho en la final de la NBA, sólo los Knicks en la 1999 lograron algo así. Un triunfo cambiaría la historia de la NBA.

Jokic, el jugador de los Playoffs

Contra la historia está Nikola Jokic. Sus Playoffs son desmesurados, liderando un ataque que se desmelena. En primera ronda firmó 26,2 puntos, 12,4 rebotes y 9 asistencias, en semifinales subió a los 34,5+13,2+10,3 y en la final destrozó a Anthony Davis con 27,8+14,5+11,8. Los Lakers jamás pudieron pararle e incluso firmó el ‘clean sweep’ al defender a LeBron James a las mil maravillas en la última oportunidad de ampliar la final de conferencia.

Jokic es el único de la historia, junto a Wilt Chamberlain (en 1967) en promediar un triple-doble en back-to-back. «Dadle su maldito respeto. Los MVP son reales. Las narrativas son idiotas. ¿De verdad creéis que fuerza para hacer estadísticas?», relató Mike Malone, técnico de Denver.

Dadle su maldito respeto a Jokic

Mike Malone

Al lado del ‘Joker’, una plantilla que pese a su rotación corta es el ataque más determinante. 116,4 puntos de media, 49% de acierto en tiros de campo y 39% desde el triple, el segundo mejor en cada aspecto. Jamal Murray es el ‘factor x’, con una serie magnífica ante los Lakers y sus 10 partidos de 25 o más puntos en Playoffs. Caldwell-Pope o Porter Jr. como tiradores, o la fuerza defensiva de jugadores con Bruce Brown. Una máquina casi perfecta.

El milagro de Butler

Ante Jokic está la historia de superación de los Miami Heat. Es un equipo construido bajo una cultura ganadora apabullante. Empieza desde el despacho, con Pat Riley en sus finales número 19 como jugador, entrenador o dirigente, pasa a la pizarra de la mano de Erik Spoelstra y llega al parqué con Jimmy Butler. Así se fabrica una plantilla llena de jugadores no elegidos en el Draft, figuras como Caleb Martin, que en Playoff pasan a competir. Y ganar. «No les llamo jugadores de rol. Les llamo compañeros», repite Butler.

En su camino han caído los dos mejores equipos de la temporada regular, Milwaukee Bucks y Boston Celtics. Con la energía de Jimmy Butler para decidir, la defensa para nublar ataques en los que la desaparición de las estrellas fue la norma, y con un gran 39% desde más allá del arco. Una historia épica, pero no de Cenicienta. «Se lo dije a mi equipo. Olvidemos que sea el cabeza de serie 8. Para los que piensan que es fácil, no sabéis lo que decís. Es el mayor desafío de nuestras vidas», contó Mike Malone.

Es el mayor desafío de nuestras vidas

Mike Malone

Quedan cuatro más

Jimmy Butler

Es la final. Siete, como máximo, partidos. David, con los Miami Heat que buscan ser los primeros cabezas de serie 8 con un título de campeón, contra Goliat, el perfecto Jokic y sus Denver Nuggets. Una batalla por el título. Un anillo que vale una carrera. Y para el que están listos.