Ángel Montiel
Lo que no pudo hacer Nicolás Maduro por todas las vías contra el líder opositor venezolano Juan Guaidó lo logró el presidente de Colombia Gustavo Petro, y lo hizo de la forma más inapropiada que pueda hacerla un gobernante, la cual pone en entredicho el carácter neutral del gobierno de Colombia.
De acuerdo con las palabras del propio Juan Guaidó el gobierno de Petro y especialmente su canciller Álvaro Leyva se prestó para un chantaje en convivencia con el régimen de Maduro. Es decir, el gobernante venezolano le dio una orden al mandatario neogranadino y este la cumplió con buen soldado, oh perdón, como buen miembro de en sus buenos tiempos de guerrillero.
Según reiteró el propio Guaidó, si no salía de Colombia estaba en peligro él y su familia en Caracas, extendiendo el alcance de la mano que se aferra al trono de Miraflores.
Recordemos que desde que emergió la figura opositora de Juan Guaidó el régimen de Maduro intentó por todos los medios de afectarlo, debilitarlo, combatirlo, intimidarlo, amenazarlo y, sobre todo, alentarlo a que se fuera de Venezuela. En múltiples videos se ve como los grupos de inteligencia del régimen lo persiguieron, así como los denominados colectivos maduristas y activistas. Trataron de sabotear con violencia sus giras por todas las calles de Venezuela, pero nunca lograron doblegar a Guaidó, quien estaba amparado por la comunidad internacional incluido nuestro país vecino Colombia, hasta el término del mandato de Iván Duque.
Entonces todo cambió al otro lado con la llegada de Petro. Y lo que hemos visto es el peor de los errores que pueda cometer un presidente en el escenario de la diplomacia.
Se irrespetaron los principios elementales del sistema interamericano que exige protección de quienes son perseguidos.
Expulsar un líder de su país sea cual sea ese líder, tiene sus consecuencias, de ahí que es mejor saber manejar las cosas. Y más aún cuando durante muchos años Colombia cobijó ha muchos líderes venezolanos sin importar su estatus migratorio porque sabían perfectamente que eran perseguidos del régimen de Maduro y nunca se antepuso las leyes colombianas de legalidad para darles protección en suelo colombiano. Colombia era un país amigo y ahora no lo es, al menos en el ámbito del gobierno que ya le declaró la guerra a la oposición, aunque Petro hable de paz y todas esas babosadas que le viene en gana.
De esta manera muchos líderes, no solo Guaidó viajaron a Colombia país que sentían como amigo de las causas democráticas, pero con Petro todo ha cambiado. Logró sacar a Guaidó de Colombia a las malas y también lo extrajo de Venezuela algo que no pudo hacer Maduro. La sana oposición debe dar una respuesta contundente de rechazo a esta acción de Petro, más allá de estar o no de acuerdo con Guaidó. Yo, personalmente, tengo muchas discrepancias con su modo de pensar, aunque en este caso es necesario alinearse con su figura, sobre todo porque hasta hace muy poco era un reconocido presidente interino y más de 50 países no pueden equivocarse. Petro sigue colocándose en el lado oscuro de la historia Latinoamérica.
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