Manuel Paredes
La incertidumbre se cierne sobre la economía venezolana para el próximo año, diversos escenarios se plantean pero en todos ellos el desenlace electoral el de Enero próximo es clave para la estabilidad o no del país. Aunque la CEPAL plantea un crecimiento para el próximo año de 2.3% del PIB, existiendo actualmente una desaceleración de la inflación como parte de la política del régimen de mantener bajos los salarios, casi inexistentes, un bajo consumo de la población, pero contradictoriamente un mayor nivel de enriquecimiento de los que obtienen mas ganancias, lo que conlleva a un país de contrastes.
La grave crisis de energia en Europa, producto de la guerra en Ucrania ha permitido la flexibilización de las sanciones petroleras en el país, con lo cual Chevron y otras empresas cuentan con licencia para explotar el crudo
venezolano y exportarlo hacia Europa y Estados Unidos, lo que ha llevado a un incremento a la producción con alrededor de 900.000 B/D. Estas condiciones han permitido un aumento notable de 8,78% del PIB durante
el segundo trimestre de 2024. Esta cifra sigue al incremento de 8,40% registrado en el primer trimestre de este año en comparación con el mismo periodo de 2023. Estas condiciones han incidido en una mayor demanda de la
divisa norteamericana, a pesar que el BCV vende a las empresas un cupo en dólares, la población está requiriendo de más divisas.
Por otra parte, como es sabido, el dólar es una mercancía que está sujeta a la oferta y demanda, lo que ha llevado a una elevación en la cotización en el mercado paralelo, por el aumento de dicha demanda. A la vez aunque crece el uso del bolívar con precios del mercado paralelo, también se vende en dólares.
Estableciéndose una brecha entre el dólar a precio del BCV y el mercado paralelo, lo que incide en forma negativa, en parte porque el BCV ha disminuido la venta de dólares y ello permite el aumento de la divisa en el
mercado alterno.
Esta política conlleva a un mayor empobrecimiento de la población y con ello la caída del Producto interno, esto hace disminuir la posibilidad de un mayor crecimiento económico para el país. No les interesa el crecimiento de la producción, sino la importación. Manteniendo una baja inflación con la exigua demanda de los trabajadores.
Pero como al capitalismo les interesa una baja inflación para mantener en alza la cuota de ganancia del capital, también les conviene un aumento del precio del dólar, lo cual el régimen lo utiliza para pagar los bonos por debajo del precio del mercado, con lo cual se reduce el salario real. Además de favorecer a la boliburguesía al comprar dolares barata (BCV) para especular e importar a precios más competitivos .
De manera que para el año que viene, la situación política en el marco de las contradicciones interimperialistas en los conflictos del medio Oriente y la guerra en Ucrania, el avance de los BRICS como países que tienen la capacidad de invertir en mundo, estarán atados a la realidad nacional para que el régimen preserve el poder, pero a la vez la presión internacional en el marco de los organismos trilaterales llevaran a una situación que a la vez busque cambiar el rumbo de Venezuela.
La incertidumbre si la guerra de Ucrania prosigue o si con un posible triunfo de Trump esta guerra finalizaría y si Israel termine apoderándose del territorio palestino y del Líbano, cambiaran el rumbo de la situación de crisis del mundo y de su incidencia en la economía, disminuyendo tal vez las expectativas del crecimiento económico mundial y en particular en Venezuela.
Lo cierto, es que frente a este panorama, el papel de los trabajadores y del pueblo es mantener la lucha por el rescate de la libertad y la democracia en el país para que nos conduzca por la senda del desarrollo del país.
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