Una crónica arepera y deportiva, con la carga de la infaltable jocosidad de su creador, el profesor Sioux Fernández…
Luis Carlucho Martín
A mediados de los 80 el beisbol menor caraqueño aún vivía una transición entre deporte y negocio; es decir, deporte-pasión-fiebre le empezaba a dar paso al deporte-firma-dólares. Todo era beisbol. Uno se iba para un sitio de rolling o de fly. Cuando llegabas a un restaurant no pedías la carta sino el lineup. Si el mondongo encabezaba la lista le reclamabas al mesonero, en son de jodedera, que ese primer bate era muy pesado…si la jeva estaba fea era un foul, y si está buenísima era un jonrón…
Era la final distrital infantil de la Limenor en el campo de La Planicie –ahora 4F–. Se enfrentaba Coracrevi, dirigido por Graciano Ravelo, contra Senadores, del Chino Aponte. Estos perdían el juego 2-1 y venían por su último chance.
Largas colas de gente en el kiosco, justo detrás del home, para degustar la redondez geométrica producida por las manos de doña Eulalia: Las mejores arepas de dominó que se recuerden.
Con dos outs venía a batear la última esperanza del home club, el Loco Elio, hijo de doña Eulalia. Con aplausos y cornetazos festejaron su oportuno hit. Coño, con esa empatamos, dijeron sus compañeros.
Desde la ventana del tercer piso del bloquecito que está por el leftfield, la gritadera se intensificó. Era la señora Irma (mamá de Víctor Aguado, el popular Tico, tremendo pelotero), quien desde su palco privado servía incluso de pizarra humana.
El Chino ordena “correr y batear”. En el dogaut, Sioux, Ciro Colina (el pitcher de los spike puntas cuadradas), Cristian Guzmán (actual scout de los Dodgers), Tiowald Hernández, Kike y el excelente cátcher Freddy Campos, temían que el Loco no hubiese agarrado la seña. Elio arrancó de primera y salió un hit a la derecha. Por eso siguió hacia tercera. Todos le hacían señas. Le rogaban que se deslizara porque el rigtfield tenía buen brazo y lo podía reventar el antesalista visitante, Juan Muñoz. En efecto, el Loco, que no obedeció a súplicas ni señas, fue out esperado.
El Beto Méndez, Jhonatan Arraiz, Juan Carlos Indriago, y el resto de los dirigidos por Ravelo saltaron al campo a celebrar: ¡Coracrevi campeón!
La otra cara de la moneda estaba en la cueva de Senadores, donde todos, incluyendo al Chino, amotinados, le reclamaron al pobre Loco “¿por qué coño no te deslizaste?” Y Elio, con inmutable candidez, sacó un redondo envoltorio de papel de aluminio de uno de sus bolsillos y les dijo, si me lanzo se me jode la arepita que con tanto cariño me hizo mi mamá… Es que no se atrevía a dejarla en su bolso porque los compañeros malaconducta ya le habían quitado como diez arepas en juegos anteriores… Ellos aún se lamentan, pero si el Loco se hubiese deslizado no estuviésemos degustando esta sabrosa historia…
Para recibir en tu celular esta y otras informaciones, únete a nuestras redes sociales, síguenos en Instagram, Twitter y Facebook como @DiarioElPepazo
El Pepazo